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Bebés gemelos: Similares pero diferentes

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lunes, 31 de octubre de 2011

Prevención y tratamiento del Sarampión


Las complicaciones más comunes son: otitis, sordera o disminución de la audición y neumonía. La encefalitis es una grave complicación que puede producirse en 1 de cada 600 casos, estadísticamente, en algunos países.

Esto no depende del estado previo del enfermo sino de una circunstancia completamente azarosa, que determina que se produzca esta localización. Cuando el afectado es muy pequeño o su estado físico es deficiente la posibilidad de complicaciones (y aun de mortalidad) aumenta.

En la actualidad contamos con importantes elementos para prevenir esta enfermedad. Se dispone de una vacuna de virus vivos atenuados, de probada inocuidad y eficacia, y basta una sola dosis para conseguir inmunidad.

Es aconsejable administrarla a partir de los 12 meses de vida, momento en que el organismo está en condiciones de producir los anticuerpos necesarios. Cada uno de nosotros, en forma individual y colectiva, debemos ser promotores de la educación para la salud, en nuestro ámbito de acción.

Esto es necesario, pues siempre se ha puesto el énfasis en las acciones de reparación, es decir, cuando ya han fracasado todas las medidas de fomento de la prevención. El hecho de que sigan muriendo niños como consecuencia del sarampión demuestra un desprecio de los medios con que contamos para prevenirlo.

sábado, 29 de octubre de 2011

Superficie inclinada para bebés


La superficie inclinada, una tabla para gimnasia. Crearás fácilmente una superficie inclinada colocando un extremo de una cama sobre una o dos sillas.

O bien utilizar el tablero de una mesa, de sesenta a noventa centímetros de ancho por metro y medio a un metro ochenta de largo, forrada con algodón o gomaespuma y cubierta de hule.

El niño utilizará este tablero para jugar, o bien, puedes ponerle encima de él y utilizarlo como tabla de gimnasia para los ejercicios.

Si la pones en el suelo y levantas uno de los extremos de modo que forme un ángulo, el niño podrá rodar por ella, intentar subirla a gatas y, más tarde, trepar. Más tarde todavía, coloca el tablero sobre soportes de unos veinte centímetros de alto, y el niño lo empleará para aprender a trepar a una superficie más alta y a descender de ella.

sábado, 15 de octubre de 2011

Los Genes en el Bebé


¿RUBIO O MOROCHO?

Como ya dijimos un feto es portador de 23 cromosomas procedentes de la madre y de otros 23 procedentes del padre. Estos se organizan formando parejas.

Los genes de cada par de cromosomas pueden ser dominantes o recesivos. Dominante es aquel que se manifiesta siempre (por ejemplo, los ojos y cabellos oscuros). Recesivo es el que pasa inadvertido en presencia del dominante (como los ojos azules y el cabello rubio).

El gen recesivo sólo tiene efecto cuando se une con otro recesivo, es decir un individuo tendrá la característica correspondiente si la hereda de ambos progenitores. Puede que no se manifieste en sus padres, si en ellos va escondida tras un gen dominante.

El color de la piel depende de varios genes, lo que explica la gran variedad de tonalidades que puede adoptar. La estatura responde a más genes aún lo que hace todavía más complejo su estudio.

Sin embargo, aislando factores de tipo ambiental como la alimentación y la salud, los genetistas consideran que la estatura está genéticamente determinada en un 80 por ciento.

jueves, 13 de octubre de 2011

Definición del Sexo en Bebés


LA DEFINICION DEL SEXO

Existen dos tipos de cromosomas sexuales: los X y los Y. Los óvulos sólo son portadores de cromosomas X y los espermatozoides pueden llevar cromosomas de tipo Y o X.

De la unión de un X materno con un X paterno, nacerá una niña. En cambio, si el X materno forma pareja con un Y paterno, nacerá un niño. Es, por lo tanto el espermatozoide quien determina el sexo.

Si consideramos que los X e Y se encuentran en partes iguales en el semen, la probabilidad de que nazca un hijo de uno u otro sexo es, en caso de embarazo del 50 por ciento.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Desarrollo del Lenguaje del Bebé


Sonríele a fin de no inhibir su placer en emitir sonidos, pero no repitas los de esa clase. Y deja poco a poco de recompensarlos, ni siquiera con una sonrisa.

Así lo hacen la inmensa mayoría de las madres —de manera más o menos consciente—, debido a que prácticamente todos los niños del mundo emiten los mismos sonidos durante los primeros seis meses de su vida. Las diferencias en el balbuceo, de acuerdo con las diversas nacionalidades, aparecen hacia finales del noveno mes.

