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Bebés gemelos: Similares pero diferentes

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jueves, 3 de marzo de 2011

¿El Bebé se parecerá al padre o la madre?


¿A quién se parecerá mi hijo?
Ésta es una cuestión a la que resulta imposible responder, y vas a comprender por qué.

Tanto en lo que respecta al físico como al carácter, tu hijo dependerá de las particularidades hereditarias transmitidas por los cromosomas que sus padres le han legado. La primera célula que dará origen al embrión estará constituida por la unión del óvulo (formado en uno de tus ovarios), que contiene 23 cromosomas, y un espermatozoide de tu marido (contenido en su esperma, el cual se forma en los testículos), que contiene asimismo 23 cromosomas.

Los cromosomas son una especie de pequeños filamentos, situados en el núcleo de todas las células del organismo, y que son el vehículo de los caracteres hereditarios a lo largo de las generaciones.

El niño heredará pues características procedentes mitad de su padre y mitad de su madre, lo cual no significa que el niño sea un calcó de tu marido y tuyo a partes iguales, y eso por dos razones: en primer lugar, porque los cromosomas que le has transmitido (y los que le ha transmitido tu marido) provienen a su vez de la mitad de tu padre y la mitad de tu madre, y así indefinidamente.

En resumen, cada uno de sus ascendientes imprimirá su huella sobre el niño, huella por supuesto menos precisa cuanto más alejada en el tiempo. Cada uno de nosotros ha heredado ciertas características, más o menos difuminadas, que provienen de lejanos ancestros de la Edad Media o de la época de las cavernas, y que transmitiremos aún más difuminadas a nuestros hijos y nietos.

Y en segundo lugar, porque ciertos caracteres hereditarios son más vigorosos que otros; se trata de caracteres dominantes, por oposición a los caracteres recesivos, menos vigorosos. Así, los ojos oscuros prevalecen sobre los claros, y los cabellos rizados sobre los lisos. No obstante, los caracteres recesivos, habitualmente ocultos, pueden reaparecer en el niño cuando se ven reforzados por la existencia conjunta en ambos progenitores.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Consejos sobre Ocio y Vacaciones en la Embarazada


Los ratos de ocio deben orientarse a la distracción, la relajación y sobre todo SI descanso, en especial si realizas un trabajo fatigoso. Unas hofas de reposo tendida sobre el sofá, con las piernas ligeramente elevadas, te liberarán de las fatigas acumuladas durante los períodos de mayor actividad.

Durante las vacaciones, debes saber que:

— los baños de sol son perjudiciales para la piel (paño) y para la circulación venosa. Para cualquier exposición al sol debes proveerte de una sombrilla;

— el baño, ya sea en el mar, en la piscina o en el río, te permite practicar la natación, que constituye uno de los deportes más convenientes en tu estado. Sin embargo, debes tener la precaución de no bañarte jamás en agua fría. Asegúrate pues de la temperatura del agua y mójate de modo progresivo, comenzando por la nuca y la boca del estómago. Por otro lado, la hora del baño en relación con la última comida realizada no tiene ninguna importancia, prácticamente; las fatídicas tres horas después de las comidas, de obligado cumplimiento en nuestra infancia, en realidad carecen de base, ya que la digestión necesita entre seis y ocho horas;

_la altura, por encima de los 1.500 metros, no es recomendable para la mujer encinta, pues dificulta la respiración y disminuye la oxigenación;

_ la inmersión está asimismo prohibida, a causa de los mismos problemas respiratorios;

— respecto al tabaco, abstente de fumar o en todo caso no superes los 5 cigarrillos diarios, ya que la nicotina es muy nociva para el crecimiento del feto.

martes, 1 de marzo de 2011

Actividad sexual y embarazo



La actividad sexual en el embarazo ha sido objeto de varios estudios en los últimos años. Cabe citar los de: Masters y Johnson, sobre una muestra de 101 mujeres encinta; Solberg, sobre 260 mujeres; Pasini, sobre 100 mujeres, y Vellay, sobre otras 100.

Con todo, el más importante es el realizado por Schebat en el hospital internacional de la universidad de París, sobre una muestra de 272 mujeres embarazadas, del cual se han tomado los datos siguientes:

1. Promedio de edad de las mujeres encuestadas: 28 años.

2. Nivel de escolarización: estudios medios y superiores.

3. Frecuencia media de relaciones sexuales en el año anterior al embarazo:
— de 20 a 24 años: 3,86 coitos por semana;
— de 25 a 29 años: 3,05 coitos por semana;
— de 30 a 34 años: 2,25 coitos por semana;
— más de 35 años: 2,50 coitos por semana.

4. Frecuencia media de relaciones en el curso del embarazo:
— primer trimestre: 2,82 coitos por semana;
— segundo trimestre: 2,74 coitos por semana;
— séptimo y octavo mes: 1,87 coitos por semana;
— noveno mes: 0,76 coitos por semana.

5. Porcentaje de mujeres que hayan tenido al menos un contacto sexual en el último mes del embarazo: 58 %.
Tales cifras muestran una disminución de la frecuencia de relaciones sexuales a medida que avanza el embarazo, y asimismo en relación con la frecuencia antes del embarazo. Los estudios de Solberg y de Pasini apoyan dicha conclusión; no ocurre así con los de Masters y Johnson, que hablan de un aumento de la frecuencia en el segundo trimestre del embarazo. Por otra parte, las multíparas mantienen durante más tiempo su frecuencia normal, en contraposición a las primerizas.

