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jueves, 28 de abril de 2011

Parto occipito-posterior


¿Qué hay que temer si la cabeza del niño no gira normalmente en el curso del parto?

Normalmente, en el momento del nacimiento el niño se presenta con la cabeza hacia abajo, y durante el descenso su nuca se orientará hacia delante (hacia el pubis de la madre); mirará pues hacia el suelo al salir al exterior.

A veces, en lugar de orientarse hacia delante, la nuca se orienta hacia atrás durante el descenso (hacia el hueso sacro de la madre), y el niño sale mirando al techo (si la nuca del bebé, es decir el occipucio, se orienta hacia atrás, la presentación se denomina «occipito-posterior», por oposición a la variedad habitual, que es la «occipito-anterior»).

El parto en occipito-posterior suele ser más largo que el parto habitual. El médico puede verse obligado a utilizar fórceps o ventosa para facilitar la salida del niño.

miércoles, 20 de abril de 2011

La Expulsión en el Parto


El período de expulsión

Como hemos visto, es la fase activa del parto; por lo tanto, es donde debes mantener el máximo control posible de la situación.

La cabeza del niño encaja en el paso óseo de la pelvis, y después desciende por ésta en dirección a la vagina.

Las contracciones se vuelven más frecuentes e intensas. Un dolor en la zona del sacro anuncia a veces el ajuste y el descenso. Finalmente, vas a sentir la necesidad de empujar; a cada contracción, la cabeza del niño se apoya sobre el perineo y es sentida como un voluminoso cuerpo extraño, que origina ganas de evacuar. Es inútil empujar demasiado pronto; deb'es esperar la decisión del partero. Cuando llega el momento, éste te colocará en la posición adecuada y guiará tus esfuerzos expulsivos.

La posición adecuada
Te colocarán con las nalgas en el borde de la cama, y tus pies en los estribos fijados a los largueros metálicos verticales; así, tus pies se mantienen en el aire, con los muslos en la adecuada posición. Debes asir con las manos esos largueros metálicos, con lo que podrás hacer fuerza para ayudarte en el empuje.

Los esfuerzos expulsivos
Tan sólo deben efectuarse en el momento de las contracciones (fuera de ellas, son ineficaces y fatigan inútilmente).
Por el contrario, es deseable que no se pierda ni un instante durante la contracción; en ese momento, el esfuerzo debe ser tan prolongado, intenso y bien dirigido como sea posible.

Ya he descrito con detalle el esfuerzo expulsivo en el capítulo dedicado al ensayo del parto; así pues, ahora me limitaré a resumirlo:

Desde el comienzo de la contracción: inspiración profunda y bloqueo del diafragma, manteniendo los pulmones llenos.

— Empuje abdominal dirigido hacia abajo, tirando de los largüeros metálicos de la cama. No debes respirar ni hacer-ruidos con la garganta durante el esfuerzo; eso lo haría ineficaz. La barbilla apoyada en el pecho, facilita el bloqueo de la respiración.

— El esfuerzo debe realizarse de una sola vez mientras tengas aire; si te ves obligada a concluirlo cuando aún no ha concluido la contracción, respira rápidamente, hincha los pulmones, bloquea el aire y reemprende el empuje.

— Cuando termine la contracción, debes descansar y relajarte; suelta los barrotes, realiza varias respiraciones profundas y después respira con calma hasta la siguiente contracción.

lunes, 18 de abril de 2011

La Primera etapa del Parto


La primera etapa del parto

Corresponde a la desaparición del cuello del útero y después a su abertura, hasta una dilatación media de tres o cuatro centímetros.

Según la costumbre de la clínica, se te dejará en reposo en tu habitación o bien serás colocada en una sala, junto con otras mujeres en tus mismas circunstancias. Por mi parte, estimo que este período, que puede durar varias horas, no debe ser pasivo; la mujer debe tener medios para distraerse (lectura, radio, televisión, punto), y poder conversar con las demás.

No hay por qué ser dogmático al respecto; algunas mujeres preferirán quedar en reposo, otras desearán tener en qué ocuparse. Lo ideal sería que se ofrecieran las dos posibilidades, pero es preciso decir que ni siquiera las clínicas más modernas están perfectamente equipadas a este nivel.

En el momento de las contracciones, debes realizar algunas respiraciones profundas, y tratar de estar perfectamente relajada. Si has aprendido los ejercicios de relajación, es el momento de ponerlos en práctica. Por el contrario, es mejor que te abstengas de hacer la respiración superficial durante esta primera etapa, pues es demasiado fatigosa.

Durante todo este período, la presencia de tu marido será muy útil y deseable. Podrá distraerte y, sobre todo, ayudarte a lograr la relajación. Su presencia te ayudará a sentirte menos sola frente al inminente acontecimiento.