Si empiezas a diferenciar ya en el quinto mes los sonidos emitidos por tu hijo, recompensando algunos y otros no, su repertorio irá incluyendo los primeros con mayor frecuencia, mientras que los segundos desaparecen.

Esto significa que el niño comienza a imitar los sonidos de su lengua materna, siempre, claro está, que haya pronunciado ya espontáneamente algunos similares. Este estadio de modelación precede al de la verdadera imitación, que suele desarrollarse al final del quinto mes.

Veamos ahora cómo enseñar al niño a utilizar sus expresiones vocales como un medio de establecer el contacto social. Durante el quinto mes, empieza a murmurar y a tratar de suscitar deliberadamente reacciones de su entorno. Pronto descubrirá que dichas reacciones son de dos tipos.

Sus murmullos no provocan ninguna reacción en el mundo en general, pero pueden causar un efecto considerable en las personas que le rodean. Esta experiencia es la condición indispensable para que comience a usar sus expresiones vocales como medio de establecer el contacto social. Hasta entonces, había reaccionado pasivamente en sus contactos con la gente.

Por ejemplo, volvía la cabeza en la dirección desde la cual le llamabas. En el sexto mes, en cambio, empezará por regla general a servirse de su voz para establecer un contacto directo contigo. Cuando no le hagas caso, intentará llamar tu atención emitiendo sonidos. Se trata de un estadio importante en el proceso de socialización.

Sin embargo, no es exclusivo de los seres humanos, ya que muchos animales atraen voluntariamente la atención hacia ellos. El murmullo emitido para llamar tu atención tiene el mismo propósito que el llanto primario, pero se distingue de él por el hecho de ser deliberado, no reflejo, y porque va dirigido a una persona específica, no a cualquiera.

martes, 11 de octubre de 2011

Un bebé feliz


El humor general de una persona está determinado no sólo por factores hereditarios, sino también por factores del medio ambiente. Quizá estos últimos sean los más importantes. Los seres humanos se muestran más receptivos a este respecto durante la primera época de su vida.

Por consiguiente, la alegría de vivir, la necesidad de ser activo y el optimismo dependen en gran medida del medio ambiente educativo al comienzo de la vida. Resumiré una vez más los medios para que el niño se sienta feliz y satisfecho.

Un buen humor exige la satisfacción de las necesidades biológicas y psicológicas del bebé. Entre ellas, hay que insistir sobre la necesidad de actividad.

Ha de disponer de espacio, tiempo y medios para jugar o para ocuparse en pequeñas tareas, de manera que pueda hacer u observar algo por sí mismo. Un niño inactivo no cuenta con nada que le haga feliz y, por lo tanto, se sentirá solitario. Y existen todavía más probabilidades de que ría felizmente cuando juegue contigo o con otras personas allegadas.

viernes, 7 de octubre de 2011

Reconocimiento de objetos en bebés


Volver la cabeza hacia un objeto nombrado en distintas condiciones. En diversos ejercicios, la reacción se produce enseguida si se mantienen las condiciones estables. Pero tan pronto como se altera alguna de ellas, la reacción del pequeño se hace insegura.

Por ejemplo, lo más probable es que no reaccione si la pregunta proviene de su abuela, en lugar de formularla tú. El presente ejercicio está destinado a enseñarle a reaccionar aunque se modifiquen las condiciones. Empieza por sentarte en un punto distinto con respecto al objeto, obligando así al niño a girar la cabeza en otra dirección.

Sostenlo de otra manera, por ejemplo no en brazos, sino sentado en tu regazo. Más tarde, puedes alterar la entonación de tu voz. Por último, pronunciarán la palabra el padre, la abuela u otra persona allegada. Sólo el objeto, en este caso la lámpara, ha de continuar siendo el mismo. Con esto se crea una asociación entre dos fenómenos fundamentales, la palabra y la lámpara.

Los demás detalles perderán poco a poco su significación. Observarás que este ejercicio favorece también la capacidad infantil de abstracción.

Distinguir entre objetos nombrados verbalmen-te. No se debe intentar este ejercicio hasta que el niño domine los ejercicios, cosa que logrará, en general, durante el séptimo mes. Sirve para recompensar y perfeccionar las respuestas aprendidas con los dos ejercicios anteriores.

