En el curso de un parto normal, es decir en la mayoría de los casos, el grito es inmediato, el índice de Apgar se sitúa entre 9 y 10 en el primer minuto y los cuidados se reducen a unos pocos. Una vez mantenido el niño a una temperatura apropiada, se llevan a cabo, en orden cronológico, los siguientes pasos:
— desobstrucción de la nariz, de la boca y de la garganta con ayuda de una fina sonda de goma con la que se aspiran delicadamente todas las mucosidades que pueden llenar dichas cavidades. La desobstrucción se aconseja de modo sistemático en el parto clínico;
— examen corporal rápido a fin de asegurarse de la ausencia de malformaciones; se verifican la cavidad bucal y la nariz, el sexo, los dedos de las manos y de los pies, las caderas, el ano;
— seccionamiento de la porción restante del cordón, al nivel del ombligo, tras haber colocado una pinza especial. El ombligo se limpia de inmediato con m e re u roe rom o, después se realiza una cura con compresas y una banda de gasa enrollada alrededor del vientre del niño, a modo de una faja;
— aplicación de una gota de colirio antibiótico en cada ojo. Esta práctica, obligatoria desde hace muchos años, ha hecho remitir por completo la oftalmía del recién nacido;
— pesaje del bebé en una balanza apropiada, teniendo en cuenta el peso de la pinza del cordón umbilical. El peso normal de un recién nacido oscila como término medio de 3.000 a 3.300 gramos;
— medida del niño desde la cabeza a la planta de los pies: 50 centímetros aproximadamente;
— aseo del bebé; se le lava, peina, y viste antes de serle presentado a la madre;
— toma de las huellas de la planta de los pies y fijación del brazalete de indentificación (nombre, apellido y sexo) alrededor del puño.
Una vez satisfecha su primera visita al mundo de los humanos, podrá ser confiado unos minutos a su madre a fin de que se conozcan.
Después de lo cual será depositado en su cuna para proporcionar a la madre un descanso bien merecido.
En suma, hay que reconocer que la actitud clásica priva a la madre de un contacto inmediato con su hijo, y somete a éste a una serie de controles técnicos que evoca los sufridos por un electrodoméstico al final de la cadena de montaje.
Más adelante te mostraré que una actitud más humana es deseable, posible y beneficiosa.
— desobstrucción de la nariz, de la boca y de la garganta con ayuda de una fina sonda de goma con la que se aspiran delicadamente todas las mucosidades que pueden llenar dichas cavidades. La desobstrucción se aconseja de modo sistemático en el parto clínico;
— examen corporal rápido a fin de asegurarse de la ausencia de malformaciones; se verifican la cavidad bucal y la nariz, el sexo, los dedos de las manos y de los pies, las caderas, el ano;
— seccionamiento de la porción restante del cordón, al nivel del ombligo, tras haber colocado una pinza especial. El ombligo se limpia de inmediato con m e re u roe rom o, después se realiza una cura con compresas y una banda de gasa enrollada alrededor del vientre del niño, a modo de una faja;
— aplicación de una gota de colirio antibiótico en cada ojo. Esta práctica, obligatoria desde hace muchos años, ha hecho remitir por completo la oftalmía del recién nacido;
— pesaje del bebé en una balanza apropiada, teniendo en cuenta el peso de la pinza del cordón umbilical. El peso normal de un recién nacido oscila como término medio de 3.000 a 3.300 gramos;
— medida del niño desde la cabeza a la planta de los pies: 50 centímetros aproximadamente;
— aseo del bebé; se le lava, peina, y viste antes de serle presentado a la madre;
— toma de las huellas de la planta de los pies y fijación del brazalete de indentificación (nombre, apellido y sexo) alrededor del puño.
Una vez satisfecha su primera visita al mundo de los humanos, podrá ser confiado unos minutos a su madre a fin de que se conozcan.
Después de lo cual será depositado en su cuna para proporcionar a la madre un descanso bien merecido.
En suma, hay que reconocer que la actitud clásica priva a la madre de un contacto inmediato con su hijo, y somete a éste a una serie de controles técnicos que evoca los sufridos por un electrodoméstico al final de la cadena de montaje.
Más adelante te mostraré que una actitud más humana es deseable, posible y beneficiosa.