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sábado, 16 de abril de 2011

Final de la Dilatación - Parte 2


El fin del período de dilatación

Esta posición en cucullas, semisentada, con el busto inclinado hacia atrás, es exactamente la que ha servido para diseñar las sillas de partos que se han usado durante siglos en algunos países civilizados. En nuestros días, dicha posición natural es aún corriente en muchos pueblos tradicionales.

La revista Parents publicó un reportaje, ilustrado con magníficas fotografías, sobre el «parto al modo antiguo» de una joven occidental en un pequeño pueblo del sur de Marruecos. He aquí la descripción de la posición utilizada: «Me colocan en la posición adecuada: en cuclillas y con la espalda apoyada en las rodillas de una mujer que rodea con sus brazos mi distendido abdomen. Otra mujer situada enfrente nos retiene a las dos asiendo mis brazos, que mantengo estirados».

Voy a decirte, pues, cómo creo que conviene conjugar ambas tendencias, la tradicional y la actual:

durante la primera fase del parto, en la que domina la dilatación del cuello, parece beneficioso andar de un lado a otro. De vez en cuando puede tomarse un descanso, sentándose o acostándose (lo que permitirá los exámenes de control);

durante la segunda fase del parto, dominada por el descenso del niño y las cada vez más dolorosas contracciones, la más adecuada parece ser la posición en cuclillas. El apoyo tradicional de las rodillas de la comadrona será reemplazado por el sostén proporcionado por un larguero de la cama, al que la parturienta podrá agarrarse. (Dicho larguero desempeña el papel de la cuerda o el poste fijado a tierra delante de la mujer en numerosas culturas tradicionales);

durante la tercera fase del parto, es decir el parto propiamente dicho, la salida del niño, la posición moderna occidental sobre la cama de obstetricia me parece mejor, sobre todo si es semisentada y no acostada por completo.

Por otra parte, una silla de parto bien diseñada es superior a nuestras actuales camas obstétricas.

En posición semisentada, la mujer percibe y controla mejor su esfuerzo de empuje. Además, dicha posición deja totalmente libre el perineo, permitiendo la vigilancia y eventual intervención del partero. De todos modos, no se debe ser dogmático, y tampoco imponer una determinada posición a una mujer; quien desee permanecer acostada durante todo el proceso del parto, debe estar en libertad de hacerlo.

viernes, 15 de abril de 2011

El Parto - Expulsión de la Placenta


La expulsión de la placenta

Tras la salida del niño, la placenta permanece en el útero, adherida a la pared del mismo. Entonces, hay que proceder a cortar el cordón umbilical, que continúa uniendo al niño —ya salido del vientre de la madre— con la placenta, que sigue en el interior.

La placenta se despega por sí misma de la pared uterina, por lo general de quince a treinta minutos después de la salida del niño.

El desprendimiento de la placenta —debido a la reaparición de las contracciones uterinas— se manifiesta por la emisión de un poco de sangre en la vulva. El médico procede entonces a la expulsión de la placenta, que consiste en hacerla salir al exterior (esto podría producirse espontáneamente, pero requeriría varias horas); a tal fin, el partero abraza con una mano el fondo del útero y lo comprime para hacer salir la placenta, tal como se hace para expulsar el hueso de una fruta.

La placenta, seguida de las membranas fetales, denominadas amnios y corion, se recoge en una bandeja para proceder a su examen, a fin de asegurarse de que la expulsión haya sido completa.

jueves, 14 de abril de 2011

Final de la Dilatación - Parte 1


El fin del período de dilatación

Viene marcado por las contracciones, que se hacen más frecuentes (cada tres o cuatro minutos), más prolongadas (de cuarenta y cinco segundos a un minuto) y más intensas.

Generalmente, es en esta etapa cuando serás transportada a la sala de partos.

El catedrático español J. Arroyo y sus colaboradores han llevado a cabo un estudio sobre la influencia que tiene la posición de la parturienta sobre la calidad de las contracciones y la facilitación del parto. Un primer grupo de mujeres adoptó alternativamente la posición acostada o sentada durante el parto. Un segundo grupo, la posición acostada o de pie.

El segundo grupo mostró con claridad una disminución del dolor y un aumento de eficacia de las contracciones, con un significativo acortamiento de la duración del parto.

Dicho estudio científico parece pues confirmar el efecto benéfico de la posición en pie sobre el desarrollo subjetivo y objetivo del parto.

Quizá sea útil recordar a este respecto que la posición horizontal no es sino una idea muy reciente de los médicos occidentales, y que durante milenios las mujeres han dado a luz de pie, poniéndose de cuclillas durante la contracción.

La obra de G. J. Witkowski Accouchements chez tous les peuples (El alumbramiento en los diversos pueblos) que, pese a su antigüedad, es sin duda la más completa sobre el tema, así como las más recientes de M. Dumont o H. Speert, muestran la gran similitud de las posiciones naturales en todos los países y a lo largo de milenios.

En la gran mayoría de los casos, la posición espontáneamente adoptada por la parturienta es la siguiente: la mujer se coloca en cuclillas o arrodillada con el busto echado hacia atrás. Para mantener la posición, se sujeta por las rodillas y el pecho a una ayuda situada detrás de ella, o bien se engancha a una cuerda o un poste colocado delante.

miércoles, 13 de abril de 2011

Signos de comienzo del Parto


Has aprendido a reconocerlos; así pues, no deben sorprenderte ni inquietarte. Puede tratarse de diversos fenómenos:

Las contracciones uterinas. Poco intensas al principio, a modo de pequeños pellizcos, más marcadas después; en esta segunda etapa, cuando son más fuertes, sentirás que el útero —es decir la pared de tu vientre— se vuelve duro en toda su superficie.
Las contracciones son al principio muy irregulares, espaciadas de una media hora a una hora, y después se producen con mayor frecuencia y a intervalos más regulares. Debes anotar con cuidado la hora en que comienzan, y controlar su frecuencia y su duración.

La pérdida del tapón mucoso. Dicho tapón está formado por secreciones coaguladas que ocupan el cuello del útero. Cuando éste va a empezar a abrirse, el tapón mucoso será expulsado, a menudo acompañado de algunos hilillos de sangre. Esta expulsión traduce pues el comienzo del parto. A veces, puede preceder a la percepción de las contracciones dolorosas, pero sin embargo revela la existencia de contracciones indoloras, si bien lo bastante eficaces para lograr que el cuello del útero empiece a abrirse.

Rotura de la bolsa de las aguas. Se trata de la salida brusca y abundante de un líquido fluido y claro como el agua. Este fenómeno traduce simplemente la apertura de la bolsa de las aguas y la salida del líquido amniótico que baña el feto. Después del primer derrame abundante, las pérdidas persisten, si bien con menor abundancia.
Cuando constates estos síntomas, debes saber que es el momento de acudir a la clínica:

inmediatamente, si has roto aguas;

cuando las contracciones son regulares, si es que aún no has perdido aguas (contracciones cada quince minutos si el domicilio está cerca de la clínica).

Asimismo, debes saber que no debes ingerir nada a partir del momento en que creas haber comenzado la primera fase del parto,
ni siquiera agua.

En efecto, una imprevista complicación puede hacer necesario el
uso de la anestesia durante el parto.

martes, 12 de abril de 2011

El Parto


El Parto propiamente dicho

Al término de su descenso a través de la pelvis, la cabeza tropieza con la base perineal, lo que origina las ganas de empujar.

La expulsión constituye la fase activa del parto; activa por lo que respecta a la mujer, que «empujará» a cada nueva contracción, y activa por lo que respecta a la comadrona o el partero, quien guiará y controlará la salida del niño, para evitar cualquier desgarro perineovaginal.

Debo señalar, sin embargo, que ciertos parteros, partidarios de la vuelta al parto natural y convencidos de la necesidad de una reducción de los factores médicos en el nacimiento, evitan sistemáticamente intervenir en la salida de la cabeza del niño, dejando que ésta se produzca de manera espontánea.