No obstante, su presencia sólo será beneficiosa en el caso de que esté tranquilo y no vaya a transmitirte un nerviosismo y una angustia que afectan a muchos futuros padres en esos momentos. Nada hay más exasperante para el personal médico que un marido, pálido y angustiado, que no cesa de tocar el timbre de la habitación y de acosar a todos, furioso al constatar que el mundo no ha dejado de girar porque «él» vaya a dar a luz.

viernes, 15 de abril de 2011

El Parto - Expulsión de la Placenta


La expulsión de la placenta

Tras la salida del niño, la placenta permanece en el útero, adherida a la pared del mismo. Entonces, hay que proceder a cortar el cordón umbilical, que continúa uniendo al niño —ya salido del vientre de la madre— con la placenta, que sigue en el interior.

La placenta se despega por sí misma de la pared uterina, por lo general de quince a treinta minutos después de la salida del niño.

El desprendimiento de la placenta —debido a la reaparición de las contracciones uterinas— se manifiesta por la emisión de un poco de sangre en la vulva. El médico procede entonces a la expulsión de la placenta, que consiste en hacerla salir al exterior (esto podría producirse espontáneamente, pero requeriría varias horas); a tal fin, el partero abraza con una mano el fondo del útero y lo comprime para hacer salir la placenta, tal como se hace para expulsar el hueso de una fruta.

La placenta, seguida de las membranas fetales, denominadas amnios y corion, se recoge en una bandeja para proceder a su examen, a fin de asegurarse de que la expulsión haya sido completa.

miércoles, 13 de abril de 2011

Signos de comienzo del Parto


Has aprendido a reconocerlos; así pues, no deben sorprenderte ni inquietarte. Puede tratarse de diversos fenómenos:

Las contracciones uterinas. Poco intensas al principio, a modo de pequeños pellizcos, más marcadas después; en esta segunda etapa, cuando son más fuertes, sentirás que el útero —es decir la pared de tu vientre— se vuelve duro en toda su superficie.
Las contracciones son al principio muy irregulares, espaciadas de una media hora a una hora, y después se producen con mayor frecuencia y a intervalos más regulares. Debes anotar con cuidado la hora en que comienzan, y controlar su frecuencia y su duración.

La pérdida del tapón mucoso. Dicho tapón está formado por secreciones coaguladas que ocupan el cuello del útero. Cuando éste va a empezar a abrirse, el tapón mucoso será expulsado, a menudo acompañado de algunos hilillos de sangre. Esta expulsión traduce pues el comienzo del parto. A veces, puede preceder a la percepción de las contracciones dolorosas, pero sin embargo revela la existencia de contracciones indoloras, si bien lo bastante eficaces para lograr que el cuello del útero empiece a abrirse.

Rotura de la bolsa de las aguas. Se trata de la salida brusca y abundante de un líquido fluido y claro como el agua. Este fenómeno traduce simplemente la apertura de la bolsa de las aguas y la salida del líquido amniótico que baña el feto. Después del primer derrame abundante, las pérdidas persisten, si bien con menor abundancia.
Cuando constates estos síntomas, debes saber que es el momento de acudir a la clínica:

inmediatamente, si has roto aguas;

cuando las contracciones son regulares, si es que aún no has perdido aguas (contracciones cada quince minutos si el domicilio está cerca de la clínica).

Asimismo, debes saber que no debes ingerir nada a partir del momento en que creas haber comenzado la primera fase del parto,
ni siquiera agua.

En efecto, una imprevista complicación puede hacer necesario el
uso de la anestesia durante el parto.

martes, 12 de abril de 2011

El Parto


El Parto propiamente dicho

Al término de su descenso a través de la pelvis, la cabeza tropieza con la base perineal, lo que origina las ganas de empujar.

La expulsión constituye la fase activa del parto; activa por lo que respecta a la mujer, que «empujará» a cada nueva contracción, y activa por lo que respecta a la comadrona o el partero, quien guiará y controlará la salida del niño, para evitar cualquier desgarro perineovaginal.

Debo señalar, sin embargo, que ciertos parteros, partidarios de la vuelta al parto natural y convencidos de la necesidad de una reducción de los factores médicos en el nacimiento, evitan sistemáticamente intervenir en la salida de la cabeza del niño, dejando que ésta se produzca de manera espontánea.

Si bien esta actitud es a veces aceptable en el caso de las multíparas, de perineo flexible, el riesgo de desgarro me parece importante en las primerizas, o en el caso de un perineo rígido o cicatrizal. No olvidemos que en el pasado los desgarros perineales eran frecuentes, y a veces graves, y que si hoy raramente se producen se debe sobre todo a la práctica de la episiotomía.

Pese a que esté de acuerdo en que es necesario reducir los factores médicos en el embarazo y el parto, en los que se cometen fla-grantes excesos cientificistas, creo sin embargo que no hay que caer en el extremo opuesto. Por lo tanto, me declaro partidario de que el partero controle la salida de la cabeza del niño, en especial en el caso de las primerizas.

Esa salida controlada es pues la que voy a describirte a continuación.