Los casos, se da un paralelismo entre la frecuencia de coitos antes del embarazo y durante el mismo: «Las mujeres sexualmente muy activas fuera del embarazo —contacto sexual una o varias veces al día— mantienen una actividad y una frecuencia superiores a la media hasta bien avanzado el mismo. Por el contrario, las que sólo tienen contacto sexual una o dos veces por semana cesan en su actividad sexual bastante pronto, no manteniendo, prácticamente, relaciones sexuales a partir del séptimo mes».

lunes, 28 de febrero de 2011

Embarazo y Parto - El rol del Padre


Ha habido siempre una tendencia generalizada a alejar al futuro padre del mundo misterioso del embarazo y el parto. Puede parecer paradójico si se piensa que está directamente implicado en esta etapa fundamental de la vida de la pareja.


Afortunadamente, es preciso reconocer que desde hace algunos años su papel tiende a ser menos pasivo, y que un número creciente de padres van tomando conciencia de que el hecho de tener un hijo es cuestión de la pareja, y no tan sólo de la madre.
Resulta evidente que su papel físico, anatómico, es menos importante que el de la madre; sin embargo, su papel moral y psicológico es capital.

En efecto, debe ayudar moral y psicológicamente a su esposa desde el comienzo del embarazo; pero también materialmente, evitándole trabajos fatigosos. Me parece justo que desde los primeros meses tome conciencia de que, con un mínimo esfuerzo, puede constituir una eficaz ayuda, encargándose de una multitud de pequeñas tareas, que son el pan cotidiano de la vida familiar, y que los hombres suelen dejar en manos de las mujeres.

Un marido consciente debe esforzarse a cada momento en evitar a su esposa encinta cualquier sobrecarga de trabajo, condescendiendo para ello en lavar los platos, hacer la compra u ocuparse de los niños. Así, por medio de múltiples atenciones diarias, podrá descargar a su esposa de un exceso de fatiga, y jugar un papel activo en los meses del embarazo.

Debe asimismo asistir a las clases de preparación para el parto y tomar parte activa en la repetición de los ejercicios en casa.

Todas esas ocupaciones impiden al padre sentirse ajeno al milagro del nacimiento.

También es conveniente que, siempre que le sea posible, acompañe a su esposa a la consulta, a fin de seguir de cerca el proceso del embarazo y compartir con ella sus alegrías.

La pareja actual vive el embarazo como algo compartido.

Respecto al momento del parto, más adelante hablaré de lo conveniente que es la presencia del padre, sobre todo en el parto «sin violencia». No existen en efecto razones válidas para privar al padre de la alegría de estar presente en el nacimiento de su hijo.

Dado que el niño ha sido engendrado y deseado por los dos, y que ambos han compartido la larga espera, el nacimiento debe asimismo ser vivido por los dos miembros de la pareja.

Por supuesto, no se trata de obligar a un padre reticente a asistir al parto de su esposa, lo que podría acarrear un trauma psíquico. Sin embargo, considero que un padre que ha seguido muy de cerca el embarazo de su compañera experimentará el vivo deseo de asistir al parto, sobre todo si se trata de un «nacimiento sin violencia», en el que el aspecto quirúrgico, técnico y por lo tanto impresionante deja sitio a un clima de sosegada ternura, más adecuado para la llegada del bebé.

domingo, 27 de febrero de 2011

La Herencia en el Embarazo


Tenemos unos padres de ojos marrones, cada uno de los cuales tiene algún ascendiente de ojos azules. Ambos llevan en sus cromosomas el carácter que indica ojos azules, si bien en estado recesivo, pues de lo contrario los dos tendrían los ojos de ese color.

Si el azar hace que cada progenitor transmita al niño el carácter «ojos azules», éste es reforzado y se convierte en dominante; por consiguiente, el niño puede tener los ojos azules.

Esta transmisión de las particularidades físicas se da igualmente en el caso de las características morales, los rasgos del carácter y las dotes artísticas, si bien en este campo las cosas no resultan tan claras, dada la influencia preponderante del ambiente (entorno social, educación, amistades, etc.), que impone su impronta particular.

Es asimismo indiscutible que ciertas «debilidades» constitucionales o ciertas afecciones pueden ser transmitidas por la herencia. Citemos las «tendencias» hereditarias más conocidas: reumatismo, fragilidad venosa y varices, diabetes, asma, etc. Respecto a las enfermedades de transmisión hereditaria, citaré la hemofilia, el albinismo, ciertas sorderas, etcétera.

La posible existencia de esas taras en estado recesivo, es decir oculto, explica por qué los matrimonios consanguíneos son absolutamente desaconsejables. El hecho de tener los mismos ascendientes aumenta el riesgo de que ambos progenitores tengan la misma tara en estado recesivo, favoreciendo su aparición en el niño.

Resumiendo, queda claro ahora que tu hijo va a recibir en herencia una multitud de posibles características físicas e intelectuales, que se combinarán o se eliminarán unas a otras, siguiendo las leyes de la genética y las leyes que rigen las matemáticas de los grandes números.