Si bien esta actitud es a veces aceptable en el caso de las multíparas, de perineo flexible, el riesgo de desgarro me parece importante en las primerizas, o en el caso de un perineo rígido o cicatrizal. No olvidemos que en el pasado los desgarros perineales eran frecuentes, y a veces graves, y que si hoy raramente se producen se debe sobre todo a la práctica de la episiotomía.

Pese a que esté de acuerdo en que es necesario reducir los factores médicos en el embarazo y el parto, en los que se cometen fla-grantes excesos cientificistas, creo sin embargo que no hay que caer en el extremo opuesto. Por lo tanto, me declaro partidario de que el partero controle la salida de la cabeza del niño, en especial en el caso de las primerizas.

Esa salida controlada es pues la que voy a describirte a continuación.

A medida que se realizan los esfuerzos expulsivos, la cabeza, en su descenso, distenderá progresivamente la vulva. Es debido a esla distensión —que podría originar un desgarro si fuese demasiado exagerada o demasiado brutal— por lo que el partero debe guiar y controlar la cabeza en su salida de la vulva. Para controlarla, tratará de «asirla» a través del perineo, que se ha hecho más tino.

Una vez que la mano derecha del partero (con el índice doblado en forma de gancho) ha logrado «enganchar» la nariz o la respiración superficial (corta y rápida), y se relajará por completo.

Una vez ha salido la cabeza, el partero procede a sacar el resto del cuerpo. La cabeza se lleva con suavidad hacia abajo, a fin de proceder a la extracción del hombro y el brazo. Una tracción hacia arriba permite a continuación sacar el otro hombro y el otro brazo. El resto del cuerpo sale sin ninguna dificultad.

En lo que al niño se refiere, la actitud del partero difiere según éste aplique el método clásico de alumbramiento o, por el contra rio, sea partidario del nacimiento sin violencia.

En los capítulos siguientes te explicaré en qué consisten ambos métodos.

lunes, 11 de abril de 2011

Embarazadas - Dilatación Cervical


La dilatación cervical

Las contracciones uterinas tendrán como resultado abrir progresivamente el cuello uterino.

La dilatación del orificio del cuello se lleva a cabo del mismo modo que se abre el diafragma de una cámara fotográfica. Dicha dilatación es un elemento fundamental en la vigilancia de la buena marcha del parto; debe ser regular, progresiva y paralela a la duración del parto.

Al final de la etapa de dilatación ésta será completa (unos diez centímetros); es decir, el cuello habrá desaparecido, quedando en su lugar un cilindro continuo uterovaginal. La expulsión podrá realizarse.

domingo, 10 de abril de 2011

Parto Normal


Desarrollo del parto normal
A nivel esquemático, el parto evoluciona en dos períodos: Primero: un largo período de preparación.

Dicho período ocupa varias horas, y en el curso del mismo se desarrollan simultáneamente dos fenómenos fundamentales, por efecto de las contracciones uterinas:

— La apertura del cuello del útero, el cual se dilata de modo progresivo hasta permitir el paso de la cabeza del niño; se trata de la dilatación cervical (dilatación del cuello del útero).

— El descenso del niño a través del desfiladero óseo de la pelvis a fin de salir de la vagina, y de ahí al exterior.
Para simplificar las cosas, estudiaremos ambos fenómenos uno tras otro, pero hay que comprender que en realidad se desarrollan al mismo tiempo; el útero se abre a medida que el niño desciende.

Segundo: un corto período de expulsión
Se trata del parto propiamente dicho, que suele durar de 10 a 20minutos.

La expulsión, o parto propiamente dicho, tiene lugar cuando el Útero se halla por completo abierto (es decir, el cuello dilatado al máximo: dilatación completa), y cuando el niño (o al menos su cabeza, porción primera y más voluminosa) ha franqueado del todo el desfiladero óseo de la pelvis materna y llega a la vagina.

En el curso de la expulsión, el papel de la mujer se hace muy activo, ya que aparecen las ganas de empujar (esfuerzos expulsivos); y lo mismo ocurre con el partero, el cual debe intensificar su vigilancia y estar preparado para intervenir, a fin de facilitar la salida del niño.

La preparación
Tres fenómenos dominan este largo período y van a ser objeto de una atenta vigilancia:
— las contracciones uterinas;
— la dilatación;
— el descenso del niño.

Las contracciones uterinas
En la mayoría de los casos, su aparición marca el comienzo del Parto.

Son intermitentes, y cada una está separada de la siguiente por una tase de reposo más o menos larga. Son asimismo involuntarias, por lo que no se las puede provocar o suprimir a voluntad. Son sentidas como más o menos dolorosas.
Según se va desarrollando la fase preparatoria del parto, aumentan progresivamente de intensidad, de duración y de frecuencia; al principio se presentan cada media hora, por ejemplo, y se van acercando, hasta que al final se producen cada uno o dos minutos.

Esas contracciones tienen una doble acción: sobre el cuello ute-mio, que deberán abrir, y sobre el niño, que van a empujar al exterior.

sábado, 9 de abril de 2011

Momento de Parto - cosas que deben de suceder


Para que el niño salga de su caja deben abrirse pues dos barreras:

El saco amniótico: ruptura de la bolsa de las aguas.

El útero en su parte inferior (a nivel de la vagina), lo que se denomina cuello del útero. Dicho cuello se dilatará progresivamente para alcanzar una abertura máxima de 10 cm de diámetro, suficiente para dejar salir al niño de su caja hacia la vagina, y de ahí al exterior.

Una vez abiertas las barreras, no hay que olvidar que la parte baja de la caja uterina se halla situada en la pelvis ósea. El niño deberá pues, a través de las paredes adelgazadas del segmento inferior del útero, franquear los dos pasos de esa pelvis ósea, adaptando !a orientación de su cabeza a los diámetros mayores (diámetros oblicuos) de esos pasos óseos. Ese camino constituye el descenso del niño.

Resulta obvio que el niño sólo puede descender si las dos puertas de la caja se han abierto pero, inversamente, no basta con que se abran para que salga, sino que es necesario que descienda por el embudo óseo de la pelvis materna.

El útero como motor. El niño no desciende por su propio esfuerzo; es empujado pasivamente fuera del útero por la energía muscular de ese poderoso músculo.

Dicha energía muscular se ejerce de modo intermitente y rítmico; son las contracciones uterinas las que expulsan al niño fuera del útero, del mismo modo que se puede expulsar un hueso apretando el fruto que lo contiene.

viernes, 8 de abril de 2011

El útero en el Parto


Constituye a la vez la caja en la que se halla encerrado el niño, y en la que se desarrolla, y el motor que proporcionará la potencia expulsiva necesaria para el parto.

El útero como caja. El niño está encerrado en un saco lleno de líquido, el líquido amniótico («las aguas»). Ese saco se halla contenido en el útero, que es un gran músculo hueco. El útero, a su vez, está situado en el vientre, en medio de los intestinos y detrás de la vejiga.

Su parte baja se prolonga en la vagina y se halla rodeada por el embudo óseo de la pelvis materna.

jueves, 7 de abril de 2011

Mujeres Embarazadas - Ejercicios Preparto


Movimientos de pedaleo

— Tendida sobre la espalda, o mejor en posición semisentada, apoyándote en los codos, a fin de apoyar los ríñones en el suelo.

- Elevar los talones por encima del plano del suelo y ejecutar
con los pies movimientos de pedaleo; deben ser lentos, y los pies
deben quedar tan cerca del suelo como sea posible, sin tocarlo.


Movimiento de enroscamiento

- Tenderse de espaldas.

- Doblar los muslos y las rodillas, de modo que éstas queden tancerca como sea posible del tórax (deben mantenerse juntas).