A medida que se realizan los esfuerzos expulsivos, la cabeza, en su descenso, distenderá progresivamente la vulva. Es debido a esla distensión —que podría originar un desgarro si fuese demasiado exagerada o demasiado brutal— por lo que el partero debe guiar y controlar la cabeza en su salida de la vulva. Para controlarla, tratará de «asirla» a través del perineo, que se ha hecho más tino.

Una vez que la mano derecha del partero (con el índice doblado en forma de gancho) ha logrado «enganchar» la nariz o la respiración superficial (corta y rápida), y se relajará por completo.

Una vez ha salido la cabeza, el partero procede a sacar el resto del cuerpo. La cabeza se lleva con suavidad hacia abajo, a fin de proceder a la extracción del hombro y el brazo. Una tracción hacia arriba permite a continuación sacar el otro hombro y el otro brazo. El resto del cuerpo sale sin ninguna dificultad.

En lo que al niño se refiere, la actitud del partero difiere según éste aplique el método clásico de alumbramiento o, por el contra rio, sea partidario del nacimiento sin violencia.

En los capítulos siguientes te explicaré en qué consisten ambos métodos.

sábado, 9 de abril de 2011

Momento de Parto - cosas que deben de suceder


Para que el niño salga de su caja deben abrirse pues dos barreras:

El saco amniótico: ruptura de la bolsa de las aguas.

El útero en su parte inferior (a nivel de la vagina), lo que se denomina cuello del útero. Dicho cuello se dilatará progresivamente para alcanzar una abertura máxima de 10 cm de diámetro, suficiente para dejar salir al niño de su caja hacia la vagina, y de ahí al exterior.

Una vez abiertas las barreras, no hay que olvidar que la parte baja de la caja uterina se halla situada en la pelvis ósea. El niño deberá pues, a través de las paredes adelgazadas del segmento inferior del útero, franquear los dos pasos de esa pelvis ósea, adaptando !a orientación de su cabeza a los diámetros mayores (diámetros oblicuos) de esos pasos óseos. Ese camino constituye el descenso del niño.

Resulta obvio que el niño sólo puede descender si las dos puertas de la caja se han abierto pero, inversamente, no basta con que se abran para que salga, sino que es necesario que descienda por el embudo óseo de la pelvis materna.

El útero como motor. El niño no desciende por su propio esfuerzo; es empujado pasivamente fuera del útero por la energía muscular de ese poderoso músculo.

Dicha energía muscular se ejerce de modo intermitente y rítmico; son las contracciones uterinas las que expulsan al niño fuera del útero, del mismo modo que se puede expulsar un hueso apretando el fruto que lo contiene.

viernes, 8 de abril de 2011

El útero en el Parto


Constituye a la vez la caja en la que se halla encerrado el niño, y en la que se desarrolla, y el motor que proporcionará la potencia expulsiva necesaria para el parto.

El útero como caja. El niño está encerrado en un saco lleno de líquido, el líquido amniótico («las aguas»). Ese saco se halla contenido en el útero, que es un gran músculo hueco. El útero, a su vez, está situado en el vientre, en medio de los intestinos y detrás de la vejiga.

Su parte baja se prolonga en la vagina y se halla rodeada por el embudo óseo de la pelvis materna.

lunes, 4 de abril de 2011

El Parto - La Pelvis


Me parece indispensable darte algunas nociones simples sobre el desarrollo del parto, a fin de que puedas sacar un provecho real de los métodos preparatorios y cooperar eficazmente en el mismo. Por eso voy a tratar de explicarte a un nivel esquemático lo que pasa durante el parto. Adoptaré un estilo descriptivo, médico y frío, por el que ruego que me excuses, pero lo hago con la finalidad de explicarme mejor.

La salida del niño del vientre materno plantea un problema mecánico: hacer pasar un objeto frágil (el niño) por un embudo rígido (los huesos de la pelvis de la madre).

Ese problema mecánico se resolverá progresivamente a lo largo del parto, condicionado por dos procesos distintos pero simultáneos: la apertura del útero, por una parte, y el descenso del niño, por otra.

Pero antes de examinar las diversas etapas del parto, conviene conocer los elementos que participan en el mismo: la pelvis materna, el niño y el útero o matriz.

La pelvis materna
Es un embudo rígido, formado por los dos huesos iliacos, situados a ambos lados y por delante, y por el sacro y el cóccix, situados detrás. Su orificio de entrada —situado hacia el vientre—, el paso superior, es más ancho (12,5 cm de diámetro) que su orificio de salida —situado hacia la vagina—, el paso inferior (11 cm de diámetro).

La pelvis vista de frente:
— el hueso sacro está dibujado más oscuro;
— los 2 huesos iliacos se reúnen en la parte de delante para formar el pubis

La pelvis vista por detrás:
— el hueso sacro está dibujado más oscuro;
— los 2 huesos iliacos se unen al sacro por detrás.

domingo, 3 de abril de 2011

4 Ejercicios Físicos de Pre-parto


Ejercicio 1
— A gatas, con las rodillas en el suelo, el tronco horizontal.
— Redondear la espalda llevando la cabeza hacia abajo (la espalda muestra su superficie máxima) y espirando a fondo a fin de vaciar por completo los pulmones.
— Arquear la espalda, colocando la cabeza y la barbilla en prolongación con la columna vertebral, al tiempo que se efectúa una inspiración.