La complejidad de tales procesos hace que al final las características del niño parezcan depender del azar, si bien con una clara pero imprevisible influencia de los ascendientes más directos: los padres y los abuelos.

sábado, 26 de febrero de 2011

El embarazo también puede disminuir el deseo sexual


El embarazo puede asimismo disminuir el deseo sexual

Muchas mujeres sufren, por el contrario, cierta inhibición sexual que les hace apartarse de su marido- Dicha inhibición puede tener diversas causas.

Muy a menudo, se apoya en el temor, tal vez inconsciente, de que el acto sexual pueda resultar peligroso para el niño o para el útero.

Por otra parte, la inhibición sexual se explica por el hecho de que, absorbida por el futuro nacimiento, la mujer encinta tiene tendencia a devenir más madre que esposa y, ya volcada hacia el futuro bebé, a descuidar a su marido.

Finalmente, las dificultades sexuales pueden traducir un rechazo más o menos inconsciente del embarazo, ya sea por las consecuencias físicas que^acarrea (el abultado vientre, las grietas, el paño, etc.), o bien porque el niño no sea deseado, lo que provoca en la madre agresividad o sentimiento de culpa.

En cualquier caso, la mujer buscará inconscientemente, mediante el rechazo del acto sexual o del orgasmo, castigarse o castigar al marido, responsable de su estado.

La actitud del marido es determinante, pues amplificará las tendencias espontáneas de su esposa. Tierno y atento, sabiendo demostrarle que sigue estando tan deseable como antes —si no más—, el hombre contribuirá al completo goce de su compañera, cuya sexualidad podrá alcanzar cotas jamás sospechadas fuera del embarazo.

Si por el contrario se muestra distante o reticente, favorecerá los factores inhibitorios y de infravaloración expuestos anteriormente.

La mujer embarazada tiene con frecuencia dos vías a su disposición: la triunfal —que conlleva el goce moral, físico y sexual— y la desastrosa de la culpa, la angustia y el temor. El hombre juega un papel preponderante a la hora de ayudarla a introducirse por una u otra vía.

viernes, 25 de febrero de 2011

El embarazo puede aumentar el deseo sexual


Sexualidad y embarazo
Ignorado durante mucho tiempo por ser considerado tabú, este tema, de gran interés para las parejas, merece sin embargo que se le conceda un poco de atención.

El embarazo puede aumentar el placer sexual
Durante el embarazo, y especialmente en el curso del segundo trimestre, algunas mujeres experimentan un incremento del deseo y del goce sexual. Según los célebres sexólogos norteamericanos Masters y Johnson, un 80 % de mujeres descubren así una intensidad de placer jamás imaginada, e incluso un buen número de ellas logran por primera vez un orgasmo, rechazado hasta entonces por una frigidez más o menos aceptada.

Tal liberación e intensificación sexuales se explican por diversas causas. A lo largo del embarazo, el organismo de la mujer se halla literalmente inundado de foliculina, fabricada por la placenta. Esta sustancia está considerada como la hormona de la feminidad y de la sexualidad.

Intensifica la reacción de las zonas erógenas (la vulva, los senos), y favorece la congestión de los órganos del bajo vientre, de la pelvis. En efecto, durante el embarazo todos los órganos del bajo vientre sufren un aumento importante de irrigación sanguínea; dicha congestión pelviana favorece la excitación y la satisfacción sexual.

Cabe asimismo hablar del papel congestionante —y en conclusión sexualmente excitante— del aumento de las hormonas durante la ovulación, de ciertas sustancias, como las especias, o de fenómenos puramente mecánicos, como un largo trayecto en coche o en tren.

A esos factores hormonales se afiaden factores psíquicos: la mujer se siente colmada y en la cima de su feminidad triunfante. El embarazo es su justificación, la autoriza a abandonarse sin remordimientos a su naturaleza de mujer; la eterna dualidad entre mujer y madre queda momentáneamente abolida...

Por otro lado, el miedo a quedar embarazada, que tan a menudo frena la participación femenina en el acto sexual —incluso si tal miedo se ve atenuado por el uso de anticonceptivos—, queda por supuesto suprimido en el curso del embarazo, con lo que desaparece ese freno.

jueves, 24 de febrero de 2011

Los Deportes en el Embarazo


Hay algunos muy convenientes en tu estado; otros son peligrosos, y en consecuencia deben evitarse. Son peligrosos a causa de los movimientos bruscos y sacudidas que pueden imprimir al útero, y no —como he leído en alguna ocasión— por temor a que un choque sobre el útero pueda desprender la placenta.

Tal hipótesis es totalmente irrealizable (excepto en el caso de un choque tan violento que podría matar a la madre), y no se apoya en ningún dato científico.

Cualquiera que sea la causa (un viaje en coche, trabajos agotadores, deportes violentos, etc.), las sacudidas infligidas al útero pueden ocasionar abortos e interrupciones del embarazo. Ésa es la razón de que, ante la amenaza de aborto o las repetidas interrupciones del embarazo, el médico prescriba ante todo reposo absoluto, mucho más eficaz que cualquier medicina.

Por consiguiente, consulta siempre al médico antes de emprender o continuar un deporte o una actividad que requiera gran esfuerzo físico.