- En esa posición, elevar la cabeza y los hombros, como si se fuera a tocar las rodillas con el mentón.
Relajar la cabeza lentamente. Reposar los pies también con lentitud.


Movimiento de cruzamiento

— Tendida de espaldas, manos tras la nuca, codos contra el suelo. Rodillas dobladas juntas, plantas de los pies apoyadas en el suelo.

— Inspiración abdominal profunda.

— Espiración profunda tocando la rodilla izquierda con el codo derecho.

— Realizar el mismo ejercicio, tocando la rodilla derecha con el codo izquierdo.

miércoles, 6 de abril de 2011

El Bebé en el Parto


En el momento del parto, al término del embarazo, él bebé mide unos cincuenta centímetros y pesa unos 3.250 gramos. La cabeza del niño constituye su parte más voluminosa; si pasa, el resto sale sin dificultad.

Puede decirse que en el 99 % de los casos el niño presenta primero la cabeza (cabeza hacia abajo) en la pelvis materna, a fin de colocarse y descender. En el 1 % de los casos presenta las nalgas, lo que plantea problemas concretos que no abordaremos aquí.

martes, 5 de abril de 2011

Mujeres Embarazadas - Ejercicios Abdominales


Ejercicios musculares. Músculos abdominales

Me parece superfluo destacar que una buena pared muscular abdominal aumenta por una parte tu comodidad durante el embarazo y, por otra, la calidad de los esfuerzos de expulsión, facilitando esta última.

Elevación de las piernas

- Tendida de espaldas, con los brazos a lo largo del cuerpo.

— Elevar lentamente la pierna derecha hasta la vertical, manteniendo tirantes la rodilla y la punta del pie, e inspirando (inspiración abdominal hinchando el vientre).

— Espirar manteniendo la pierna tensa en la vertical.

— Bajar la pierna muy despacio, practicando una espiración abdominal superficial.

— Realizar el mismo ejercicio con la pierna izquierda, y así sucesivamente.

lunes, 4 de abril de 2011

El Parto - La Pelvis


Me parece indispensable darte algunas nociones simples sobre el desarrollo del parto, a fin de que puedas sacar un provecho real de los métodos preparatorios y cooperar eficazmente en el mismo. Por eso voy a tratar de explicarte a un nivel esquemático lo que pasa durante el parto. Adoptaré un estilo descriptivo, médico y frío, por el que ruego que me excuses, pero lo hago con la finalidad de explicarme mejor.

La salida del niño del vientre materno plantea un problema mecánico: hacer pasar un objeto frágil (el niño) por un embudo rígido (los huesos de la pelvis de la madre).

Ese problema mecánico se resolverá progresivamente a lo largo del parto, condicionado por dos procesos distintos pero simultáneos: la apertura del útero, por una parte, y el descenso del niño, por otra.

Pero antes de examinar las diversas etapas del parto, conviene conocer los elementos que participan en el mismo: la pelvis materna, el niño y el útero o matriz.

La pelvis materna
Es un embudo rígido, formado por los dos huesos iliacos, situados a ambos lados y por delante, y por el sacro y el cóccix, situados detrás. Su orificio de entrada —situado hacia el vientre—, el paso superior, es más ancho (12,5 cm de diámetro) que su orificio de salida —situado hacia la vagina—, el paso inferior (11 cm de diámetro).

La pelvis vista de frente:
— el hueso sacro está dibujado más oscuro;
— los 2 huesos iliacos se reúnen en la parte de delante para formar el pubis

La pelvis vista por detrás:
— el hueso sacro está dibujado más oscuro;
— los 2 huesos iliacos se unen al sacro por detrás.

domingo, 3 de abril de 2011

4 Ejercicios Físicos de Pre-parto


Ejercicio 1
— A gatas, con las rodillas en el suelo, el tronco horizontal.
— Redondear la espalda llevando la cabeza hacia abajo (la espalda muestra su superficie máxima) y espirando a fondo a fin de vaciar por completo los pulmones.
— Arquear la espalda, colocando la cabeza y la barbilla en prolongación con la columna vertebral, al tiempo que se efectúa una inspiración.

Ejercicio 2
— Tendida de espaldas, brazos extendidos a veinte centímetros del cuerpo, piernas extendidas.
— Doblar las piernas en la postura del loto, con las rodillas separadas y planta contra planta.
— Dejar caer las rodillas hacia el suelo, relajándose poco a poco.

Ejercicio 3
— Extensión de la columna vertebral. Este ejercicio debe practicarse con la espalda apoyada contra un plano duro: el suelo si lo haces acostada o la pared si lo haces de pie.
— Mantener los pies juntos; los talones, las nalgas, los hombros y la cabeza bien apoyados sobre el plano duro; los brazos reposando sobre el mismo, a ambos lados del cuerpo.
— Hundir el vientre y las nalgas lo más posible, a fin de que el hueco de los ríñones entre en contacto con el plano duro.
— Al mismo tiempo, hundir la barbilla en el cuello, «empujar» la parte alta de la cabeza y apoyarse sobre los talones, como intentando alargar el cuello.
— Mantener dicha posición un minuto, respirando con calma y regularmente.
— Relajarse 30 segundos y volver a adaptar esa posición.

Ejercicio 4
— De pie, con los pies juntos, las manos hacia delante, por ejemplo sobre el respaldo de una silla.
— Levántate sobre las puntas de los pies.
- Siempre sobre las puntas de los pies, agáchate poco a poco, separando las rodillas y manteniendo el busto recto.
- Levántate lentamente y apóyate en las plantas de los pies.

sábado, 2 de abril de 2011

Embarazada - Ejercicios de Flexibilidad


Ejercicios de flexibilidad
Los ejercicios que describo están orientados a lograr la flexibilidad de las articulaciones que unen entre sí los huesos de la pelvis, así como a luchar contra el exceso de íordosis lumbar (arqueamiento) y contra el balanceo de la pelvis que acompaña a esa hiperlordosis.

Constituyen la mejor prevención del dolor de ríñones y de la ciática, tan frecuente en la mujer encinta.
Los siete ejercicios deben ser realizados en el orden en que quedan expuestos aquí:


Ejercicio 1
— Sentada en la postura del loto, las manos sobre las rodillas, la espalda bien recta y la barbilla apoyada en la base del cuello.

— Con los brazos tensos (sin forzarlos al principio), apoyar las manos sobre las rodillas, haciéndolas descender tan cerca del suelo como sea posible.

— Puede realizarse el mismo ejercicio apoyando las plantas de los pies una contra otra (y no con las piernas cruzadas), con los talones próximos a las nalgas


Ejercicio 2
— En posición del loto, con las manos sobre las rodillas.

— Separar las piernas abriéndolas al máximo y manteniendo la espalda recta. La pantorrilla y el muslo deben apoyarse totalmente en el suelo.

— Flexionar el tronco, por la parte más baja de la columna vertebral, alternativamente sobre la pierna derecha y sobre la izquierda. La espalda debe mantenerse bien recta, con los hombros en la misma línea.


Ejercicio 3
— Tendida de espaldas, brazos extendidos a veinte centímetros del cuerpo, piernas extendidas.

— Apoyarse sobre la nuca y sobre las plantas de los pies para elevar la pelvis haciendo puente, mientras se realiza una inspiración.

— Volver al suelo, espirando.

viernes, 1 de abril de 2011

Embarazo - Posiciones de Relajación


Las posiciones

Sentada. La posición más tradicional es sentada sobre el suelo, con la espalda recta, las piernas abiertas, dobladas, y los pies cruzados y pegados al bajo vientre; los antebrazos descansando cómodamente en las rodillas, con las palmas de las manos mirando hacia arriba.

Esta posición es parecida al asaría («modo de sentarse») yóguico más conocido, el Padma-asana o postura del loto.

