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jueves, 11 de julio de 2013

Los signos de embarazo más común entre las mujeres


Los signos de embarazo pueden ser percibidos temprano. Algunos de ellos son: retraso de la menstruación, náuseas, oscurecimiento de los pezones, entre otros.

En el caso de la fertilización del óvulo por un espermatozoide, habrá la formación del cigoto, que se someterá a muchas divisiones celulares para desarrollarse en un embrión que se desarrollará en el útero. Cuando esto ocurre significa que la mujer está embarazada y que a partir de aproximadamente 40 semanas dará a luz a un niño.

En las primeras semanas después de la concepción, la mujer se siente algunos síntomas clásicos que pueden confirmar el embarazo. A continuación, se enumeran los síntomas más comunes que una mujer puede sentir al inicio del embarazo, y señaló que estos síntomas varían de mujer a mujer.

Retraso en la menstruación: el retraso de la menstruación puede ser un indicio de que la mujer está embarazada. Pero es importante recordar que no se trata sólo de que el embarazo hace que el retraso de la menstruación.

Dolores de cabeza: al principio del embarazo, aumento del flujo sanguíneo provoca cambios hormonales que pueden causar dolores de cabeza.

Las náuseas y náuseas matutinas: a causa de la elevación de las hormonas producidas por la placenta, algunas mujeres tienden a sentirse mal en las primeras semanas del embarazo, pero algunas mujeres tienen molestias persisten durante todo el embarazo. Estas enfermedades son más frecuentes en la mañana, pero se puede sentir en cualquier momento del día.

Oscurecimiento de los pezones: algunas hormonas liberadas durante el acto embarazo en las células responsables del color de los pezones, causando pardeamiento.

Mayor sensibilidad en las mamas: aumento de senos es uno de los primeros síntomas del embarazo. Son muy sensibles y pesadez.

Sangrado leve: se produce cuando la implantación del embrión en el útero y en el embarazo temprano. Puede ser un sangrado muy ligero o de descarga a un color marrón que se considera normal. Es importante destacar que, si hay algún sangrado después del primer mes de embarazo la mujer debe buscar atención médica de inmediato.

Cansancio: el embarazo, el cuerpo de una mujer produce muchas hormonas, que en última instancia, deprime el sistema nervioso, causando fatiga e incluso mareos.

Calambres: Algunas mujeres pueden sentir calambres como señal de que el útero se prepara para el embarazo.

Dormir demasiado: a causa de exceso de hormonas y el metabolismo más lento, la mujer puede sentir mucho sueño.

Aumento de la necesidad de orinar: durante el primer trimestre del embarazo, el útero aumenta, comprimiendo la vejiga, dando la sensación de que está lleno, lo que lleva a la mujer a ir al baño con más frecuencia, especialmente durante la noche.

Estos son síntomas típicos del embarazo temprano, pero en el inicio de la sospecha, la mujer debe buscar un ginecólogo que se haga el examen demuestra que el embarazo y también para iniciar la atención prenatal, en su caso.

lunes, 26 de marzo de 2012

Encapsulación de la placenta


Me enteré de la encapsulación de la placenta durante el segundo trimestre de mi segundo embarazo. Uno de mis amigos más cercanos acababa de tener su tercer hijo y decidió tener su placenta encapsulado por primera vez. Mi amigo dio testimonio de la inmensa salud y recibió los beneficios de recuperación.

 Mi reacción inicial fue de indignación y curiosidad parte parte. El consumo de la propia placenta, parecía un poco extraño, pero tiene numerosos beneficios para la madre después del parto. Empecé mi propia investigación sobre el tema y pronto descubrió para mí los beneficios para la salud detrás de placentofagia. Mi investigación me ha dicho que la placenta le proporciona un equilibrio de las hormonas después del parto y también ayuda a combatir la deficiencia de hierro y la depresión post parto que es bastante común después de que uno ha dado a luz.

La ingestión de la placenta ayuda al proceso de curación, aumenta la producción de leche, y ayuda a combatir la fatiga. Hablé con mi partera sobre la encapsulación placenta y ella fue muy positivo al respecto. También hablé con mi hermana que había tenido un bebé recientemente y tenía la placenta encapsulado para la ingestión. Todo lo que he leído y oído hablar de la placenta de encapsulación fue extremadamente positiva. En el momento en que entré en mi tercer trimestre, que se había asegurado un especialista en la encapsulación placenta para procesar mi placenta una vez que nuestra hija nació.

El proceso fue fácil. Después de dar a luz de la placenta y la partera que mirar por encima para asegurarse de que estaba intacta, etc, que se llama el especialista de la encapsulación. A las pocas horas llegó a nuestra casa. Ella trajo a todo el equipo necesario para cocer al vapor y deshidratar mi placenta. Charlamos durante unos breves instantes y se pusieron a trabajar.

Después de una hora de mi placenta estaba deshidratado (un proceso que lleva veinticuatro horas). Al día siguiente regresó a tierra y encapsular la placenta procesado (que también hizo una tintura para su uso posterior). Comencé a tomar las cápsulas de la noche y continuó tomando de acuerdo a sus instrucciones.