Sin embargo, debes saber que son particularmente peligrosos la equitación, el motorismo, el esquí, el judo y, de modo general, todos los deportes brutales o violentos.

Por el contrario, resultan beneficiosos, a condición de practicarlos con moderación: la marcha, el ciclismo, la danza clásica, la gimnasia, el tenis y, sobre todo, la natación. De todos modos, no hay que llegar nunca a fatigarse, ni seguir un entrenamiento intensivo de competición, cualquiera que sea el deporte practicado.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Alteraciones de la Piel en el Embarazo - Estrías y Tratamientos


Las estrías
En número y dimensiones variables, surgen sobre la piel del vientre, las caderas, la cara externa de los muslos y los senos. Más o menos rojizas al principio, se vuelven blancas después del parto, pero permanecen indelebles.

Las causas que las provocan son muy poco conocidas; lo cierto es que el mecanismo es hormonal. Pueden aparecer estrías fuera del embarazo, por ejemplo en ciertas enfermedades de las glándulas suprarrenales.

Las estrías se deben a una rotura del tejido conjuntivo de la piel. La distensión mecánica de la piel del vientre no parece jugar un papel importante en su aparición, pese a que se suela decir lo contrario.

Si la obesidad acarrea un aumento de la frecuencia de grietas, se debe a fenómenos hormonales que acompañan a dicha obesidad, antes que a la distensión mecánica. Por otra parte, la presencia de grietas en los senos y caderas constituye otra prueba.

No existe tratamiento alguno, de índole cosmética o médica, para impedir la aparición de las grietas o hacerlas desaparecer, dado que ni siquiera se conocen las causas.

No tiene pues la menor utilidad que te embadurnes con diversos productos nutritivos, suavizantes, tonificantes, vitaminados, etc., tan ineficaces los unos como los otros, y a menudo de elevado precio. La credulidad de las mujeres y la imaginación de los comerciantes no tiene límite (suero de caballo, extractos de embrión, de placenta, de vegetales, de silicio, de aceite de yisón, de puerco espín y no sé de cuántas cosas más). Te repito que son total y absolutamente ineficaces.

Por fortuna, las grietas sólo aparecen en una de cada tres mujeres, aproximadamente, y son en general bastante discretas.

Tratamiento de las alteraciones de la piel
Como acabo de explicar, las modificaciones de la piel en el curso del embarazo se deben a causas hormonales. Dado que la saturación hormonal del organismo es una característica del embarazo, es fácil comprender que no pueda hacerse gran cosa.

Para los cuidados de belleza del cutis y el cuerpo utiliza productos sencillos. Huye sobre todo de los productos reputados como maravillosos, y más o menos extravagantes, con que te tientan a diario. No olvides consultar a un dermatólogo si tienes el menor problema.

martes, 22 de febrero de 2011

Dolores en el Embarazo - dolores musculares y articulares


Son frecuentes y diversos. Puede tratarse de calambres o bien de un persistente dolor. Con mucha frecuencia se localizan al nivel del vientre, y se deben a la presión que el dilatado útero ejerce sobre los distintos órganos abdominales. Es fácil comprender que, dado el considerable espacio ocupado por el útero, dichos órganos se hallen faltos de espacio.

Así por ejemplo, puede presionar el hígado y la vesícula biliar, en el lado derecho, así como el bazo, provocando dolores altos, que los movimientos y patadas del niño no hacen sino intensificar.

Más abajo, la cabeza del niño tiende a comprimir la vejiga, por delante, y los ángulos intestinales, a ambos lados, así como los vasos sanguíneos de la pelvis menor, lo que produce varices internas, origen de dolores «al nivel de los ovarios» (por supuesto, no son los ovarios los que duelen).

El útero puede asimismo ejercer presión sobre los numerosos nervios que recorren la pelvis menor, ocasionando dolores de ciática, que se extienden hacia la pierna.

A causa de su peso, el útero exagera igualmente el arqueo de la columna vertebral, lo que acaba por provocar fatiga y dolores dorsales,, sobre todo por la noche o tras permanecer en pie o sentada demasiado tiempo.

Finalmente, puede tratarse de un auténtico dolor generalizado de los huesos pélvicos, de origen poco conocido.

Todos los procesos dolorosos citados se deben en resumidas cuentas ajt considerable volumen ocupado por el útero, a la molesta presión que ejerce sobre los demás órganos y al incremento de esfuerzo que impone a la columna vertebral. Debido a este origen esencialmente mecánico, es muy difícil que el médico pueda aliviarte.

Quizá te prescriba vitaminas B y C y sales de potasio, cuyos efectos no siempre resultan evidentes. Pero es esencial que evites fatigarte inútilmente, permanecer de pie o caminar demasiado tiempo, así como transportar un exceso de peso o dormir sobre un colchón muy blando.

En caso de ciática particularmente dolorosa, puedes tomar aspirinas, siempre con moderación.

lunes, 21 de febrero de 2011

Molestias en el Embarazo - Pérdidas y Trastornos Nerviosos


Pérdidas vaginales
Hay que distinguir entre el flujo de sangre y la leucorrea. Las pérdidas de sangre son absolutamente anormales; si se presentan, debes acudir al médico de inmediato. Pueden ser síntoma de una evolución anormal del embarazo, o de un riesgo de interrupción del mismo.