Coloca sobre la mesa o en cualquier sitio en que estén dentro del campo de visión del niño dos o tres objetos que él conozca bien. Siéntale en tu regazo y pregúntale: «¿Dónde está el osito?» Una vez que haya mirado hacia el juguete, alábale por su respuesta y pregúntale: «¿Dónde está la lámpara?» Alterna las preguntas. Después de uno o dos minutos, cambia los objetos de lugar y pregúntale de nuevo. Elogíale y acaricíale a cada respuesta correcta. Si comete algún error, corrígele cariñosamente, diciendo: «No, eso no es la lámpara. Eso es el osito».

lunes, 3 de octubre de 2011

Comunicación Madre y Bebé


«Conversación». Cuando el niño empiece a murmullar a menudo, podrás «charlar» con él. Persuádele para que emita sonidos, como hiciste en otros ejercicios. Cuando lo haga, imítale y en seguida guarda silencio. Cuando murmulle de nuevo! replícale otra vez. Charla con él de este modo con frecuencia, pero ten cuidado de no cansarle con este juego.

«Hablar a gritos». Una vez que el niño se ha acostumbrado a «hablarte» cuando estás cerca de él, intenta hacer lo mismo (durante el quinto y el sexto mes) desde una distancia mayor. Para que el pequeño te oiga, tendrás que gritar. Así aprenderá a gritar alternativamente contigo.

Los niños cuyas madres responden casi siempre a sus murmullos emitirán sonidos con mayor frecuencia que aquellos cuyas madres tienen menos tiempo disponible para ellos o que los niños criados en instituciones, donde las encargadas de su cuidado no disponen del tiempo suficiente para dedicar demasiado a cada niño en particular.

Del cuarto al sexto mes, el niño aprende a formar varias sílabas. Algunas de ellas son similares a las voces de los animales. Otras parecen pertenecer a diversas lenguas. Alrededor del quinto mes, aprende a gruñir, chillar, refunfuñar, ronronear, dar besos sonoros, sacar la lengua y expulsar el aire para emitir vibraciones, etc. Tararea melodiosamente y articula varias vocales, con combinaciones como «a-o-a-o» y otras por el estilo.

Alrededor del sexto mes, empezará probablemente a formar algunas consonantes. Las más frecuentes son: b, p, m, d, t, v (con el sonido que tiene en otros idiomas, no en español, próximo a la f). Algunos niños empiezan ya a esta edad a combinar las vocales con las consonantes para formar una sílaba. Balbucean.

Como he dicho, en el cuarto mes es conveniente repetir todas las expresiones vocales del niño. A partir del quinto mes, hay que empezar a diferenciar. Has de repetir los sonidos que se parezcan a los de vuestra lengua materna, pero pronunciados correctamente. Recompensa menos los que no pertenezcan a ella (por ejemplo, los gruñidos, los chillidos, los refunfuños, el chasquear los labios, los carraspeos).

sábado, 1 de octubre de 2011

Contacto social del Bebé


Ya he mencionado que el desarrollo del gorjeo y, más tarde, del murmullo depende de hasta qué punto se estimule a los niños a ser activos. Una condición mas consiste en la satisfacción de sus necesidades biológicas básicas.

Cuando el niño está descansado, bien alimentado y en buena salud, y cuando puede observar y oír algo interesante, moverá alegremente todo su cuerpo, incluidas las cuerdas vocales, y se complacerá en murmurar. El ejercicio siguiente estimulará el murmullo de tu hijo.


Estimulación del murmullo por simple contacto social. Cuando el niño esté de buen humor, alimentado y descansado, siéntate frente a él, inclínate en su dirección, sonríele, toca suavemente su barbilla, mejillas y cuello y murmúrale con voz cariñosa. La voz.femenina resulta más efectiva, al ser más aguda que la de los hombres.

Hacia finales del segundo mes, es probable que emita ya algún murmullo ocasional. Hacia el cuarto, serás capaz de arrancarle algún sonido de este tipo prácticamente cada vez que lo intentes. Alterna cinco segundos de murmullo con cinco segundos de silencio. En la mayoría de los casos, el niño murmurará a su vez durante el período de silencio. Recompénsale sonriéndole y acariciándole.

Para lograr que el niño murmure con frecuencia y aprenda por sí mismo a formar sílabas, lo mejor es que reacciones en la medida de lo posible frente a su murmullo espontáneo. Permite que te vea, sonríele e imita sus sonidos.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Enseñar al bebé a distinguir objetos


Enseñar al niño a distinguir entre los materiales

Presionar juguetes de goma. Dale a tu hijo algunos juguetes de goma sonoros. Descubrirá pronto que, al apretarlos, emiten diversos sonidos. Los juguetes de goma blandos son preferibles a los duros, puesto que, al presionarlos, cambiarán también de forma.

Jugar con un tubo de goma. Si el niño toma un tubo de goma de unos sesenta centímetros de longitud, creará al moverlo diversas curvas, más o menos cerradas. Esos cambios de forma suscitarán su interés.