Los resultados fueron sorprendentes! Dentro de un día que tenía más energía y el dolor y el dolor había disminuido. Mi producción de leche fue (y sigue siendo) muy bien. Mi sangre se redujo a casi nada el plazo de nueve días. Mi útero contraído con tanta rapidez que yo era capaz de encajar en un par de jeans pre-embarazo en menos de dos semanas.

A los pocos días me sentí como si ni siquiera había tenido un bebé! Yo seguía teniendo los niveles fenomenales de energía. Estoy muy impresionado con los beneficios que he recibido de tomar las cápsulas de la placenta y puedo decir sin duda que voy a tener mi placenta encapsulado con mis futuros embarazos!

sábado, 30 de abril de 2011

Placenta Previa


¿Qué es la placenta previa?

I'raevia es un término latino que significa «delante del camino». La placenta previa es una placenta que se encuentra insertada, anormalmente, en la parte baja del útero, cerca del cuello, y que en consecuencia constituye un obstáculo para la abertura del mismo; un obstáculo «delante del camino» del feto.

Durante el embarazo, esta placenta situada en una zona anormal tenderá a producir contracciones y a sangrar por efecto de las mismas. Así pues, el riesgo es doble: hemorragia y parto prematuro. Afortunadamente, el tratamiento (reposo, medicamentos que calman el útero) suele ser eficaz.

En el parto, la placenta previa sangrará, entorpecerá la abertura del cuello del útero y podrá constituir un obstáculo en el descenso del niño. En los casos difíciles, el médico no dudará en recurrir a la cesárea, la cual resolverá todos los problemas.

Su diagnóstico es fácil, y se basa en la ecografía, que visualiza la placenta y precisa su ubicación exacta.

miércoles, 27 de abril de 2011

La Placenta


¿Qué es la placenta?

La placenta es el lazo de unión entre tu hijo y tú. Por poner un ejemplo, yo diría que la placenta es a! niño lo que las botellas de oxígeno al submarinista; el cordón umbilical representaría el tubo que une al buceador con las botellas. En realidad, la función de la placenta es mucho más compleja, pues no sólo se trata de administrar oxígeno al niño, sino asimismo de proporcionarle todos los elementos nutritivos que necesita.

Desempeña además otros muchos papeles complejos, puesto que a partir del tercer mes del embarazo fabrica notables cantidades de hormonas (foliculina y progesterona), destinadas a asegurar la prosecución del embarazo.

En el momento de su expulsión, la placenta se presenta como una gruesa torta más o menos regular, de unos veinte centímetros de diámetro y con un peso de unos quinientos gramos. Presenta dos caras: una cara lisa y brillante, la cara fetal sobre la que se inserta el cordón umbilical y que estaba en contacto con el líquido amnióiico, y otra rugosa, rojiza, que era la que se hallaba insertada contra la pared del útero. Alrededor de la placenta se insertan las membranas que rodeaban al niño y al líquido amnió-lico, saco contenido a su vez en el útero. El fondo de ese saco es lo que constituye la bolsa de las aguas cuando el cuello comienza a abrirse.

La placenta tiene una constitución mixta; proviene a medias del huevo y del útero. Esas dos mitades, en forma de semicírculo, se hallan muy pegadas la una a la otra, y la placenta se encuentra así lijada en la pared del útero, en general en la parte más alta. Se une al ombligo del feto por medio del cordón umbilical, que flota en el líquido amniótico.

Constituye pues un órgano indispensable para el crecimiento del niño; le sirve al mismo tiempo de pulmones, de hígado, de glándulas secretoras, etc. Durante el embarazo, si el médico te pide análisis para verificar el nivel de hormonas es a fin de asegurarse del buen funcionamiento de la placenta, puesto que, como hemos visto, ésta segrega hormonas.

En el momento del nacimiento, cuando el niño sale al exterior, permanece unido a la placenta (que sigue en el interior del útero) por medio del cordón umbilical. El partero secciona el cordón de inmediato, o tras unos minutos. Quince o veinte minutos después de la salida del niño, la placenta se despegará espontáneamente, y será extraída de la vagina por el médico; es lo que se denomina expulsión.

La expulsión es pues la salida de la placenta y de la porción de cordón umbilical que permanece unido a ésta después de la salida del niño. Va acompañada de una ligera hemorragia, que corresponde al desprendimiento de la placenta y que no rebasa los doscientos centímetros cúbicos.

viernes, 15 de abril de 2011

El Parto - Expulsión de la Placenta


La expulsión de la placenta

Tras la salida del niño, la placenta permanece en el útero, adherida a la pared del mismo. Entonces, hay que proceder a cortar el cordón umbilical, que continúa uniendo al niño —ya salido del vientre de la madre— con la placenta, que sigue en el interior.

La placenta se despega por sí misma de la pared uterina, por lo general de quince a treinta minutos después de la salida del niño.

El desprendimiento de la placenta —debido a la reaparición de las contracciones uterinas— se manifiesta por la emisión de un poco de sangre en la vulva. El médico procede entonces a la expulsión de la placenta, que consiste en hacerla salir al exterior (esto podría producirse espontáneamente, pero requeriría varias horas); a tal fin, el partero abraza con una mano el fondo del útero y lo comprime para hacer salir la placenta, tal como se hace para expulsar el hueso de una fruta.

La placenta, seguida de las membranas fetales, denominadas amnios y corion, se recoge en una bandeja para proceder a su examen, a fin de asegurarse de que la expulsión haya sido completa.