La leucorrea o pérdidas blancas son por el contrario bastante frecuentes en el curso del embarazo, el cual parece favorecer las pequeñas infecciones vaginales. Debes informar al médico, quien por lo general pedirá un análisis clínico del flujo, a fin de poder identificar el microbio responsable y prescribir el tratamiento adecuado.

Muy a menudo se trata de infecciones leves, debidas a hongos (micosis, Candida albicans), parásitos (tricomonas) o diversos gérmenes (estreptococos, enterococos, colibacilos, etc.).

Trastornos nerviosos
A pesar de que la irritabilidad, el insomnio, las palpitaciones y la inestabilidad de carácter se manifiestan con mayor frecuencia al principio del embarazo que al final del mismo, debes consultar al médico, quien sin duda te prescribirá tranquilizantes innocuos, a fin de procurarte al menos un sueño reparador.

domingo, 20 de febrero de 2011

Trastornos circulatorios del Embarazo - las várices


El embarazo tiene un efecto nefasto sobre la circulación venosa. Tal efecto puede deberse a una causa hormonal, ya que las hormonas secretadas en abundancia por la placenta en el curso del embarazo alteran la pared venosa.

La pildora anticonceptiva ejerce el mismo efecto desfavorable, puesto que provoca de hecho un seudo embarazo, y por lo tanto tiene las mismas consecuencias que el embarazo sobre la circulación venosa.

A este respecto, quiero hacer notar que la mayor parte de las molestias que ocasiona la pildora se observan asimismo a lo largo del embarazo; la pildora no es pues más peligrosa que un embarazo.

El efecto perjudicial del embarazo sobre la circulación puede deberse igualmente a una causa mecánica: la presión ejercida por el útero sobre las venas del vientre y la pelvis.

La alteración de la circulación venosa explica pues el mecanismo de los trastornos circulatorios más comunes en el embarazo: las varices, las hemorragias y la pesadez de las piernas.

Las varices
Con frecuencia se manifiestan en los primeros meses, circunstancia agravada por una mala circulación antes del embarazo o por una predisposición hereditaria. La presión ejercida por el abultado útero sobre las venas de la pelvis menor —que drenan las venas de las piernas— juega asimismo un importante papel.

Para limitar la extensión de las varices, debes evitar todo aquello que pueda obstaculizar la circulación (fajas, ligas), favorecer la dilatación de las venas, como por ejemplo el calor (baños demasiado calientes, calcetines muy gruesos, excesivas mantas en la cama, el uso de una manta eléctrica o una bolsa de agua caliente, exposición al sol, colocar las piernas cerca del radiador, la calefacción que irradie desde el suelo, etc.), o facilitar el estancamiento de la sangre en las venas (permanencia en pie o marcha prolongada, mantener las piernas colgando o cruzada una sobre otra al sentarse, etc.).

Te aconsejo que subas los pies de la cama a fin de facilitar un drenaje venoso por declive mientras duermes, y asimismo que consultes al médico sobre la conveniencia de usar medias para varices, que deberás ponerte por la mañana, antes de bajar de la cama, de lo contrario su eficacia es mucho menor. Por último, la marcha moderada supone un buen ejercicio, pues la contracción de los músculos de las piernas favorece la circulación de la sangre.

Después del embarazo, las varices desaparecerán en parte, pero siempre persiste algo, y esas secuelas varicosas aumentan con sucesivos embarazos. Puedes entonces plantearte, siempre siguiendo los consejos del médico, un tratamiento para las varices más antiestéticas (esclerosis, o extirpación quirúrgica).

sábado, 19 de febrero de 2011

Molestias en el Embarazo - Dolor de cabeza, palpitaciones y sensación de ahogo


Dolores de cabeza
No son raros. Traducen por lo general trastornos digestivos, en especial de la vesícula biliar. Si fueran persistentes o se repitieran con frecuencia, sobre todo hacia el final del embarazo, no dudes en acudir al médico, pues podrían ser síntoma de hipertensión arterial, en especial si van acompañados de manchas en la visión y zumbido de oídos.

Palpitaciones y vértigo
Las palpitaciones producen la impresión de que el corazón va demasiado rápido, y pueden ir acompañadas de una sensación dolorosa en la zona del corazón. No suelen durar más que unos instantes. Pueden asimismo presentarse con —o ser sustituidas por— una sensación de vértigo, de que «todo gira», de que se va a perder el sentido.

Tales trastornos son frecuentes en la mujer encinta, y son síntoma en realidad de fenómenos nerviosos, intensificados en los últimos meses por la presión que el fondo del útero ejerce sobre el diafragma.

Si se repiten esas molestias, debes consultar al médico, aunque sólo sea para que pueda tranquilizarte tras auscultarte y pedirte, si fuera necesario, un recuento de glóbulos rojos, a fin de descubrir una eventual tendencia anémica.

Sensación de ahogo
La tendencia a sofocarse al menor esfuerzo se debe a la presión que ejercen los órganos abdominales —comprimidos a su vez por el dilatado útero— sobre el diafragma y los pulmones. Tal tendencia se irá pues acentuando a medida que el útero aumente de tamaño, llegando incluso a molestar en posición horizontal. Trata de dormir un poco incorporada, con la ayuda de dos almohadones.

viernes, 18 de febrero de 2011

Malestares del Embarazo - flatulencias y Diarrea



Flatulencia o sensación de vientre hinchado

Esta sensación, que suele ir acompañada por una frecuencia de emisión de gases mayor de lo normal, traduce un exceso de fermentación digestiva, a menudo relacionada con una irritación del intestino grueso (colitis).