Jugar con una tela. Si le das al niño un pañal, una toalla o una pieza de ropa, empezará a arrugarlos, a extenderlos y a buscar otros medios de entretenerse con ellos.

Jugar con una bolsa de plástico. Mete varios objetos en una bolsa de plástico transparente (por ejemplo, avellanas y dados) y ciérrala. El niño apretará la bolsa, cogerá los diversos objetos que hay en su interior y los cambiará de posición. Los cambios en la forma de la bolsa, los movimientos de los objetos que hay en su interior y el ruido del plástico le excitarán y provocarán una intensa manipulación.

Arrugar y romper papel. Si le das al niño una hoja de papel limpio, pronto empezará a arrugarlo y a romperlo, lo que le mantendrá entretenido durante bastante tiempo.

Nota: El niño puede entregarse a algunos de estos juegos sin que estés presente, aunque, naturalmente, has de tener cuidado de no darle ningún objeto que pueda tragar, aspirar o estrangularse con él.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Ejercicios de piernas para bebés


Suspensión con las piernas apoyadas en el estómago de un adulto. Siéntate, si te es posible en la cama, y sienta al niño en tu regazo, dándote frente y apoyando los pies en tu estómago.

Tiéndele los índices. Cuando los agarre, tira de sus manos suavemente. Presionará entonces las piernas contra tu estómago y se impulsará hacia arriba. Se mantendrá con las nalgas hacia fuera o se pondrá de pie, con el vientre hacia fuera. Oblígale a sentarse de nuevo y vuelve a tirar de él.

 Suspensión combinada. Cuando tu hijo sepa mantener su presa con la fuerza suficiente para sostenerse sin peligro, sujetándose a tus dedos cuando le atraes hacia ti desde la posición sentada a la posición de pie, intenta la suspensión combinada. Apoya el niño de espaldas en una almohada blanda y tiéndele dos dedos de una mano.

Cuando los agarre, sujétale por las piernas con la otra mano y álzale alrededor de diez centímetros por encima de la almohada, de manera que la cabeza y el tronco queden horizontales. Probablemente el niño será capaz de sostener con sus propias manos la mitad del peso de su cuerpo. El resto del peso recaerá en la mano con la que sujetas sus piernas.

Durante el quinto mes, emplea sólo este ejercicio como un test, comprobando por medio de él, una o dos veces por semana, los progresos que ha hecho. Si en el sexto mes consigue realizarlo sin esfuerzo, aplícalo con mayor frecuencia. Más adelante, complica el ejercicio sustituyendo tus dedos por una anilla o varilla. Para mayor seguridad, haz que su padre ponga una mano detrás de la cabeza del bebé.

Observación de lo que le rodea por encima de un obstáculo. Tu hijo utilizará más los brazos si esto le permite observar algo por encima de una barrera, por ejemplo el borde del cochecillo o del baño. No le tengas echado siempre boca arriba en el coche. Baja la capota, ponle boca abajo y coloca un colchoncillo debajo de él para que pueda sujetarse al borde y observar lo que pasa a su alrededor a medida que avanzáis.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sarampión en Bebés


En el caso del sarampión el enfoque del tema debería centrarse en la descripción de las medidas preventivas y de las características de las vacunas disponibles, ya que la finalidad de la acción sanitaria respecto de estas enfermedades para las que se cuenta con vacunas es erradicarlas, como sucedió con la viruela.

El sarampión no es, como todavía se cree, una enfermedad inofensiva e inevitable que es preferible "pasar" cuanto antes. Por el contrario, es una enfermedad peligrosa que puede dejar secuelas importantes e incluso causar la muerte. Como sucede con muchas otras enfermedades, la madre puede transferir al recién nacido sus anticuerpos específicos para el sarampión.

Estos duran alrededor de 9 meses, pero a partir de entonces el niño es susceptible de contraer la enfermedad. Por lo general esta enfermedad se produce en los primeros años de vida, pero es posible que no se contraiga hasta la adolescencia.

Hay descripciones de casos aislados y hasta verdaderas epidemias en edades más avanzadas, cuando los individuos han estado en contacto con el virus del sarampión (epidemias en islas o comunidades aisladas en las que no había penetrado la enfermedad). En estas circunstancias la evolución es siempre más azarosa. Se adquiere por contacto directo.

La enfermedad es producida por un virus. Antes de desarrollar todos los signos y síntomas el paciente ya contagia, lo que hace posible que la enfermedad se extienda considerablemente. Después de un período de incubación de aproximadamente 10 días aparecen fiebre, malestar general y el característico triple catarro (nasal, conjuntival y faríngeo), que van en aumento hasta que al 4- día aparece la erupción.