De hecho, las numerosas variantes yóguicas de la posición de los pies son difíciles de realizar para un occidental. Lo esencial en la postura del loto, bastante incómoda al principio, es que resulta excelente para la espalda y la columna vertebral.

Se puede lograr igualmente una buena relajación en un sillón, a condición de que no sea demasiado blando y posea un respaldo recto.

Acostada sobre la espalda. Es la posición más fácil. Acuéstate en el suelo, sobre una alfombra y no sobre la cama, es demasiado blanda.

Debes tenderte sobre la espalda, con un almohadón bajo la cabeza —bajo la nuca sobre todo—, otro bajo las corvas, manteniendo las rodillas ligeramente dobladas, y otro bajo los pies, para que estén cómodos.

Acostada sobre un costado. Esta posición resulta muy agradable hacia el final del embarazo y durante el mismo parto, cuando la masa del útero pesa sobre el abdomen.

Debes apoyarte sobre un costado, casi sobre el vientre, con un almohadón bajo la cabeza. Si el lado elegido es el derecho, el brazo derecho debe deslizarse bajo el cojín, y el izquierdo reposar en el suelo, por delante del cuerpo; la pierna derecha, en contacto con el suelo, se mantiene casi recta, con una flexión muy ligera; la izquierda se lleva hacia delante, semiflexionada; puede colocarse un almohadón suplementario bajo la rodilla izquierda.

Naturalmente, si el elegido es el lado izquierdo, debes adoptar una postura simétrica de la que acabo de describir.

jueves, 31 de marzo de 2011

El Parto - Preparación Física


Preparación física

Los objetivos de la preparación física son mantener en buenas condiciones físicas a la mujer encinta y darle a conocer técnicas musculares y respiratorias que le serán útiles en el parto.

Dicha preparación comprende un determinado número de ejercicios, que dividiré en cuatro categorías de modo algo arbitrario:

1. Ejercicios de relajación.

2. Ejercicios respiratorios.

3. Ejercicios de flexibilidad.

4. Ejercicios musculares.

Veremos cómo ciertos ejercicios ganan con la práctica, no sólo antes del parto, sino también en el período que sigue a éste.
Al principio, es casi indispensable que hagas la gimnasia bajo el control de tu monitora de preparación para el parto.

Pero quede claro que las sesiones de gimnasia dirigida no bastan; su ritmo no podría rebasar una o dos veces por semana, mientras que una buena preparación debe comprender un entrenamiento físico cotidiano. Debes pues repetir en tu casa, cada día, en una o dos sesiones no demasiado largas, los ejercicios que hayas aprendido en el curso. Evidentemente, estas sesiones diarias no deben fatigarte, lo que sería contrario al objetivo buscado; una duración de un cuarto de hora a veinte minutos se considera suficiente.

Es el momento de que tu marido te ayude, colaborando así en tu preparación para el nacimiento de vuestro hijo. Lo habéis concebido juntos, es obra de los dos, por lo que debéis preparar juntos su venida al mundo. Tu marido no debe limitarse a pagar las facturas de la canastilla y la cuna, sino que también él debe preparar la llegada del recién nacido, no sólo arreglando la habitación del bebé o eligiendo su primer tren eléctrico, sino sobre todo comprendiendo lo que ocurre y va a ocurrir dentro de ti, y ayudándote moral y físicamente a prepararte para ello.

Insisto, ese hijo lo habéis hecho entre los dos, y con todo vuestro amor debéis preparar los dos su venida al mundo.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Embarazo - Ejercicios de Respiración


Tienen como objetivo: mejorar la capacidad torácica y la ventilación pulmonar, facilitando así la oxigenación de la sangre; enseñarte a controlar la respiración, a fin de respetar ciertos ritmos durante el parto, y coordinar la respiración y el esfuerzo muscular, en previsión del momento de la expulsión.

1. La posición
Lo ideal es la posición acostada que hemos descrito con anterioridad. Sin embargo, nada impide realizar a continuación ejercicios en posición sentada.

2. Tomar conciencia de la respiración
Tendida de espaldas, coloca una mano sobre el vientre y la otra sobre la parte superior del tórax.
Sigue las indicaciones de la monitora, y diferencia entre:

— respiración abdominal, que se lleva a cabo por medio de los movimientos del diafragma; el vientre se hincha en cada inspiración;

— respiración torácica, por medio de los movimientos de los rostados; el tórax se eleva en cada inspiración;

— respiración completa, que asocia ambos mecanismos.

3. Los ejercicios propiamente dichos
La mayoría se realizan utilizando la respiración torácica. Respiración regular controlada: 15 respiraciones por minuto.

— Lenta inspiración por la nariz.

— Retención del aire (5 o 10 segundos al principio).

— Espirar lentamente por la boca.

— Nueva pausa. Y vuelta a empezar.

Respiración bloqueada (apnea voluntaria). Tras realizar varios movimientos respiratorios normales, hacer una inspiración profunda, mantener bloqueado el tórax en posición de inspiración el mayor tiempo posible, vaciar los pulmones y reemprender la respiración normal.

Evidentemente, el período de apnea voluntaria debe ser reducido al principio, aumentando progresivamente hasta 30 segundos, 0 incluso más si el entrenamiento se efectúa a conciencia.

Respiración superficial. Este ejercicio sólo puede llevarse a cabo cuando se domina el mecanismo de la respiración torácica.
Tras realizar varios movimientos respiratorios normales (en respiración torácica), acelerar de modo progresivo el ritmo respiratorio, con la boca abierta, y efectuar pequeños movimientos respiratorios localizados en la parte superior del tórax (hasta 25 o 30 por minuto).

Respiración jadeante. Con la boca muy abierta (eventualmente, sacando la lengua), acelerar aún más el ritmo de la respiración superficial, hasta unas 40 respiraciones por minuto.

martes, 29 de marzo de 2011

La Preparación para el Parto


La preparación para el parto puede ser emprendida a partir del sexto o séptimo mes del embarazo.

Normalmente, dicha preparación supone un cierto número de Sesiones (de 6 a 8), reuniendo de cuatro a seis mujeres encinta en torno a una comadrona. Es muy conveniente la presencia del marido en esas sesiones, pues como ya he dicho, tanto el embarazo como el nacimiento deben ser preparados y vividos entre los dos.

Cada sesión se divide en tres partes:

— una primera parte teórica, que describe, con ayuda de esquemas o películas, las nociones anatómicas básicas, así como el mecanismo y el desarrollo del nacimiento;

— una segunda parte de ejercicios prácticos, donde se explican y ejecutan los diversos movimientos respiratorios, de relajación y gimnásticos descritos más adelante;

— una tercera parte de conversaciones libres, en la que se establece entre las participantes una libre discusión sobre cualquier lema que deseen abordar, que haga referencia de un modo u otro al nacimiento, al hijo, a la mujer.

Lo ideal sería que se pudiera añadir a esas sesiones reuniones periódicas con un psicólogo, a fin de abordar los componentes psíquicos del «mito» del parto, ya que, junto con la preparación física, es muy importante la preparación intelectual y psicológica

Como ya he indicado, su objetivo principal es hacer desaparecer el temor eliminando el misterio.

Eliminar el misterio supone proporcionarte algunas nociones esenciales e indispensables sobre tu anatomía y sobre el funcionamiento de tus diversos órganos, a fin de que puedas comprender mejor lo que va a ocurrir dentro de ti.

Dicho esto, hay un punto sobre el que quiero insistir ante todo: el hecho de que asistas regularmente a las clases no debe hacerte pensar que abordarás el alumbramiento sabiendo obstetricia (a modo de comparación, quiero recordarte que las comadronas requieren tres años de difíciles estudios para adquirir los conocimientos pertinentes).

La finalidad de esos cursos es que comprendas lo que acontece dentro de ti en el curso del embarazo y el parto, pero esos conocimientos, forzosamente elementales y esquemáticos, son insuficientes para permitirte analizar una situación obstétrica real.