Debes suprimir los alimentos que tienden a fermentar (col, legumbres secas), y evitar el exceso de ensaladas y verduras. Pídele al médico un producto adecuado (bismuto, por ejemplo).

Diarrea

Es muy frecuente en las embarazadas, y parece agravarse hacia el final del embarazo. Es preciso tratarla, en especial porque para muchos médicos juega un papel muy importante en la aparición de infecciones urinarias, sobre todo de colibacilos.

El tratamiento básico consiste en beber diariamente un litro y medio —como mínimo— de agua mineral sin gas fuera de las comidas. No olvides el salvado, sea en forma de biscotcs, galletas o pan integral.

Es recomendable evitar las bebidas gaseosas —pues favorecen la flatulencia y la colitis—, la fruta y los zumos de fruta, alimentos en exceso azucarados; el azúcar es un agente diarreico particularmente temible. Por consiguiente, debes reducir o suprimir los alimentos que contengan azúcar.

Por otra parte, no debes utilizar supositorios de glicerina ni los medicamentos por vía rectal (Microlax); los gastroenterólogos (médicos especializados en la digestión) consideran que tales medios favorecen la irritación del intestino. En resumen, consulta al médico, pues las causas de la diarrea son múltiples y complejas, y corres el riesgo de agravar tus trastornos.

Normalmente, el médico te prescribirá un laxante suave y no irritante; y también puedes tomar al acostarte una cucharada sopera de aceite de parafina, que regula la función intestinal. Te recomiendo, asimismo, que acostumbres ir al servicio a la misma hora cada día, aunque no tengas ganas, pues esa regularidad creará un reflejo favorable.

Más articulos informativos sobre malestares en el embarazo:

malestares del embarazo
cuidado en el embarazo
etapas de un embarazo
dieta durante el embarazo
molestias embarazo
 

jueves, 17 de febrero de 2011

Alteraciones de la Piel en el Embarazo - El Paño


La piel es un receptor particularmente sensible a las hormonas, y ya antes del embarazo sin duda notabas que tu piel acusaba las variaciones del ciclo menstrual; el cutis, sobre todo, plantea a veces problemas de maquillaje antes de la regla o durante la misma.

Comprenderás pues con facilidad que la saturación hormonal que acompaña al embarazo repercutirá forzosamente sobre el tejido cutáneo.

El cutis
El efecto de las hormonas del embarazo sobre el cutis es bastante imprevisible. Si bien algunas mujeres se quejan de que su piel se vuelve más grasa o más seca, o bien de que les sale acné o acné rosáceo, otras, por el contrario, gozan durante el embarazo de un tono más luminoso o una piel más lisa y perfecta.

En cualquier caso, se debe limpiar con cuidado el rostro cada noche, utilizando cosméticos no alérgicos, cremas hidratantes y nutritivas para mantener el equilibrio dérmico. No elijas ese período para efectuar ensayos o intentar nuevas recetas, ya que la condición de la piel es especialmente frágil y delicada; desconfía incluso de los productos que hasta entonces tolerabas bien, pues incluso éstos podrían provocar reacciones alérgicas. Consulta a un dermatólogo.

El paño
Se trata de una pigmentación oscura, comparable a un bronceado, pero limitada sobre todo a la frente, sienes y pómulos. Se debe a la acción de las hormonas sobre las células pigmentarias de la piel. Idéntico fenómeno puede observarse en la línea media del vientre (línea oscura abdominal), o bien, fuera del embarazo, en ciertas mujeres que toman la pildora.

No hay ningún medio de impedir su aparición, ni ningún medicamento o pomada que pueda atenuarlo. Tan sólo puedo aconsejar que evites formalmente la exposición al sol y la aplicación de cualquier cosmético sobre el cutis (base de maquillaje, polvos, afeites, loción, etc.).

Utiliza tan sólo los productos aconsejados por el dermatólogo, al cual será conveniente que consultes.
En la mayoría de los casos, el paño se atenúa y acaba por desaparecer durante las semanas que siguen al parto. No obstante, el uso de la pildora puede provocar su reaparición.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Trastornos circulatorios del Embarazo - Hemorroides y Tratamientos


Las hemorroides
Son varices producidas en las venas del ano (hemorroides externas) y en la parte baja del recto (hemorroides internas). Pueden manifestarse por medio de dolor, picazón o a veces por sangrar en el momento de la evacuación.

Tienen las mismas causas que las varices de los miembros inferiores, pero se ven agravadas además por la diarrea y por la presión que ejerce la cabeza del niño contra el recto, alterando la circulación venosa.

El médico te prescribirá s¡n duda pomadas o supositorios que, sea cual fuere la marca, contienen productos similares: un anticoagulante, un antiinflamatorio y un anestésico local.

Las hemorroides pueden complicarse dando lugar a una trombosis (coagulación de la sangre), que se caracteriza por un dolor atroz y por la formación de una bola dura en la hemorroide, requiriendo a veces una pequeña incisión.