Esta comienza detrás de las orejas y en la línea de nacimiento del cabello y se extiende de cabeza a pies, y desde el tronco hacia los miembros. La piel presenta una coloración pardorojiza, con zonas de mayor concentración. La erupción comienza a desvanecerse al 3- o 4- día y la piel toma una coloración francamente pardusca. En los sitios más atacados se produce una descamación fina.

Es necesario aislar al niño durante todo el período eruptivo, para que no siga diseminando el virus. El sarampión deja de ser contagioso después del 5o día de comenzada la erupción; por lo tanto se considera que después de este período el niño puede regresar a la escuela.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Ejercicio de brazos para bebés


Objetivo: hacia el sexto mes, la fuerza de agarre del niño será sin duda lo bastante grande para sostenerle cuando se tira de él hasta ponerle de pie.

Un niño que se ejercita regularmente será capaz de mantenerlo durante por lo menos un segundo cuando se cuelga de una anilla y se apoya en las piernas. Su fuerza de empuje ha de ser la adecuada para permitirle arrastrarse con ayuda de los brazos por los menos unos sesenta centímetros y sostenerse sobre las rodillas (a cuatro patas).

Asirse a un trapecio mientras está echado boca arriba. Ya hemos descrito el trapecio al exponer los ejercicios para los niños de dos a tres meses. A los seis, se utilizará para ejercicios más complicados. En el segundo trimestre, el niño se agarrará a él con confianza creciente y empezará a impulsarse a sí mismo hacia arriba.

Al empujar, levantará las piernas vigorosamente. También empezará a volverse de costado y a ponerse boca abajo con ayuda del trapecio. Si colocas a tu hijo de manera que el trapecio quede longitudinal a él, lo sujetará con las manos y los pies y, a veces, se alzará en el aire. Si descansa sobre el vientre, lo asirá con una o las dos manos y, al mismo tiempo, inclinará hacia atrás la cabeza completamente.

Alzarse hasta quedar sentado y de pie. Tiende los índices a tu hijo de cuatro meses. Una vez que se aferré a ellos, tira de él hasta dejarle sentado. Hacia el quinto y sexto mes, la presa será lo bastante firme para servirte de una cuerda, un trozo de manguera de goma, una varilla o una anilla, en lugar de los dedos.

Observa siempre estas dos reglas: protege su cabeza, sin tocarla, para evitar el riesgo de una posible caída y no le dejes permanecer sentado. Acuéstale de nuevo cada vez. Cuando haya aprendido a mantener la presa sobre un objeto durante todo el trayecto hasta quedar sentado, puedes complicar el ejercicio acostándole sobre el costado derecho y tirando de él hasta que quede sentado sobre el lado derecho.

A continuación, colócale sobre el costado izquierdo y repite la operación. (Cuando esté echado de lado, las piernas del niño deben formar un ángulo recto con su cuerpo.) En el quinto mes, muchos niños no sólo contribuirán activamente a sentarse, sino que continuarán hasta ponerse de pie. El ejercicio dará mejor resultado si le descruzas las piernas y si tienes cuidado de que no resbalen hacia adelante.

El pequeño se apoyará entonces en ellas y se levantará por sí mismo. No tires de él hacia arriba mientras se cuelgue pasivamente con las manos. Estará maduro para este ejercicio cuando sea capaz de impulsarse por sí mismo hacia arriba con los brazos, con éstos formando un ángulo máximo de 45 grados."

martes, 13 de septiembre de 2011

Bebés con problemas para dormir


No podemos decir que el insomnio se presenta en el niño de la misma forma que en el adulto; pero en ambos, la llegada de la noche puede promover ansiedad y temor. Es el momento de quedarse solo, enfrentado con algo desconocido; de alguna manera se emprende un viaje a otra dimensión.

Dé allí que exista, alrededor de la noche, toda una mitología: brujas, fantasmas y vampiros. En la temprana infancia esto se ve incrementado cuando los padres se separan del niño y éste debe aceptar que ambos se quedan juntos y lo excluyen.

Se suman entonces dos emociones muy intensas: el miedo a la separación y el temor a la exclusión.

Es por ello que entre los dos a tres años comienzan a manifestarse las dificultades para conciliar el sueño. El niño no quiere irse a dormir. Se resiste, llora o expresa su resistencia en los rituales nocturnos, exigiendo que la madre se quede junto a él, que lo acune, que no apague la luz, que no cierre la puerta. Más adelante podrá acompañarse con un muñeco querido que actúa como tranquilizador.

