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lunes, 4 de abril de 2011

El Parto - La Pelvis


Me parece indispensable darte algunas nociones simples sobre el desarrollo del parto, a fin de que puedas sacar un provecho real de los métodos preparatorios y cooperar eficazmente en el mismo. Por eso voy a tratar de explicarte a un nivel esquemático lo que pasa durante el parto. Adoptaré un estilo descriptivo, médico y frío, por el que ruego que me excuses, pero lo hago con la finalidad de explicarme mejor.

La salida del niño del vientre materno plantea un problema mecánico: hacer pasar un objeto frágil (el niño) por un embudo rígido (los huesos de la pelvis de la madre).

Ese problema mecánico se resolverá progresivamente a lo largo del parto, condicionado por dos procesos distintos pero simultáneos: la apertura del útero, por una parte, y el descenso del niño, por otra.

Pero antes de examinar las diversas etapas del parto, conviene conocer los elementos que participan en el mismo: la pelvis materna, el niño y el útero o matriz.

La pelvis materna
Es un embudo rígido, formado por los dos huesos iliacos, situados a ambos lados y por delante, y por el sacro y el cóccix, situados detrás. Su orificio de entrada —situado hacia el vientre—, el paso superior, es más ancho (12,5 cm de diámetro) que su orificio de salida —situado hacia la vagina—, el paso inferior (11 cm de diámetro).

La pelvis vista de frente:
— el hueso sacro está dibujado más oscuro;
— los 2 huesos iliacos se reúnen en la parte de delante para formar el pubis

La pelvis vista por detrás:
— el hueso sacro está dibujado más oscuro;
— los 2 huesos iliacos se unen al sacro por detrás.

domingo, 13 de febrero de 2011

Sobre Mujeres Embarazadas - Modo de vida


El Ritmo de Vida de una Embarazada

La existencia de una mujer encinta debe ser tranquila y regular. El sentido común basta para decidir lo que está permitido y lo que debe evitarse a toda costa.

El trabajo se prosigue normalmente hasta seis semanas antes del parto, momento en que debe comenzar el reposo prenatal.

Ciertos empleos fatigosos, sobre todo los que imponen una prolongada permanencia en pie o el manejo de objetos pesados, precisan a veces una interrupción más temprana por prescripción facultativa, o al menos un cambio de puesto. Debes comunicar al médico cualquier fatiga; él juzgará la conveniencia de que interrumpas antes tu trabajo.

Las vigilias son desaconsejables, al menos cuando son frecuentes. Pueden constituir otro motivo para el cambio de puesto o un arreglo de tu horario de trabajo.

Los trayectos y viajes son asimismo poco recomendables, si bien algunas precauciones mínimas permiten los trayectos cortos —o al menos por etapas—, que facilitan un reposo suficiente, así como los medios de transporte confortables, siendo el avión preferible al tren y al automóvil para los largos trayectos.

Qué duda cabe de que los trayectos largos y penosos en coche o en tren incrementan el riesgo de aborto y de interrupción del embarazo. Por consiguiente, consulta al médico antes de proyectar un desplazamiento lejos de tu domicilio.

jueves, 10 de febrero de 2011

Higiene en el Embarazo - Cabello e Higiene Íntima


Muy a menudo, basta el sentido común para sugerir lo que es bueno o malo. Sobre todo, debes huir de ciertos viejos dichos y de los consejos que te prodigarán tu madre, tu suegra o incluso tus mejores amigas.

El cabello
Puedes lavarte la cabeza como de costumbre. Durante las semanas que preceden y siguen al parto, el cabello suele caer en mayor cantidad; no te inquietes, volverá a salir. Sin embargo, debes tener cuidado con las tintas y productos decolorantes, pues un tratamiento demasiado enérgico será perjudicial debido al estado de fragilidad de tu cabello.

Por otro lado, puede que soportes mal el tinte, a causa de la hipersensibilidad alérgica propia del embarazo. Utiliza, pues, productos más suaves. No obstante, no sientas ningún temor por el niño; contrariamente a lo que se dice, ni el tinte ni la decoloración tienen efecto alguno sobre él.

La higiene íntima
El aseo íntimo no debe ser ni más ni menos escrupuloso que fuera del embarazo, si bien debes abstenerte de las irrigaciones vaginales, que pueden destruir el equilibrio químico de la vagina.

Utiliza para tu higiene íntima el producto que te aconseje el médico.