Pesadez en las piernas
Los dolores y sensación de pesadez en las piernas, acompañados a veces de calambres u hormigueo, sobre todo por la noche, traducen trastornos circulatorios de las venas profundas, del mismo modo que las varices traducen los de las venas superficiales.

Los consejos respecto a las varices son obviamente aplicables aquí.

Tratamiento de los problemas circulatorios
Cuando éstos son provocados por el embarazo, es fácil comprender que no es posible eliminarlos por completo, y que de hecho no remitirán hasta el final del embarazo.

Sin embargo, el médico podrá prescribir medicamentos que ayudarán a las venas a defenderse mejor, y a los que se denomina «tónicos venosos»: extracto de castaño de indias, hamamelis, vitaminas B y C, etcétera.

martes, 15 de febrero de 2011

Trastornos urinarios en el Embarazo


Son frecuentes en la mujer encinta, en especial al final del embarazo. Puede tratarse simplemente de ganas frecuentes de orinar, de incontinencia o de disuria (dificultad de expulsar la orina), sin que haya sensación de escozor y manteniéndose ciará la orina.

Estas molestias suelen ser debidas a la presión que ejerce la cabeza del niño sobre la vejiga, y desaparecen después del parto. Por desgracia, no hay manera de evitarlas. Evita al menos beber antes de acostarte, a fin de que las ganas de orinar no te despierten con frecuencia durante la noche.

No obstante, a veces aparecen trastornos que se traducen en una verdadera infección urinaria, favorecida en la mujer encinta por la presión del útero sobre las vías urinarias, así como por la diarrea, que provoca la aparición de colibacilos, microbios habituales en la infección urinaria. Los signos que deben inquietarte y hacerte consultar al médico son:

— ganas muy frecuentes de orinar, con sensación de escozor;

— dolor o pesadez a la altura de la vejiga;

— orina turbia, oscura, con sedimentos.

El médico te pedirá que te hagas un análisis de orina a fin de aislar el microbio causante de la infección (habitualmente un colibacilo) y prescribirte el tratamiento adecuado (sulfamidas o antibióticos) para evitar que esa pequeña infección de la vejiga alcance al resto de las vías urinarias, llegando a provocar la grave pielonefritis (fiebre alta, acompañada de escalofríos, dolor a la altura de los ríñones, orina muy turbia, incluso francamente purulenta).

Los mejores medios para prevenir la aparición de estas molotias son, por una parte, evitar la diarrea, y por otra, beber cada día una cantidad suficiente de líquido, a fin de mantener un buen drenaje renal.

lunes, 14 de febrero de 2011

Malestares del Embarazo - nauseas, vómitos y dolores


Las pequeñas molestias que aparecen a lo largo del embarazo a menudo se intensifican en los últimos meses. Debes hablar de ellas al médico y no descuidarlas, ya que pueden ser síntoma de una afección más grave. Incluso aunque sean de índole benigna, que por suerte es el caso más frecuente, merecen que le pidas a tu médico un atamiento adecuado.

Nauseas y vómitos
Se suele decir que forman parte del cuadro normal de los tres puñeros meses del embarazo, ya que se hallan presentes en más de la mitad de las mujeres encinta; sin embargo, deben desaparecer espontáneamente a partir del cuarto mes.

Su anormal persistencia más allá de éste sería síntoma de una enfermedad preexistente, del eslómago o de la vesícula biliar sobre todo.
La presencia de vómitos al final del embarazo puede suponer la existencia de una complicación específica del último trimestre del embarazo: la toxemia. No dejes pues de informar al médico.

Dolores y ardores gástricos (pirosis)
La pirosis es una sensación de ardor que sube del estómago hacia la boca. A menudo de gran intensidad, sobreviene generalmente después de las comidas.

El tratamiento de esta dolencia consiste en la ingestión de ciertos productos, en particular gel de aluminio.

El bicarbonato sódico, así como todos los medicamentos que lo contienen, está contraindicado; por una parte, no hace sino aumentar los trastornos, y por otra, aporta una considerable cantidad de sodio, lo que facilita la retención de líquidos. Debes suprimir de tu alimentación todos los alimentos ácidos (cítricos, tomates, ciertos zumos de fruta, ensaladas y platos a base de vinagre), el vino blanco y el tinto tipo beaujolais y los preparados demasiado salados (la mayoría de fiambres y embutidos). En lugar de las dos comidas fuertes tradicionales, es mejor tomar varias comidas ligeras.

domingo, 13 de febrero de 2011

Sobre Mujeres Embarazadas - Modo de vida


El Ritmo de Vida de una Embarazada

La existencia de una mujer encinta debe ser tranquila y regular. El sentido común basta para decidir lo que está permitido y lo que debe evitarse a toda costa.

El trabajo se prosigue normalmente hasta seis semanas antes del parto, momento en que debe comenzar el reposo prenatal.

Ciertos empleos fatigosos, sobre todo los que imponen una prolongada permanencia en pie o el manejo de objetos pesados, precisan a veces una interrupción más temprana por prescripción facultativa, o al menos un cambio de puesto. Debes comunicar al médico cualquier fatiga; él juzgará la conveniencia de que interrumpas antes tu trabajo.

Las vigilias son desaconsejables, al menos cuando son frecuentes. Pueden constituir otro motivo para el cambio de puesto o un arreglo de tu horario de trabajo.