Otras conductas pueden tener también el mismo valor; por ejemplo, la succión del pulgar. Los cuentos también cumplen esa función: acompañan al niño, poblando de palabras, personajes, historias, ese mundo que se le presenta como vacío de la compañía materna, de la luz y del movimiento del día.

sábado, 10 de septiembre de 2011

El Desarrollo de los Hijos


Las nociones, ya clásicas, sobre el desarrollo intelectual del niño se desprenden de los trabajos de Jean Piaget, el célebre psicólogo suizo.

Para él, los niños construyen su universo mental pasando por etapas claramente determinadas y que siguen un orden invariable: «... la adquisición de ciertas nociones por parte del niño es imposible en tanto no se ha alcanzado la etapa correspondiente».

Este modo de ver las cosas es compartido por el profesor francés Francois Lhermite, el cual escribe: «... el desarrollo cognoscitivo sigue etapas que en la actualidad están bien definidas, ninguna de las cuales podría ser omitida en la progresión que conduce al pensamiento hipóte tico-deductivo según la concepción de Piaget».

Sin embargo, los más recientes trabajos parecen contradecir ese modo un tanto rígido de enfocar el proceso de «maduración intelectual». En especial, las numerosas investigaciones efectuadas por embriólogos y fisiólogos a partir de embriones animales y de animales recién nacidos.

Para todos esos autores: «... la función puede desempeñar un papel en la maduración normal de los órganos y del cerebro, y por consiguiente en el desarrollo del comportamiento [...].

El momento de aparición de una determinada conducta depende de la función o de la experiencia. En ausencia de toda experiencia, el comportamiento en cuestión aparecerá a pesar de todo, aunque mucho más tarde [...].

Esta idea de «facilitamiento» implica asimismo que, si bien ciertas aptitudes comportamentales propias de una especie pueden desarrollarse en ausencia de experiencia anterior, nunca podrán alcanzar su más alto nivel de funcionamiento o de diferenciación [...].

La experiencia precoz produce —con respecto a un estado ulterior normal— fenómenos que jamás se manifestarían si no hubiera existido dicha experiencia precoz [...]. Los ejemplos de inducción (influencia determinante de una experiencia precoz) subrayan la importancia de la plasticidad com-portamental a lo largo del desarrollo...».

jueves, 8 de septiembre de 2011

Aprendizaje del bebé


Veamos lo que escribe el profesor P. Monnod, de la universidad de Ginebra, y alumno de Piaget: «La organización del niño desde el nacimiento es mucho más rica y mucho más compleja de lo que antaño se creía. Hechos evidenciados recientemente han demostrado que el bebé posee un único compuesto de objetos estables desde las primeras semanas de vida, mientras que las antiguas experiencias atribuían tales posibilidades al segundo año de vida.

Es necesario volver a plantearse la personalidad del bebé [...]. El segundo descubrimiento consiste en que el bebé no realiza progresos acumulativos; cada nueva adquisición no viene a añadirse a las precedentes, el bebé no lleva a cabo progresos que van de lo malo a lo mejor. Y es así pese a que nos cueste admitir la discontinuidad del desarrollo. Varias veces seguidas, el bebé reorganiza de modo diferente sus intercambios con el mundo que le rodea...».

Desde el comienzo de su existencia, el ser humano elabora teorías que periódicamente deberá destruir y abandonar a fin de construir otras más acordes y que se beneficien de sus adquisiciones más recientes. Es así, «de revolución en revolución», como irá progresando.

Dicha plasticidad comportamental, que parece oponerse a la rigidez del sistema de Piaget. es igualmente puesta de relieve por los trabajos de Jéróme Bruner, investigador de Harvard, quien ha demostrado las actividades ultraprecoces del cerebro de los lactantes: «... existe realmente un sistema de información y de reflexión en el cerebro de todo lactante [...].

Los niños responden, desde las primeras semanas y desde la primera experiencia, a los cambios ocasionados por sus propios actos [...]. Al revés de lo que ocurre en el condicionamiento, cuando se trata de su propia iniciativa el bebé aprende con extraordinaria rapidez [...]. La intención que precede a la acción y las hipótesis que fabrica el cerebro son fundamentales en la organización del conocimiento. La intención del niño actúa como un filtro selectivo.

Es ella la que le permite eliminar las informaciones parásitas. Cada gesto, pensado antes de ser realizado, se convierte en un modelo que en adelante podrá ser utilizado, no sólo para llegar a una habilidad de manipulación de la que solamente el hombre es capaz, sino también para hacer progresar el pensamiento y el lenguaje [...]. La noción de un orden interior prefijado, tal como es definida por Piaget, no abarca la inmensidad del campo de las posibilidades humanas».