Ejercicio 2
— Tendida de espaldas, brazos extendidos a veinte centímetros del cuerpo, piernas extendidas.
— Doblar las piernas en la postura del loto, con las rodillas separadas y planta contra planta.
— Dejar caer las rodillas hacia el suelo, relajándose poco a poco.

Ejercicio 3
— Extensión de la columna vertebral. Este ejercicio debe practicarse con la espalda apoyada contra un plano duro: el suelo si lo haces acostada o la pared si lo haces de pie.
— Mantener los pies juntos; los talones, las nalgas, los hombros y la cabeza bien apoyados sobre el plano duro; los brazos reposando sobre el mismo, a ambos lados del cuerpo.
— Hundir el vientre y las nalgas lo más posible, a fin de que el hueco de los ríñones entre en contacto con el plano duro.
— Al mismo tiempo, hundir la barbilla en el cuello, «empujar» la parte alta de la cabeza y apoyarse sobre los talones, como intentando alargar el cuello.
— Mantener dicha posición un minuto, respirando con calma y regularmente.
— Relajarse 30 segundos y volver a adaptar esa posición.

Ejercicio 4
— De pie, con los pies juntos, las manos hacia delante, por ejemplo sobre el respaldo de una silla.
— Levántate sobre las puntas de los pies.
- Siempre sobre las puntas de los pies, agáchate poco a poco, separando las rodillas y manteniendo el busto recto.
- Levántate lentamente y apóyate en las plantas de los pies.

viernes, 1 de abril de 2011

Embarazo - Posiciones de Relajación


Las posiciones

Sentada. La posición más tradicional es sentada sobre el suelo, con la espalda recta, las piernas abiertas, dobladas, y los pies cruzados y pegados al bajo vientre; los antebrazos descansando cómodamente en las rodillas, con las palmas de las manos mirando hacia arriba.

Esta posición es parecida al asaría («modo de sentarse») yóguico más conocido, el Padma-asana o postura del loto.

De hecho, las numerosas variantes yóguicas de la posición de los pies son difíciles de realizar para un occidental. Lo esencial en la postura del loto, bastante incómoda al principio, es que resulta excelente para la espalda y la columna vertebral.

Se puede lograr igualmente una buena relajación en un sillón, a condición de que no sea demasiado blando y posea un respaldo recto.

Acostada sobre la espalda. Es la posición más fácil. Acuéstate en el suelo, sobre una alfombra y no sobre la cama, es demasiado blanda.

Debes tenderte sobre la espalda, con un almohadón bajo la cabeza —bajo la nuca sobre todo—, otro bajo las corvas, manteniendo las rodillas ligeramente dobladas, y otro bajo los pies, para que estén cómodos.

Acostada sobre un costado. Esta posición resulta muy agradable hacia el final del embarazo y durante el mismo parto, cuando la masa del útero pesa sobre el abdomen.

Debes apoyarte sobre un costado, casi sobre el vientre, con un almohadón bajo la cabeza. Si el lado elegido es el derecho, el brazo derecho debe deslizarse bajo el cojín, y el izquierdo reposar en el suelo, por delante del cuerpo; la pierna derecha, en contacto con el suelo, se mantiene casi recta, con una flexión muy ligera; la izquierda se lleva hacia delante, semiflexionada; puede colocarse un almohadón suplementario bajo la rodilla izquierda.

Naturalmente, si el elegido es el lado izquierdo, debes adoptar una postura simétrica de la que acabo de describir.

jueves, 31 de marzo de 2011

El Parto - Preparación Física


Preparación física

Los objetivos de la preparación física son mantener en buenas condiciones físicas a la mujer encinta y darle a conocer técnicas musculares y respiratorias que le serán útiles en el parto.

Dicha preparación comprende un determinado número de ejercicios, que dividiré en cuatro categorías de modo algo arbitrario:

1. Ejercicios de relajación.

2. Ejercicios respiratorios.

3. Ejercicios de flexibilidad.

4. Ejercicios musculares.

Veremos cómo ciertos ejercicios ganan con la práctica, no sólo antes del parto, sino también en el período que sigue a éste.
Al principio, es casi indispensable que hagas la gimnasia bajo el control de tu monitora de preparación para el parto.

Pero quede claro que las sesiones de gimnasia dirigida no bastan; su ritmo no podría rebasar una o dos veces por semana, mientras que una buena preparación debe comprender un entrenamiento físico cotidiano. Debes pues repetir en tu casa, cada día, en una o dos sesiones no demasiado largas, los ejercicios que hayas aprendido en el curso. Evidentemente, estas sesiones diarias no deben fatigarte, lo que sería contrario al objetivo buscado; una duración de un cuarto de hora a veinte minutos se considera suficiente.

