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Bebés gemelos: Similares pero diferentes

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domingo, 2 de octubre de 2011

Ejercicio Mental para Bebés


Preparación para el razonamiento abstracto primario: jugar con objetos que se diferencian en una sola característica. Las experiencias han demostrado que el niño de seis meses es capaz de acciones que requieren en los adultos la facultad de trabajar con abstracciones.

El juego siguiente prepara el terreno para el desarrollo de esta facultad. Da en diversas ocasiones a tu hijo varios objetos similares, que se diferencien en un solo aspecto, por ejemplo dos o tres cucharas y dos o tres cucharillas de la misma forma.

El niño advertirá la diferencia y su atención recaerá sobre las grandes. Dale unos cuantos recipientes pequeños de plástico, que tengan la misma forma y tamaño, pero que sean de distinto color.

Se sentirá atraído por la diferencia de colores. Utiliza otros objetos para hacerle fijarse en la diferencia entre largo y corto, grueso y delgado y en otras características. Despertando así su atención, crearás las bases del enfrentamiento con lo abstracto.

La capacidad del niño de seis meses para abstraer y generalizar se halla íntimamente vinculada con el desarrollo del lenguaje.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Aprendizaje del bebé


Veamos lo que escribe el profesor P. Monnod, de la universidad de Ginebra, y alumno de Piaget: «La organización del niño desde el nacimiento es mucho más rica y mucho más compleja de lo que antaño se creía. Hechos evidenciados recientemente han demostrado que el bebé posee un único compuesto de objetos estables desde las primeras semanas de vida, mientras que las antiguas experiencias atribuían tales posibilidades al segundo año de vida.

Es necesario volver a plantearse la personalidad del bebé [...]. El segundo descubrimiento consiste en que el bebé no realiza progresos acumulativos; cada nueva adquisición no viene a añadirse a las precedentes, el bebé no lleva a cabo progresos que van de lo malo a lo mejor. Y es así pese a que nos cueste admitir la discontinuidad del desarrollo. Varias veces seguidas, el bebé reorganiza de modo diferente sus intercambios con el mundo que le rodea...».

Desde el comienzo de su existencia, el ser humano elabora teorías que periódicamente deberá destruir y abandonar a fin de construir otras más acordes y que se beneficien de sus adquisiciones más recientes. Es así, «de revolución en revolución», como irá progresando.

Dicha plasticidad comportamental, que parece oponerse a la rigidez del sistema de Piaget. es igualmente puesta de relieve por los trabajos de Jéróme Bruner, investigador de Harvard, quien ha demostrado las actividades ultraprecoces del cerebro de los lactantes: «... existe realmente un sistema de información y de reflexión en el cerebro de todo lactante [...].

Los niños responden, desde las primeras semanas y desde la primera experiencia, a los cambios ocasionados por sus propios actos [...]. Al revés de lo que ocurre en el condicionamiento, cuando se trata de su propia iniciativa el bebé aprende con extraordinaria rapidez [...]. La intención que precede a la acción y las hipótesis que fabrica el cerebro son fundamentales en la organización del conocimiento. La intención del niño actúa como un filtro selectivo.

Es ella la que le permite eliminar las informaciones parásitas. Cada gesto, pensado antes de ser realizado, se convierte en un modelo que en adelante podrá ser utilizado, no sólo para llegar a una habilidad de manipulación de la que solamente el hombre es capaz, sino también para hacer progresar el pensamiento y el lenguaje [...]. La noción de un orden interior prefijado, tal como es definida por Piaget, no abarca la inmensidad del campo de las posibilidades humanas».

Las teorías de Piaget son refutadas por los trabajos del equipo de Tom Boweer y los del doctor G. Trevarthen en Edimburgo, que han probado que los recién nacidos y los lactantes poseen una mayor y mejor coordinación de lo que pensaba Piaget, y además desde una etapa mucho más temprana. En la universidad de Oxford, el equipo del doctor P. Bryant ha demostrado asimismo que los niños pequeños son capaces de realizar deducciones lógicas mucho antes de lo que pensaba Piaget.