Es absolutamente necesario que asimiles bien ese hecho, ya que imaginando que lo sabes todo correrías el riesgo de desorientarte al contacto con la realidad; tal desorientación podría hacerte perder todos los beneficios obtenidos durante la preparación.

lunes, 28 de marzo de 2011

Embarazadas - Ejercicios de Relajación

Ejercicios de relajación

La relajación es un elemento básico en el dominio del cuerpo, uno de los primeros peldaños que hay que franquear para lograr el descubrimiento del yoga.

Para Read, la tranquilidad física es el primer objetivo, a la vez que una condición indispensable para alcanzar la tranquilidad psíquica.

Vemos pues que hay una identidad de enfoque entre el pensamiento hindú y las ideas de Read: «El dominio de los sentidos y del psiquismo pasa por el dominio del cuerpo». Dicha identidad de enfoque justifica, a mi parecer, la introducción de ciertos ejercicios yóguicos en la preparación para el parto sin dolor.

Los médicos soviéticos reprochan a la relajación su carácter pasivo, que conduce, según ellos, a una regresión psicoafectiva. Opinan que la mujer debe hallarse activa, despierta, ser partícipe.

Creo ver en ello un burdo contrasentido, debido a que a los médicos rusos les engaña su materialismo cientificista. En efecto, resulta evidente que una relajación bien hecha constituye en realidad un fenómeno activo, que requiere la participación de la voluntad y puede desembocar en niveles superiores de conciencia. Lejos de ser una regresión, al abrir la vía del dominio de los sentidos la relajación conduce a la meditación y a la trascendencia.

En primer lugar, debes tomar conciencia de la existencia de los diversos grupos musculares, para lo cual has de contraer dichos músculos y después realizar el esfuerzo voluntario de relajarlos.

Por ejemplo, puedes comenzar por los músculos de los dedos de los pies, los de las pantorrillas —que controlan el movimiento de los pies— y los de los muslos.

A continuación, pasas a los miembros superiores, controlando asimismo la contracción —y después la relajación— de los dedos, los músculos de la muñeca y los del brazo.

La relajación del tronco es más difícil de lograr, pues se es menos consciente de los grupos musculares del mismo. Realizarás el mismo ejercicio de contracción y relajación muscular con las nalgas, el perineo (esfuerzo como para retener la deposición, y después relajación), la pared abdominal y el raquis (músculos de la espalda y del cuello).
Finalmente, la relajación del rostro: músculos de la masticación, de los párpados, de la frente y los utilizados en los gestos.

Tras tomar conciencia de los grupos musculares (lo que a menudo requiere varias sesiones), realizarás los ejercicios de relajación propiamente dicha; cada grupo muscular es relajado sucesivamente. Los miembros, y después el conjunto del cuerpo, dan la impresión de tornarse flaccidos por completo, así como más pesados, mientras que se siente una sensación de euforia, de bienestar, de total relajación.

Al final del ejercicio, que durará de cinco a quince minutos, debes evitar incorporarte bruscamente; respira, estírate, siéntate, y no te levantes hasta pasados unos minutos.

domingo, 27 de marzo de 2011

Ejercicios preparatorios del Parto


Los ejercicios físicos que describiré en las páginas siguientes son de sencilla ejecución, y constituyen el mínimo indispensable para una preparación eficaz al parto sin dolor. Si no los realizas a diario, difícilmente podrás beneficiarte de las ventajas del parto sin dolor, criticando luego los resultados de un método del que en definitiva no habrás seguido las directrices.

La preparación para el parto sin dolor, al igual que la adquisición de cualquier otra técnica, requiere disciplina, interés y paciencia.

Disciplina. Debes efectuar regularmente estos ejercicios, mana na y tarde, comenzando con sesiones de diez minutos, que prolongarás poco a poco hasta los veinte minutos. Puedes y de-hes encontrar el tiempo necesario para estos ejercicios.

Cualquier excusa para no llevarlos a cabo será una mala excusa, ya que, ¿hay acaso algo más importante para una futura madre que prepararse para la llegada de su hijo?

Interés. Debes comprender y penetrar la importancia real de la preparación que realizas, la eficacia real de los ejercicios, que nunca debes hacer distraída, escuchando la radio o dejando que te interrumpa otra persona. Paciencia. Debes admitir que ninguna técnica se adquiere rápidamente y sin esfuerzo. Debes realizar un esfuerzo cotidiano, y no abandonarte a medida que se acerca el tan esperado acontecimiento. Lo que se te pide es mínimo, y el beneficio será considerable, así que hay que tener paciencia y llegar hasta el final.

Algunas de mis lectoras reconocerán en los imperativos que acabo de enunciar las reglas básicas de muchas enseñanzas tradicionales de índole filosófica o espiritual. No es casual.

He asociado voluntariamente en estos ejercicios las ventajas del yoga ancestral a las técnicas occidentales kinesiterapéuticas. Los consejos del Hata-Yoga me han sido proporcionados por fieles discípulos del maestro hindú Iyengar, considerado como uno de los más escrupulosos garantizadores de la pureza del yoga.

En cuanto a las técnicas kinesiterapéuticas, he acudido en busca de consejo a varias kinesiterapeutas profesionales con hijos, ya que la práctica concreta me parece siempre superior a la teoría abstracta.

Como ya he dicho, los ejercicios preparatorios están divididos en cuatro grupos: relajación, respiración, flexibilidad y musculación. Describiré cada uno de estos grupos sucesivamente.

En la práctica de mañana y noche, debes realizar los ejercicios en el orden siguiente: respiración, flexibilidad, musculación, respiración, relajación.

sábado, 26 de marzo de 2011

Preparación del Parto - Método Pavloviano


El método pavloviano

De origen soviético, el método denominado psicoprofiláctico pretende ser absolutamente científico, basado en la fisiología experimental del sistema nervioso. Ésa es la razón de que apele a los trabajos del fisiólogo Pavlov.

Se trata de un concepto del dolor en el que los reflejos condicionados juegan un papel primordial.

Por una parte, los reflejos condicionados han provocado en la mujer la noción de parto igual a dolor, como lo demuestra el adagio del Génesis: «Parirás con dolor».
Así pues, se trata de erradicar ese condicionamiento creando nuevos reflejos condicionados que asocien la idea del alumbramiento a nociones positivas y de felicidad, es decir, a la alegría de la maternidad.

Además de los reflejos condicionados, la teoría pavloviana se propone utilizar ciertos datos de fisiología cerebral: la percepción del impulso nervioso procedente del útero depende evidentemente del cerebro, que desempeña el papel de «catalizador».Según su estado, ese analizador puede recibir un mensaje nervioso e interpretarlo como dolor, mientras que en otras circunstancias el mismo mensaje nervioso se interpreta como una sensación no dolorosa.

Por lo tanto, se trata de modificar el comportamiento del analizador cerebral en el sentido que nos interesa. ¿Cómo lograrlo?

Si admitimos que el dolor no constituye tan sólo una percepción sino también una reacción emotiva, se comprenderá que el contexto emocional y fisiológico es capaz de influir en la interpretación del analizador: las actitudes de una mujer emotiva, angustiada y pasiva serán actitudes negativas que favorecerán el dolor; por el contrario, la calma, la participación activa, la convicción de que la maternidad no es una condena sino una alegría de índole personal y social son actitudes positivas que favorecen la eliminación del dolor.

Un tercer descubrimiento de Pavlov, el de los fenómenos de inhibición cerebral, se utiliza también en el método psicoprofiláctico; una intensa actividad de una zona cerebral dada parece crear alrededor de dicha zona un área de inhibición o de silencio cerebral.

Manteniendo deliberadamente una actividad cerebral suficiente una sensación dolorosa puede desaparecer si se encuentra en la zona de inhibición. Así pues, no sólo se trata de «distraer» a la mujer, sino de sacar provecho de una determinada propiedad de la fisiología cerebral.