Es el momento de que tu marido te ayude, colaborando así en tu preparación para el nacimiento de vuestro hijo. Lo habéis concebido juntos, es obra de los dos, por lo que debéis preparar juntos su venida al mundo. Tu marido no debe limitarse a pagar las facturas de la canastilla y la cuna, sino que también él debe preparar la llegada del recién nacido, no sólo arreglando la habitación del bebé o eligiendo su primer tren eléctrico, sino sobre todo comprendiendo lo que ocurre y va a ocurrir dentro de ti, y ayudándote moral y físicamente a prepararte para ello.

Insisto, ese hijo lo habéis hecho entre los dos, y con todo vuestro amor debéis preparar los dos su venida al mundo.

martes, 29 de marzo de 2011

La Preparación para el Parto


La preparación para el parto puede ser emprendida a partir del sexto o séptimo mes del embarazo.

Normalmente, dicha preparación supone un cierto número de Sesiones (de 6 a 8), reuniendo de cuatro a seis mujeres encinta en torno a una comadrona. Es muy conveniente la presencia del marido en esas sesiones, pues como ya he dicho, tanto el embarazo como el nacimiento deben ser preparados y vividos entre los dos.

Cada sesión se divide en tres partes:

— una primera parte teórica, que describe, con ayuda de esquemas o películas, las nociones anatómicas básicas, así como el mecanismo y el desarrollo del nacimiento;

— una segunda parte de ejercicios prácticos, donde se explican y ejecutan los diversos movimientos respiratorios, de relajación y gimnásticos descritos más adelante;

— una tercera parte de conversaciones libres, en la que se establece entre las participantes una libre discusión sobre cualquier lema que deseen abordar, que haga referencia de un modo u otro al nacimiento, al hijo, a la mujer.

Lo ideal sería que se pudiera añadir a esas sesiones reuniones periódicas con un psicólogo, a fin de abordar los componentes psíquicos del «mito» del parto, ya que, junto con la preparación física, es muy importante la preparación intelectual y psicológica

Como ya he indicado, su objetivo principal es hacer desaparecer el temor eliminando el misterio.

Eliminar el misterio supone proporcionarte algunas nociones esenciales e indispensables sobre tu anatomía y sobre el funcionamiento de tus diversos órganos, a fin de que puedas comprender mejor lo que va a ocurrir dentro de ti.

Dicho esto, hay un punto sobre el que quiero insistir ante todo: el hecho de que asistas regularmente a las clases no debe hacerte pensar que abordarás el alumbramiento sabiendo obstetricia (a modo de comparación, quiero recordarte que las comadronas requieren tres años de difíciles estudios para adquirir los conocimientos pertinentes).

La finalidad de esos cursos es que comprendas lo que acontece dentro de ti en el curso del embarazo y el parto, pero esos conocimientos, forzosamente elementales y esquemáticos, son insuficientes para permitirte analizar una situación obstétrica real.

Es absolutamente necesario que asimiles bien ese hecho, ya que imaginando que lo sabes todo correrías el riesgo de desorientarte al contacto con la realidad; tal desorientación podría hacerte perder todos los beneficios obtenidos durante la preparación.

domingo, 27 de marzo de 2011

Ejercicios preparatorios del Parto


Los ejercicios físicos que describiré en las páginas siguientes son de sencilla ejecución, y constituyen el mínimo indispensable para una preparación eficaz al parto sin dolor. Si no los realizas a diario, difícilmente podrás beneficiarte de las ventajas del parto sin dolor, criticando luego los resultados de un método del que en definitiva no habrás seguido las directrices.

La preparación para el parto sin dolor, al igual que la adquisición de cualquier otra técnica, requiere disciplina, interés y paciencia.

Disciplina. Debes efectuar regularmente estos ejercicios, mana na y tarde, comenzando con sesiones de diez minutos, que prolongarás poco a poco hasta los veinte minutos. Puedes y de-hes encontrar el tiempo necesario para estos ejercicios.

Cualquier excusa para no llevarlos a cabo será una mala excusa, ya que, ¿hay acaso algo más importante para una futura madre que prepararse para la llegada de su hijo?

Interés. Debes comprender y penetrar la importancia real de la preparación que realizas, la eficacia real de los ejercicios, que nunca debes hacer distraída, escuchando la radio o dejando que te interrumpa otra persona. Paciencia. Debes admitir que ninguna técnica se adquiere rápidamente y sin esfuerzo. Debes realizar un esfuerzo cotidiano, y no abandonarte a medida que se acerca el tan esperado acontecimiento. Lo que se te pide es mínimo, y el beneficio será considerable, así que hay que tener paciencia y llegar hasta el final.

Algunas de mis lectoras reconocerán en los imperativos que acabo de enunciar las reglas básicas de muchas enseñanzas tradicionales de índole filosófica o espiritual. No es casual.