Las teorías de Piaget son refutadas por los trabajos del equipo de Tom Boweer y los del doctor G. Trevarthen en Edimburgo, que han probado que los recién nacidos y los lactantes poseen una mayor y mejor coordinación de lo que pensaba Piaget, y además desde una etapa mucho más temprana. En la universidad de Oxford, el equipo del doctor P. Bryant ha demostrado asimismo que los niños pequeños son capaces de realizar deducciones lógicas mucho antes de lo que pensaba Piaget.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Maternidad Moderna


El ideal del maternaje es incompatible con los imperativos de la vida cotidiana en nuestras sociedades modernas. Con todo, es indudable que las cosas van a mejorar en el futuro, y afortunadamente asistimos ya a una vuelta a la lactancia natural.
De momento, y teniendo en cuenta las obligaciones de la vida moderna, es preciso que la madre trate de aportar el máximo al niño en el mínimo de tiempo de que se dispone.

Dar el pecho me parece el primer paso.

El segundo, consagrar bastante tiempo durante el día al bebé a fin de prodigarle el amor y la ternura que tanto necesita.

El tercer paso consiste en enseñar de inmediato al bebé a respetar el reposo nocturno. La última mamada se le puede dar a medianoche, y la primera a las seis de la mañana. Quizás el niño llore las primeras noches entre esas dos mamadas, pero no tardará en comprender que la noche está hecha para dormir.

Un bebé del que uno se ocupa a lo largo del día dormirá de noche como todo el mundo, para satisfacción general. Si es preciso, una débil luz cerca de su cuna podrá calmar sus angustias nocturnas. Ese respeto de la tregua nocturna es el único «adiestramiento» que se le debe imponer al bebé, pues el no respetarla resulta incompatible con la vida en sociedad.

Como ya he dicho, me opongo por completo a la opinión de ciertos pediatras que aconsejan a las jóvenes madres que den de mamar al niño cuando lo pida, aunque sea a altas horas de la noche. No es el pediatra sino el tocólogo el que tiene que visitar a continuación a esa pobre madre, totalmente agotada al cabo de pocas semanas de ese régimen de insomnio que nadie podría resistir. La salud de la madre no debe ser sacrificada a los caprichos del recién nacido. Por supuesto, no se trata de hacer sufrir al bebé, sino tan sólo de habituarlo al ritmo día-noche que gobierna la vida de los adultos.

Evidentemente, un bebé necesita dormir mucho más que un adulto. En general, en el curso de ¡a primera semana que sigue al nacimiento, duerme de 18 a 20 horas al día; es decir que su madre le verá sobre todo dormido, pues sólo se despertará cuando se sienta atenazado por el hambre y reclame la mamada.

A partir de la primera semana, el tiempo de sueño pasa a 15-16 horas al día, para disminuir de modo progresivo durante los primeros meses hasta las 12 o 14 horas. Mas es sobre todo el ritmo de sueño y de vigilia lo que se altera; los períodos de vigilia se van alargando, jalonados por largas siestas, generalmente después de las mamadas.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Bruno Bettelheim


El célebre pediatra Bruno Bettelheim defiende ideas extraordinariamente similares a las expuestas en este blog, a saber: al maternaje debe suceder una educación aportada a ser posible por una persona ajena a la familia; la angustia y la neurosis de los padres afecta y se transmite al hijo; bajo la influencia de la opresión de los padres, el niño pronto rechaza su propia personalidad, para tratar de adoptar la imagen de lo que sus padres esperan de él; cualquier descontento de los padres culpabiliza de modo trágico al hijo.

Veamos lo que dice Bettelheim:

«Paradójicamente, a menudo les resulta más difícil a los padres enfrentarse a los problemas de sus hijos que a los de personas extrañas, porque los padres parten con frecuencia de una posición falsa: "Es mi hijo, yo sé lo que es bueno para él". Ahora bien, los hijos han aprendido a disimular ante sus padres lo que sienten, porque las reacciones de los padres son por supuesto las que les crean mayor ansiedad [...].

»Los niños, todos los niños, detestan que desplacemos sobre ellos nuestros propios problemas. Cuando se les dice: "Haz eso, es por tu bien" y sienten que en realidad uno no se lo pide por el bien de ellos sino por el suyo propio, experimentan un gran resentimiento [...]. Todos los niños sufren al ser utilizados para fines ajenos [...].

»Es preciso destacar que no hay nada más difícil de soportar para un niño que la inseguridad de sus padres. Siempre piensa que si sus padres se preocupan es por su causa, y ello engendra un intenso sentimiento de culpa que a veces puede ser destructor.