Tales concepciones conducen pues a una preparación intelectual y moral de la mujer, pero también a la creación de un medio obstétrico distinto, en el que pueda tener parte muy activa durante el alumbramiento.

viernes, 25 de marzo de 2011

El Parto - Preparación Psicológica


Preparación psicológica

Por supuesto, la preparación psicológica es inseparable de la preparación intelectual. El hecho de que te hayan puesto al corriente de los fenómenos fisiológicos del embarazo y el parto debe llevarte a desechar ciertos prejuicios, y en especial a rechazar ciertos temores, confesados o inconfesados; cuando desaparece el misterio desaparece la angustia, y esa victoria sobre la angustia debería ser el primer resultado psicológico de una preparación eficaz.

Durante las clases y las charlas subsiguientes, el partero, o la comadrona monitora, deben completar la preparación psicológica creando una atmósfera de tranquilidad y comprensión, y esforzándose en suprimir los condicionamientos que hacen del alumbramiento una prueba humillante y dolorosa, una servidumbre, una punición. Dichas nociones negativas deben ser reemplazadas por nociones positivas, la principal de las cuales es la siguiente: gracias a la preparación, eres capaz de modificar por ti misma tus relaciones «cerebroviscerales», a fin de volver más fácil el parto. En lugar de sufrir pasivamente, te vuelves activa, pues tienes un papel que jugar.

De modo general, se puede decir que la preparación sirve para que tomes una actitud adulta y responsable frente al acto de poner un hijo en el mundo, acto que, repitámoslo, es perfectamente normal, mas sin embargo tiene un cierto carácter excepcional con respecto a los demás actos de la existencia.

Una preparación lograda implica asimismo una transformación ile las relaciones entre tu partero y tú. La actitud del partero ya no debe ser paternalista («no se ocupe de nada, no intente comprender, tenga confianza en mí»); del mismo modo, tu actitud ya no debe ser una regresión de tipo infantil.

Por supuesto, una preparación bien llevada no anulará la confianza que debes depositar en la persona que te atienda en el parto; al contrario, se tratará de una confianza razonada que te llevará a participar activamente y a colaborar en el éxito del parto.

La preparación psicológica sería incompleta si no comprendiera lambién una toma de contacto con los locales y con el personal de la sala de partos; conocer el lugar y conocer a las comadronas y enfermeras es otro medio de eliminar la ansiedad.

Es aconsejable que visites una sala de partos, que veas, en su marco real, la cama de obstetricia y los instrumentos que concurren para lograr tu seguridad y la de tu hijo (material de reanimación, incubadora, etc.).

Las nociones de seguridad y calma, en relación con los mismos lugares en que tiene lugar el alumbramiento, me parecen un factor importante en la preparación psicológica, pues vas a adquirir esa seguridad por ti misma, en contacto con la realidad y no simplemente por mediación de la monitora.

jueves, 24 de marzo de 2011

Preparación del Parto - Método Read


El método Read

Ninguna obra sobre el alumbramiento puede dejar de referirse a la iluminación que tuvo Read mientras atendía un parto en una mísera vivienda de Whitechapel, donde, conmovido por la actitud de la parturienta, tuvo la revelación de que «aquello no debía de doler».

Tal es en efecto la idea inicial sustentada por Read: el parto es un fenómeno fisiológico normal, y como tal no tiene por qué ser doloroso. Para Read, el dolor debe ser considerado siempre como una señal de alarma que manifiesta alguna anormalidad.
¿Cuál es entonces la razón de que las mujeres sufran en el curso de un parto normal?

En primer lugar, y ante todo, porque tienen miedo: miedo de lo desconocido que todo alumbramiento supone, miedo también a causa de la tradición firmemente establecida que hace que cada madre cuente a su hija, a fin de «instruirla» y con todo lujo de detalles, los horribles dolores de sus propios partos (con igual secreto orgullo que el padre cuando narra sus campañas militares).

Ese temor origina lo que Read denomina «tensión»: tensión tísica, de los músculos de la zona abdominopélvica, primera causa de dolor; tensión psicológica también, que intensifica aún más los fenómenos dolorosos.

Así pues, la tensión, provocada por el temor, es la causa directa del dolor, por irritación de las numerosas terminaciones sensitivas existentes en la pelvis y en el útero.

De ahí la célebre tríada: temor = tensión = dolor, que resume las concepciones de Read.

Partiendo de esa base, Read elabora del modo más empírico un método de preparación que se propone suprimir el dolor suprimiendo el temor y la tensión. Para suprimir el temor emplea la educación (que elimina el factor de desconocimiento) y, en cierta medida, la sugestión. Para suprimir la tensión preconiza la tranquilidad voluntaria, es decir, la relajación.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Estudiando al Parto - Parte 2



La imagen de la madre había desaparecido definitivamente.

La mujer moderna se halla a solas con su miedo, frente a la ciencia, ,i sus máquinas electrónicas y al hombre vestido de blanco.

Esta nueva teoría explica a la perfección los excelentes resultados obtenidos con el método de preparación psicoprofi láctica para el parto, más conocido por la impropia denominación de preparación para el parto sin dolor (PSD).

Antes de hablarte de las dos corrientes de pensamiento (Read y Pavlov) que han conducido al PSD tal como se suele practicar en la actualidad, querría señalar otra deducción que se desprende de la Icoría de las compuertas.

El cerebro parece ser capaz de reajustar el nivel a partir del cual se inhibe el dolor. Parecería que cuanto más se lucha contra el dolor, más se retarda el cierre de la compuerta; y cuanto mayor es la aceptación del dolor, más se favorece el cierre de la misma y con él la desaparición del dolor.

Nos parece más cierto, médica y científicamente hablando, admitir que las contracciones uterinas del parto son fisiológicas y no deberían ser dolorosas —ya que el dolor no se halla inscrito a nivel genético—, y que la sensación ligada a la percepción de la contracción uterina ha sufrido una modificación, una perturbación de orden cerebral.

El útero puede sufrir, al igual que oíros órganos internos —como el estómago por ejemplo—, influencias externas e internas que modifican su trabajo y modifican asimismo, a nivel cerebral, la traducción, la integración de la percepción de las excitaciones de que es objeto; tales influencias externas e internas son capaces de perturbar las sensaciones que van del útero al cerebro, y viceversa. [...] Nos parece que el dolor de la parturienta no es sino la expresión de la huella mnésíca o de la pantalla de una potente angustia inscrita en un cierto nivel superior de su cerebro. Nos parece incluso que ese dolor representa a ¡a vez la expresión y la pantalla de la angustia de la muerte y de un sentimiento femenino de culpa.

martes, 22 de marzo de 2011

Estudiando al Parto - Parte 1



La mujer, en el momento del parto, siempre reclama a su madre. Ya se trate de un hombre o de una mujer, se recurre a la madre en cualquier momento dramático de la vida, cuando el ser humano se halla atormentado por el sufrimiento o la muerte; el guerrero que muere en el combate llama a su madre, la mujer que da a luz. busca la reconfortante presencia de la suya. El amor materno supone protecCión, calor, solicitud; es incondicional, último refugio del desposeído, del desgraciado, del débil.

El hombre herido en combate se halla débil y desposeído, perdido, como débil, perdida y desposeída se encuentra la mujer que pare. Durante mucho tiempo, el parto ha representado para la mujer lo que el combate para el hombre, lo que aún representan a veces las «obligaciones militares»: algo ineludible, que auna la idea de deber, de sacrificio y de sufrimiento.
Antiguamente, el ruego de la parturienta era atendido; era su madre quien la asistía, o en su defecto una sustituía de la madre, una prima, abuela o pariente.

Apoyada en las rodillas de esa mujer de más edad, puesta en cuclillas sobre las dos piedras ancestrales que aún están presentes en muchas tradiciones, la madre del alba de la humanidad daba a luz a su hijo.