He asociado voluntariamente en estos ejercicios las ventajas del yoga ancestral a las técnicas occidentales kinesiterapéuticas. Los consejos del Hata-Yoga me han sido proporcionados por fieles discípulos del maestro hindú Iyengar, considerado como uno de los más escrupulosos garantizadores de la pureza del yoga.

En cuanto a las técnicas kinesiterapéuticas, he acudido en busca de consejo a varias kinesiterapeutas profesionales con hijos, ya que la práctica concreta me parece siempre superior a la teoría abstracta.

Como ya he dicho, los ejercicios preparatorios están divididos en cuatro grupos: relajación, respiración, flexibilidad y musculación. Describiré cada uno de estos grupos sucesivamente.

En la práctica de mañana y noche, debes realizar los ejercicios en el orden siguiente: respiración, flexibilidad, musculación, respiración, relajación.

sábado, 26 de marzo de 2011

Preparación del Parto - Método Pavloviano


El método pavloviano

De origen soviético, el método denominado psicoprofiláctico pretende ser absolutamente científico, basado en la fisiología experimental del sistema nervioso. Ésa es la razón de que apele a los trabajos del fisiólogo Pavlov.

Se trata de un concepto del dolor en el que los reflejos condicionados juegan un papel primordial.

Por una parte, los reflejos condicionados han provocado en la mujer la noción de parto igual a dolor, como lo demuestra el adagio del Génesis: «Parirás con dolor».
Así pues, se trata de erradicar ese condicionamiento creando nuevos reflejos condicionados que asocien la idea del alumbramiento a nociones positivas y de felicidad, es decir, a la alegría de la maternidad.

Además de los reflejos condicionados, la teoría pavloviana se propone utilizar ciertos datos de fisiología cerebral: la percepción del impulso nervioso procedente del útero depende evidentemente del cerebro, que desempeña el papel de «catalizador».Según su estado, ese analizador puede recibir un mensaje nervioso e interpretarlo como dolor, mientras que en otras circunstancias el mismo mensaje nervioso se interpreta como una sensación no dolorosa.

Por lo tanto, se trata de modificar el comportamiento del analizador cerebral en el sentido que nos interesa. ¿Cómo lograrlo?

Si admitimos que el dolor no constituye tan sólo una percepción sino también una reacción emotiva, se comprenderá que el contexto emocional y fisiológico es capaz de influir en la interpretación del analizador: las actitudes de una mujer emotiva, angustiada y pasiva serán actitudes negativas que favorecerán el dolor; por el contrario, la calma, la participación activa, la convicción de que la maternidad no es una condena sino una alegría de índole personal y social son actitudes positivas que favorecen la eliminación del dolor.

Un tercer descubrimiento de Pavlov, el de los fenómenos de inhibición cerebral, se utiliza también en el método psicoprofiláctico; una intensa actividad de una zona cerebral dada parece crear alrededor de dicha zona un área de inhibición o de silencio cerebral.

Manteniendo deliberadamente una actividad cerebral suficiente una sensación dolorosa puede desaparecer si se encuentra en la zona de inhibición. Así pues, no sólo se trata de «distraer» a la mujer, sino de sacar provecho de una determinada propiedad de la fisiología cerebral.

Tales concepciones conducen pues a una preparación intelectual y moral de la mujer, pero también a la creación de un medio obstétrico distinto, en el que pueda tener parte muy activa durante el alumbramiento.

viernes, 25 de marzo de 2011

El Parto - Preparación Psicológica


Preparación psicológica

Por supuesto, la preparación psicológica es inseparable de la preparación intelectual. El hecho de que te hayan puesto al corriente de los fenómenos fisiológicos del embarazo y el parto debe llevarte a desechar ciertos prejuicios, y en especial a rechazar ciertos temores, confesados o inconfesados; cuando desaparece el misterio desaparece la angustia, y esa victoria sobre la angustia debería ser el primer resultado psicológico de una preparación eficaz.

Durante las clases y las charlas subsiguientes, el partero, o la comadrona monitora, deben completar la preparación psicológica creando una atmósfera de tranquilidad y comprensión, y esforzándose en suprimir los condicionamientos que hacen del alumbramiento una prueba humillante y dolorosa, una servidumbre, una punición. Dichas nociones negativas deben ser reemplazadas por nociones positivas, la principal de las cuales es la siguiente: gracias a la preparación, eres capaz de modificar por ti misma tus relaciones «cerebroviscerales», a fin de volver más fácil el parto. En lugar de sufrir pasivamente, te vuelves activa, pues tienes un papel que jugar.

De modo general, se puede decir que la preparación sirve para que tomes una actitud adulta y responsable frente al acto de poner un hijo en el mundo, acto que, repitámoslo, es perfectamente normal, mas sin embargo tiene un cierto carácter excepcional con respecto a los demás actos de la existencia.

Una preparación lograda implica asimismo una transformación ile las relaciones entre tu partero y tú. La actitud del partero ya no debe ser paternalista («no se ocupe de nada, no intente comprender, tenga confianza en mí»); del mismo modo, tu actitud ya no debe ser una regresión de tipo infantil.