Los trayectos y viajes son asimismo poco recomendables, si bien algunas precauciones mínimas permiten los trayectos cortos —o al menos por etapas—, que facilitan un reposo suficiente, así como los medios de transporte confortables, siendo el avión preferible al tren y al automóvil para los largos trayectos.

Qué duda cabe de que los trayectos largos y penosos en coche o en tren incrementan el riesgo de aborto y de interrupción del embarazo. Por consiguiente, consulta al médico antes de proyectar un desplazamiento lejos de tu domicilio.

sábado, 12 de febrero de 2011

Nutrición en el Embarazo - una alimentación equilibrada


Los alimentos malos deben reducirse en el curso del embarazo a fin de poder aumentar ligeramente los que vamos a compartir a continuación en nuestro post de hoy, indispensables para el crecimiento del bebé, sin por ello correr el riesgo de ganar peso.

El resto de sustancias necesarias son aportadas en cantidad suficiente por una alimentación variada, ya se trate del calcio o de las vitaminas.

A veces, los trastornos atribuidos a una insuficiencia de calcio son debidos, de hecho, a una modificación del mismo en el organismo, causada por las hormonas específicas del embarazo. Incrementar la cantidad de calcio no cambia nada, ya que el exceso se elimina por la orina.

En cuanto a las vitaminas, éstas son ampliamente suministradas en una alimentación normal.

Así pues, las consignas alimentarias pueden resumirse en tres reglas sencillas:

1. Alimentación variada, reduciendo azúcares y grasas en beneficio de las proteínas.

2. Control cotidiano del peso. En ningún caso debes ganar más de un kilogramo al mes, es decir nueve kilos en todo el embarazo. Tu balanza te indicará si es conveniente o no seguir un régimen. Y no olvides que en los últimos meses es cuando más engordarás.

3. Régimen obligatorio en caso de ganar demasiado peso. Se basará en la supresión más o menos completa de azúcares y grasas.
Estos consejos han reducido de modo espectacular ciertas complicaciones graves del embarazo, como la toxemia y la eclampsia convulsiva.

Sin duda comprendes ahora la importancia de seguir escrupulosamente estas consignas, incluso a pesar de la tendencia de ciertos médicos a descuidar la vigilancia del peso.

viernes, 11 de febrero de 2011

Un examen médico completo para embarazadas


Para que el examen sea completo, deberás tomarte la tensión arterial y controlar el peso.

En muchas ocasiones, el médico pedirá una «ecografía» (estudio por medio de ultrasonidos y de sus ecos), que permite una muy precisa visualización del útero, la placenta y el feto. A partir del séptimo mes, la ecografía muestra, en la mayoría de los casos, el sexo del niño.

A lo largo de estos últimos meses, puedes abordar con el médico las condiciones del parto y la cuestión de la clínica. Salvo casos especiales, te aconsejará siempre seguir los cursos de preparación para el parto sin dolor, tanto en tu propio interés como en el de tu hijo.

- Se trata, en efecto, del mejor período para seguir los cursos de parto sin dolor, por las siguientes razones:

1. Estás disponible y a menudo sin otras ocupaciones excepto contar los días que faltan para el alumbramiento. Las clases supondrán una diversión, una ocupación, procurándote el mínimo de ejercicio necesario.

2. La ley, al concederte el reposo prenatal, te permite prepararte para el parto en las mejores condiciones físicas y mentales.

3. Finalmente, comenzando las clases demasiado pronto corres el riesgo de olvidar, en el momento del alumbramiento, lo que aprendiste varios meses atrás, así como de imponerte una inútil sobrecarga de fatiga si sigues el curso a la vez que acudes a tu trabajo (molestias debidas al horario, transporte, etcétera).

Asimismo, te aconsejo que a partir del séptimo mes prepares tu maletín con todo lo necesario para ti y para el niño, a fin de que puedas acudir rápidamente a la clínica en el caso de que el bebé se anuncie antes de lo previsto.

jueves, 10 de febrero de 2011

Higiene en el Embarazo - Cabello e Higiene Íntima


Muy a menudo, basta el sentido común para sugerir lo que es bueno o malo. Sobre todo, debes huir de ciertos viejos dichos y de los consejos que te prodigarán tu madre, tu suegra o incluso tus mejores amigas.

El cabello
Puedes lavarte la cabeza como de costumbre. Durante las semanas que preceden y siguen al parto, el cabello suele caer en mayor cantidad; no te inquietes, volverá a salir. Sin embargo, debes tener cuidado con las tintas y productos decolorantes, pues un tratamiento demasiado enérgico será perjudicial debido al estado de fragilidad de tu cabello.

Por otro lado, puede que soportes mal el tinte, a causa de la hipersensibilidad alérgica propia del embarazo. Utiliza, pues, productos más suaves. No obstante, no sientas ningún temor por el niño; contrariamente a lo que se dice, ni el tinte ni la decoloración tienen efecto alguno sobre él.

La higiene íntima
El aseo íntimo no debe ser ni más ni menos escrupuloso que fuera del embarazo, si bien debes abstenerte de las irrigaciones vaginales, que pueden destruir el equilibrio químico de la vagina.

Utiliza para tu higiene íntima el producto que te aconseje el médico.