Más tarde, a fuerza de acumular experiencias y de asistir a un nacimiento tras otro, esas mujeres mayores que asistían a las parturientas, esas «matronas» adquirieron ciertos conocimientos. Entonces se las buscó con preferencia, debido a que estaban más habituadas, a que tabían (de ahí que en francés se las denomine sage-femme, «la que sabe») y su presencia era tranquilizadora.

A lo largo de los siglos, el concepto de «la que sabe» prevaleció sobre el de «la que representa a la madre», para desembocar en el siglo XVIII en la total preeminencia del conocimiento y la ciencia sobre el sentimiento, sobre la humanización.
Era terreno abonado para la eclosión de la imagen aún más prestigiosa del partero, el que sabe todavía más, el que conoce la medicina y la cirugía, y cuyos tímidos comienzos, a fines del siglo XVIII, desembo-caron finalmente en la supremacía absoluta en el siglo actual.


lunes, 21 de marzo de 2011

El Factor Rh - Parte 2



Ese ataque va a tener dos consecuencias:

— por una parte, la destrucción de una cantidad más o menos importante de glóbulos rojos, lo que provocará un estado de anemia de mayor o menor gravedad;

— por otra, una grave ictericia, debida al pigmento amarillo (la bilirrubina) contenido en los glóbulos y liberado por la destrucción de éstos. Dicho pigmento, cuando alcanza tasas importantes en la sangre del niño, puede fijarse en su cerebro, ocasionando graves trastornos neurológicos.

En resumen:

1. Si eres Rh positivo, no hay ningún problema, cualquiera que sea el grupo de tu marido.

2. Si tanto tú como tu marido sois Rh negativo, tampoco hay ningún problema.

3. Si eres Rh negativo, y tu marido Rh positivo, no hay nada que temer si se trata de tu primer embarazo, a condición de que no hayas recibido con anterioridad una transfusión de sangre Rh positivo, lo que sin duda sería algo excepcional.

4. Si eres Rh negativo —y tu marido Rh positivo— y ya has tenido otros hijos, no hay motivo de preocupación si tus hijos son Rh negativo, o si te vacunaste tras el nacimiento de tus hijos Rh positivo.

Desde hace varios años, las madres Rh negativo que dan a luz un hijo Rh positivo se benefician de la vacuna anti-Rh. Este factor dejará pues de ser un problema en los próximos años.

Incluso en los casos en que inciden todas las circunstancias d^_ favorables, lo que es muy raro, hay relativamente pocas probabilidades de que el niño sufra algún trastorno. Caso de que así sea, puede apreciar la gravedad del ataque por la dosis de aglutiniii j (sustancias fabricadas por la madre y que atacan a los hematíes 0 hijo) y, eventualmente, por la punción amniótica, que permite estudiar la importancia de la liberación de bilirrubina.

En general, en esos casos desfavorables, basta con hacerle niño, una vez ha nacido, un cambio completo de sangre, para aportarle nuevos glóbulos rojos y retirar el exce^ de bilirrubina, evitando así cualquier accidente. En casos excepcíonales, puede considerarse la posibilidad de efectuar al niño w transfusión antes de que nazca (transfusión in útero).

Los progresos realizados por la medicina actual en su lucha ce/ tra las complicaciones del factor Rh permiten salvar a la mayoría i los niños.

domingo, 20 de marzo de 2011

El Parto - Gale Control Theory



Algunas nociones teóricas
Hasta hace muy poco, nuestra concepción del funcionamiento del dolor era muy simplista. Una estimulación excesiva en un punto cualquiera del cuerpo originaba una información, un «estímulo», es decir una reacción electroquímica.

Dicho estímulo, transformado en impulso nervioso, recorría los nervios hasta la médula espinal —contenida en la columna vertebral—, la cual lo enviaba al cerebro. Allí, el estímulo era descifrado e interpretado como dolor.

Ese esquema demasiado sencillo no explica en qué consiste realmente el dolor, así como tampoco explica ciertos hechos paradójicos: los intensos dolores que los amputados perciben a veces en su miembro desaparecido (dolores fantasma); la anestesia «psicológica» (como es el caso del soldado herido en combate y que en ocasiones, impulsado por la acción, puede continuar combatiendo sin siquiera darse cuenta de que se halla herido); los dolores anulados de modo inconsciente por el propio cerebro (como ocurre con el automovilista herido en un accidente, el cual, a pesar de su pierna rota, se aleja por su propio pie del vehículo en llamas; el cerebro concede prioridad a la orden motora —alejarse— sobre la sensitiva el dolor—); los dolores voluntariamente atenuados, incluso a veces suprimidos, por medio de ciertas técnicas orientales de dominio de la mente sobre el cuerpo.

Una nueva teoría, formulada por los investigadores R. MalzackyP. Wall, podna contribuir a esclarecer los mecanismos del dolor, explicar loS casos inexplicables y suministrar un vasto campo de acción para la supresión real de los fenómenos dolorosos durante el nacimiento.

A esta teoría se la denomina gale control theory (teoría de las compuertas de seguridad), ya que supone que las vías utilizadas por el impulso nervioso doloroso no son vías pasivas, sino que están provistas de «compuertas», de medios de inhibición del dolor, cuando éste alcanza ciertos niveles. Dichas compuertas estarían situadas en la médula espinal y sobre todo en el cerebro.

El cierre o no cierre de las compuertas, es decir, la inhibición o la persistencia de la sensación dolorosa, no es automático, sino que puede estar influenciado por las experiencias pasadas, el inconsciente, el temor, las emociones, etcétera. Esta teoría es pues la primera en proporcionar una explicación válida de los fenómenos dolorosos que acontecen en el parto. La sensación muscular de la contracción uterina no debería ser percibida normalmente como dolorosa.

Es el temor ancestral a lo desconocido y la idea de la muerte, asociados de modo inconsciente al nacimiento, lo que ha transformado en dolorosa una sensación que a! principio no tenía ninguna razón para serlo. El temor a lo desconocido se remonta al alba de la humanidad. A él se asoció la idea de la muerte, pues, durante milenios, la muerte de la mujer en el parto se manifestó como una cruel posibilidad. Finalmente, el miedo al dolor vino a completar el círculo vicioso, origen de perturbaciones en el funcionamiento de las compuertas.

sábado, 19 de marzo de 2011

La Toxoplasmosis



¿Qué es la toxoplasmosis?

Se trata de una enfermedad debida a un parásito transmitido por los animales domésticos, y cuyo contagio es de tipo alimentario (por la carne). Para tu tranquilidad te diré que, en Occidente, un 80 % de mujeres en edad de quedar embarazadas están inmunizadas contra esta enfermedad.

La toxoplasmosis se manifiesta en la madre como una enfermedad seudo gripal. Sin embargo, su gravedad radica en el alcance que puede tener sobre el feto:

— en el primer trimestre del embarazo: malformaciones, sobre todo del cerebro y los ojos;

— en el segundo trimestre: ataca al cerebro (encefalomielitis);

— en el tercer trimestre: una ictericia muy grave, generalmente mortal.

A pesar de que se trate de una enfermedad muy poco común, te aconsejo, por simple precaución, que te hagas un examen de laboratorio (serodiagnóstico), a fin de saber si estás realmente inmunizada. De no ser así, un estado gripal en el curso del embarazo debe llevarte a consultar al médico, para que te prescriba antibióticos, ya que, por fortuna, esta enfermedad es particularmente sensible a los antibióticos, los cuales procuran la curación con gran rapidez, a condición de ser administrados a tiempo.


viernes, 18 de marzo de 2011

La preparación para el Parto



Vamos a abordar ahora el tema más importante, tanto para ti como para tu hijo: la preparación para ese acto extraordinario que es el nacimiento.