Por supuesto, una preparación bien llevada no anulará la confianza que debes depositar en la persona que te atienda en el parto; al contrario, se tratará de una confianza razonada que te llevará a participar activamente y a colaborar en el éxito del parto.

La preparación psicológica sería incompleta si no comprendiera lambién una toma de contacto con los locales y con el personal de la sala de partos; conocer el lugar y conocer a las comadronas y enfermeras es otro medio de eliminar la ansiedad.

Es aconsejable que visites una sala de partos, que veas, en su marco real, la cama de obstetricia y los instrumentos que concurren para lograr tu seguridad y la de tu hijo (material de reanimación, incubadora, etc.).

Las nociones de seguridad y calma, en relación con los mismos lugares en que tiene lugar el alumbramiento, me parecen un factor importante en la preparación psicológica, pues vas a adquirir esa seguridad por ti misma, en contacto con la realidad y no simplemente por mediación de la monitora.

jueves, 24 de marzo de 2011

Preparación del Parto - Método Read


El método Read

Ninguna obra sobre el alumbramiento puede dejar de referirse a la iluminación que tuvo Read mientras atendía un parto en una mísera vivienda de Whitechapel, donde, conmovido por la actitud de la parturienta, tuvo la revelación de que «aquello no debía de doler».

Tal es en efecto la idea inicial sustentada por Read: el parto es un fenómeno fisiológico normal, y como tal no tiene por qué ser doloroso. Para Read, el dolor debe ser considerado siempre como una señal de alarma que manifiesta alguna anormalidad.
¿Cuál es entonces la razón de que las mujeres sufran en el curso de un parto normal?

En primer lugar, y ante todo, porque tienen miedo: miedo de lo desconocido que todo alumbramiento supone, miedo también a causa de la tradición firmemente establecida que hace que cada madre cuente a su hija, a fin de «instruirla» y con todo lujo de detalles, los horribles dolores de sus propios partos (con igual secreto orgullo que el padre cuando narra sus campañas militares).

Ese temor origina lo que Read denomina «tensión»: tensión tísica, de los músculos de la zona abdominopélvica, primera causa de dolor; tensión psicológica también, que intensifica aún más los fenómenos dolorosos.

Así pues, la tensión, provocada por el temor, es la causa directa del dolor, por irritación de las numerosas terminaciones sensitivas existentes en la pelvis y en el útero.

De ahí la célebre tríada: temor = tensión = dolor, que resume las concepciones de Read.

Partiendo de esa base, Read elabora del modo más empírico un método de preparación que se propone suprimir el dolor suprimiendo el temor y la tensión. Para suprimir el temor emplea la educación (que elimina el factor de desconocimiento) y, en cierta medida, la sugestión. Para suprimir la tensión preconiza la tranquilidad voluntaria, es decir, la relajación.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Estudiando al Parto - Parte 2



La imagen de la madre había desaparecido definitivamente.

La mujer moderna se halla a solas con su miedo, frente a la ciencia, ,i sus máquinas electrónicas y al hombre vestido de blanco.

Esta nueva teoría explica a la perfección los excelentes resultados obtenidos con el método de preparación psicoprofi láctica para el parto, más conocido por la impropia denominación de preparación para el parto sin dolor (PSD).

Antes de hablarte de las dos corrientes de pensamiento (Read y Pavlov) que han conducido al PSD tal como se suele practicar en la actualidad, querría señalar otra deducción que se desprende de la Icoría de las compuertas.

El cerebro parece ser capaz de reajustar el nivel a partir del cual se inhibe el dolor. Parecería que cuanto más se lucha contra el dolor, más se retarda el cierre de la compuerta; y cuanto mayor es la aceptación del dolor, más se favorece el cierre de la misma y con él la desaparición del dolor.

Nos parece más cierto, médica y científicamente hablando, admitir que las contracciones uterinas del parto son fisiológicas y no deberían ser dolorosas —ya que el dolor no se halla inscrito a nivel genético—, y que la sensación ligada a la percepción de la contracción uterina ha sufrido una modificación, una perturbación de orden cerebral.

El útero puede sufrir, al igual que oíros órganos internos —como el estómago por ejemplo—, influencias externas e internas que modifican su trabajo y modifican asimismo, a nivel cerebral, la traducción, la integración de la percepción de las excitaciones de que es objeto; tales influencias externas e internas son capaces de perturbar las sensaciones que van del útero al cerebro, y viceversa. [...] Nos parece que el dolor de la parturienta no es sino la expresión de la huella mnésíca o de la pantalla de una potente angustia inscrita en un cierto nivel superior de su cerebro. Nos parece incluso que ese dolor representa a ¡a vez la expresión y la pantalla de la angustia de la muerte y de un sentimiento femenino de culpa.

martes, 22 de marzo de 2011

Estudiando al Parto - Parte 1



La mujer, en el momento del parto, siempre reclama a su madre. Ya se trate de un hombre o de una mujer, se recurre a la madre en cualquier momento dramático de la vida, cuando el ser humano se halla atormentado por el sufrimiento o la muerte; el guerrero que muere en el combate llama a su madre, la mujer que da a luz. busca la reconfortante presencia de la suya. El amor materno supone protecCión, calor, solicitud; es incondicional, último refugio del desposeído, del desgraciado, del débil.

