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martes, 15 de febrero de 2011

Trastornos urinarios en el Embarazo


Son frecuentes en la mujer encinta, en especial al final del embarazo. Puede tratarse simplemente de ganas frecuentes de orinar, de incontinencia o de disuria (dificultad de expulsar la orina), sin que haya sensación de escozor y manteniéndose ciará la orina.

Estas molestias suelen ser debidas a la presión que ejerce la cabeza del niño sobre la vejiga, y desaparecen después del parto. Por desgracia, no hay manera de evitarlas. Evita al menos beber antes de acostarte, a fin de que las ganas de orinar no te despierten con frecuencia durante la noche.

No obstante, a veces aparecen trastornos que se traducen en una verdadera infección urinaria, favorecida en la mujer encinta por la presión del útero sobre las vías urinarias, así como por la diarrea, que provoca la aparición de colibacilos, microbios habituales en la infección urinaria. Los signos que deben inquietarte y hacerte consultar al médico son:

— ganas muy frecuentes de orinar, con sensación de escozor;

— dolor o pesadez a la altura de la vejiga;

— orina turbia, oscura, con sedimentos.

El médico te pedirá que te hagas un análisis de orina a fin de aislar el microbio causante de la infección (habitualmente un colibacilo) y prescribirte el tratamiento adecuado (sulfamidas o antibióticos) para evitar que esa pequeña infección de la vejiga alcance al resto de las vías urinarias, llegando a provocar la grave pielonefritis (fiebre alta, acompañada de escalofríos, dolor a la altura de los ríñones, orina muy turbia, incluso francamente purulenta).

Los mejores medios para prevenir la aparición de estas molotias son, por una parte, evitar la diarrea, y por otra, beber cada día una cantidad suficiente de líquido, a fin de mantener un buen drenaje renal.