»Lo que cuenta en la relación entre padres e hijos no es lo que se es, ni siquiera lo que se hace, sino lo que los niños ven, es decir la imagen que se hacen de sus padres [...]. Pienso que debemos aceptar al niño desde su aparición, desde el primer momento de su nacimiento, como una potencia propia. Y debemos respetarle en tanto que tal.»

jueves, 25 de agosto de 2011

Alimentación en Bebés - Palabras de expertos


Si bien el alimento es necesario para el niño a fin de lograr el crecimiento físico, el amor no le es menos indispensable para desarrollarse emocionalmente. Dar al niño el máximo de amor posible ha sido y sigue siendo uno de los fundamentos de toda sociedad tradicional. Y esa ternura no se contradice con una severidad que sin embargo falta en la educación contemporánea [...] La insuficiencia de los padres en la sociedad contemporánea produce frutos que se manifiestan en el desconcierto de los jóvenes, ya sean obreros o estudiantes. Cosechamos lo que hemos sembrado. A causa de que el principio de su existencia ha sido fallido, millones de hombres y mujeres sienten una insatisfacción tan fundamental que no pueden reconciliarse con el mundo en que deben vivir.
ARNAUD DESJARDINS.

Un niño al que se ama es un niño cuyas necesidades maternales están satisfechas. El niño que no es amado sufre porque se halla frustrado. El amor elimina su sufrimiento. El niño amado no siente la necesidad de ser alabado, pues no ha sido denigrado antes. Es apreciado por lo que es, y no por lo que puede hacer para satisfacer las necesidades de sus padres [...]. La necesidad de ser tenido en brazos y acariciado forma parte de la necesidad de ser estimulado. La piel es nuestro órgano sensorial más extenso, y reclama al menos tantas estimulaciones como los demás órganos de los sentidos.
ARTHUR JANOV.

Los bebés necesitan leche, cierto, pero más aún ser amados y recibir caricias [...]. En los bebés, la piel supera a todo lo demás. Es el primer sentido [...] Es preciso cuidar esa piel, nutrirla. Con amor, no con cremas. Ser llevados en brazos, acunados, acariciados, frotados... constituyen alimentos para los bebés, tan indispensables —si no más— como las vitaminas, las sales minerales y las proteínas.
En los países que han conservado el sentido profundo de las cosas, las mujeres todavía saben todo eso...
FREDERIK LEBOYER.

martes, 2 de agosto de 2011

La Comunicación del Bebé


La medicina empieza a estudiar científicamente ese medio de comunicación del bebé: los gritos. En efecto, médicos norteamericanos y escandinavos han efectuado centenares y centenares de grabaciones de gritos de lactantes. Esos complejos estudios les han permitido distinguir varios tipos de gritos: el grito del nacimiento (obligatorio y que causa el despliegue de los alvéolos pulmonares), los gritos de dolor, gritos de hambre e incluso gritos de alegría.

Dichos investigadores comienzan incluso a distinguir los gritos del niño normal de los del niño enfermo, a partir de ciertas características del grito (duración, intensidad del sonido, tiempo de inspiración o espiración, etcétera).

Todas esas investigaciones, así como los progresos realizados, demuestran que el grito es una llamada, el esbozo de una comunicación. Comunicación imperfecta en alto grado, ciertamente, pero la única posible. Los amos atentos saben reconocer entonaciones y sentimientos distintos en el ladrido de su perro. Teniendo en cuenta además su inteligencia, es fácil imaginar la complejidad del mensaje que el bebé puede transmitir en su grito.

Así pues, señores pediatras, dejen de creer que el bebé grita para molestar a sus padres.

El más célebre de los pediatras actuales, el doctor Bruno Bettel-heim, ha resumido perfectamente en un ejemplo lo que yo quiero decir: «... un niño llora por la noche y los padres, turbado su sueño, están furiosos, exasperados. De pronto, se les ocurre tomarle la temperatura al bebé; tiene una elevada fiebre. De inmediato desaparece el furor de los padres, y soportan muy bien los gritos que un instante antes les exasperaban. ¿Por qué? Porque sus gritos han adquirido sentido».

El problema radica pues en comprender lo que quiere decir el niño, y en asimilar en cualquier caso que sus gritos tienen un sentido, quieren decir algo, constituyen una llamada. No es culpa suya si esa llamada no es muy clara (tampoco la comunicación es mucho más fácil entre los adultos, a pesar del uso de la palabra...).

Nos toca a nosotros, los adultos, tratar de comprender al bebé y, como mínimo, responder a su llamada. El timbre de la habitación del operado no indica al sonar la razón por la que llama el enfermo, sino tan sólo que lo hace, y eso basta para que la enfermera acuda de inmediato.