El hombre herido en combate se halla débil y desposeído, perdido, como débil, perdida y desposeída se encuentra la mujer que pare. Durante mucho tiempo, el parto ha representado para la mujer lo que el combate para el hombre, lo que aún representan a veces las «obligaciones militares»: algo ineludible, que auna la idea de deber, de sacrificio y de sufrimiento.
Antiguamente, el ruego de la parturienta era atendido; era su madre quien la asistía, o en su defecto una sustituía de la madre, una prima, abuela o pariente.

Apoyada en las rodillas de esa mujer de más edad, puesta en cuclillas sobre las dos piedras ancestrales que aún están presentes en muchas tradiciones, la madre del alba de la humanidad daba a luz a su hijo.

Más tarde, a fuerza de acumular experiencias y de asistir a un nacimiento tras otro, esas mujeres mayores que asistían a las parturientas, esas «matronas» adquirieron ciertos conocimientos. Entonces se las buscó con preferencia, debido a que estaban más habituadas, a que tabían (de ahí que en francés se las denomine sage-femme, «la que sabe») y su presencia era tranquilizadora.

A lo largo de los siglos, el concepto de «la que sabe» prevaleció sobre el de «la que representa a la madre», para desembocar en el siglo XVIII en la total preeminencia del conocimiento y la ciencia sobre el sentimiento, sobre la humanización.
Era terreno abonado para la eclosión de la imagen aún más prestigiosa del partero, el que sabe todavía más, el que conoce la medicina y la cirugía, y cuyos tímidos comienzos, a fines del siglo XVIII, desembo-caron finalmente en la supremacía absoluta en el siglo actual.


domingo, 20 de marzo de 2011

El Parto - Gale Control Theory



Algunas nociones teóricas
Hasta hace muy poco, nuestra concepción del funcionamiento del dolor era muy simplista. Una estimulación excesiva en un punto cualquiera del cuerpo originaba una información, un «estímulo», es decir una reacción electroquímica.

Dicho estímulo, transformado en impulso nervioso, recorría los nervios hasta la médula espinal —contenida en la columna vertebral—, la cual lo enviaba al cerebro. Allí, el estímulo era descifrado e interpretado como dolor.

Ese esquema demasiado sencillo no explica en qué consiste realmente el dolor, así como tampoco explica ciertos hechos paradójicos: los intensos dolores que los amputados perciben a veces en su miembro desaparecido (dolores fantasma); la anestesia «psicológica» (como es el caso del soldado herido en combate y que en ocasiones, impulsado por la acción, puede continuar combatiendo sin siquiera darse cuenta de que se halla herido); los dolores anulados de modo inconsciente por el propio cerebro (como ocurre con el automovilista herido en un accidente, el cual, a pesar de su pierna rota, se aleja por su propio pie del vehículo en llamas; el cerebro concede prioridad a la orden motora —alejarse— sobre la sensitiva el dolor—); los dolores voluntariamente atenuados, incluso a veces suprimidos, por medio de ciertas técnicas orientales de dominio de la mente sobre el cuerpo.

Una nueva teoría, formulada por los investigadores R. MalzackyP. Wall, podna contribuir a esclarecer los mecanismos del dolor, explicar loS casos inexplicables y suministrar un vasto campo de acción para la supresión real de los fenómenos dolorosos durante el nacimiento.

A esta teoría se la denomina gale control theory (teoría de las compuertas de seguridad), ya que supone que las vías utilizadas por el impulso nervioso doloroso no son vías pasivas, sino que están provistas de «compuertas», de medios de inhibición del dolor, cuando éste alcanza ciertos niveles. Dichas compuertas estarían situadas en la médula espinal y sobre todo en el cerebro.

El cierre o no cierre de las compuertas, es decir, la inhibición o la persistencia de la sensación dolorosa, no es automático, sino que puede estar influenciado por las experiencias pasadas, el inconsciente, el temor, las emociones, etcétera. Esta teoría es pues la primera en proporcionar una explicación válida de los fenómenos dolorosos que acontecen en el parto. La sensación muscular de la contracción uterina no debería ser percibida normalmente como dolorosa.

Es el temor ancestral a lo desconocido y la idea de la muerte, asociados de modo inconsciente al nacimiento, lo que ha transformado en dolorosa una sensación que a! principio no tenía ninguna razón para serlo. El temor a lo desconocido se remonta al alba de la humanidad. A él se asoció la idea de la muerte, pues, durante milenios, la muerte de la mujer en el parto se manifestó como una cruel posibilidad. Finalmente, el miedo al dolor vino a completar el círculo vicioso, origen de perturbaciones en el funcionamiento de las compuertas.