Es curioso comprobar que tan sólo desde hace algunas décadas resulta evidente la noción de que el parto es un acontecimieito lo bastante excepcional en la vida de una mujer como para justificar y requerir que Se prepare para el mismo con todo cuidado.

Debes consagrar los tres últimos meses del embarazo a dicha preparación, la cual te asegurará un alumbramiento sin problemas.
Por supuesto, debes seguir los cursos organizados por la clínica, pero de momento me parece necesario ayudarte a esa preparición dándote el máximo de información posible, a fin de que saques mayores beneficios.

Esa preparación tiene dos objetivos
Ante todo, debo explicarte lo que ocurrirá en el momento del parto, a fin de que no vivas ese instante excepcional pa sivamente, sufriéndolo, sino que, por el contrario, participes con plena conciencia en el acto maravilloso de dar la vida. Participación y cooperación con los que estarán junto a ti para ayudarte, el médico y la comadrona.

Antaño, la futura madre abordaba con terror el fin del embarazo, terror exacerbado a menudo por los relatos horribles que su familia o sus amigas no olvidaban contarle. El viejo anatema «parirás con dolor», herencia discutible de nuestra civilización judeocristiana, era sentido como una prueba inevitable, a la que ninguna mujer podía ni debía sustraerse.

El parto suponía la prueba ineludible para la mujer, al igual que la guerra o el servicio militar lo eran para el hombre, y las mujeres se contaban unas a otras las incidencias de sus alumbramientos, del mismo modo que los hombres comentaban sus campañas.

En la actualidad, el nacimiento debe ser considerado como un acontecimiento ciertamente excepcional, pero en el que la fascinación y la alegría predominan sobre cualquier otro sentimiento.

jueves, 17 de marzo de 2011

El Factor Rh - Parte 1



¿Qué es el factor Rh?

Como es sabido, existen cuatro grupos sanguíneos: A, B, AB y O, y cada individuo pertenece a uno de ellos. Junto a esos factores, existe otro, el llamado factor Rh: un 75 % de personas pertenecen al grupo Rh positivo, y un 25 % al grupo Rh negativo. El análisis de sangre que sin duda te habrás hecho al comienzo del embarazo te habrá permitido saber tu grupo sanguíneo completo, es decir, el grupo ABO y el Rh al que perteneces.

El factor Rh adquiere su importancia ante la posibilidad de que sobrevengan complicaciones en el curso del embarazo, cuando coinciden ciertas circunstancias muy poco comunes. A fin de tranquilizarte, te diré que los accidentes debidos al Rh son excepcionales, y además acabarán desapareciendo por completo, gracias a la «vacuna anti-Rh», utilizada desde hace algún tiempo.
Tales accidentes sólo sobrevienen en condiciones especiales:

— cuando la madre es Rh negativo y el padre Rh positivo. No hay nada qué temer en los restantes casos;

— cuando la madre Rh negativo ya ha sido sensibilizada antes del embarazo, sea por un embarazo anterior, en el que el niño era Rh positivo, sea por una transfusión de sangre de este factor. Si se trata de un primer embarazo, o si la madre se ha beneficiado con la vacuna anti-Rh en sus precedentes embarazos, no hay que temer ningún accidente.

Así pues, sólo existe riesgo de accidentes en casos raros:

— madre Rh negativo, padre Rh positivo;

— madre Rh negativo que haya tenido hijos Rh positivo y que no se haya vacunado, o bien que se haya efectuado una transfusión de sangre Rh positivo.

Además, para que hubiera un accidente, el hijo que lleva en su interior debería ser Rh positivo. Vas a comprender por qué.
Cuando una madre Rh negativo lleva en ella un hijo Rh positivo, se produce, con ocasión del nacimiento, el paso de una cierta cantidad de sangre del niño a la circulación sanguínea de la madre. Así, sangre Rh positivo penetra en el organismo materno, sensibilizándolo a la sangre Rh positivo.

En un posterior embarazo pueden ocurrir dos casos:

1. Que la madre lleve en ella un hijo Rh negativo, es decir de su mismo grupo, en cuyo caso no hay motivo de temor.

2. Que el niño sea Rh positivo. En tal caso, el organismo materno, sensibilizado contra el grupo Rh positivo, atacará a los glóbulos rojos de ese factor, o sea a los glóbulos rojos de su hijo.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Sexo del Bebé - ¿Niño o Niña?



¿Qué será, niño o niña?

Saber el sexo del niño antes del nacimiento constituye la legítima curiosidad de todas las madres. Sin embargo, debes comprender que, en el estado actual de la ciencia, no hay forma válida de responder a esa pregunta durante los primeros meses del embarazo. Tradicionalmente, existen unos métodos sencillos de adelantar una respuesta, transmitidos de madres a hijas desde hace siglos: forma del vientre, ombligo más o menos saliente; posición alta o baja del feto, fase de la luna en que ha sido concebido, sexo y fecha de fecundación de los hijos anteriores, etc. Detendré aquí mi enumeración, pues no deseo aventurarme en un terreno puramente alquímico o mágico. En cualquier caso, todos los métodos citados tienen en común su absoluta ineficacia. Ninguno resiste un análisis estadístico serio, basado en un amplio número de casos.

La auscultación del corazón del feto pareció aportar un argumento más científico; un ritmo rápido significaría un niño y un ritmo lento, una niña. A menos que sea al revés, no lo recuerdo bien... Desgraciadamente, tampoco este método, que contó con bastantes seguidores entre los parteros y comadronas del siglo pasado, ha podido resistir el control de la ciencia moderna. El registro electrónico del ritmo cardiaco —del que hablaré más adelante—, técnica de uso corriente en la obstetricia actual, ha demostrado, de modo irrefutable, que no existe relación alguna entre el ritmo y la intensidad de los latidos del corazón del niño y el sexo de éste.

En la actualidad, existen dos métodos científicos para saber el sexo del niño antes del nacimiento. Uno es muy simple, pero tan sólo da resultados válidos a partir del séptimo mes del embarazo: la ecografía uterina. El segundo podría indicar el sexo mucho antes, pero es un método difícil e incluso peligroso: la punción am-niótica.

La ecografía uterina, basada en los ultrasonidos —y por lo tanto sin ningún peligro—, permite estudiar el feto con gran detalle, proporcionando sobre una pantalla de televisión una especie de «fotografía», tan detallada que permite distinguir su sexo. Si el sexo resulta visible, lo que no siempre ocurre, pues depende de la posición del niño, un buen ecografista nunca se equivoca.

La punción amniótica consiste en tomar una muestra del líquido amniótico, mediante una punción a través del vientre de la madre.

El líquido amniótico (las aguas) es el que rodea al niño en el interior del útero. La muestra obtenida se observa al microscopio, a fin de estudiar las células que flotan en el líquido. Algunas provienen de la piel del feto. Como cualquier otra célula de su cuerpo, las cutáneas contienen 46 cromosomas en el núcleo. Entre ellos se encuentran los dos cromosomas sexuales, que permitirán descubrir el sexo del niño.

En efecto, el sexo de un individuo viene determinado por esos cromosomas sexuales.1 La presencia de dos cromosomas denominados X caracteriza el sexo femenino (XX = femenino); la presencia de un único cromosoma X y de otro, mucho más pequeño, denominado Y caracteriza el sexo masculino (XY = masculino). Si el estudio al microscopio de las células del niño tomadas de la muestra de líquido amniótico indica la presencia de dos cromosomas X, el feto es de sexo femenino.

Si, por el contrario, se descubre la presencia de un cromosoma X y un cromosoma Y, el feto es de sexo masculino. Pese a tratarse de un método complicado, el análisis de las células del líquido amniótico suministra una información válida, y podría parecer óptimo para saber el sexo del niño antes del nacimiento.

En realidad, el problema no radica tanto en el análisis del líquido amniótico —pese a que el margen de error sea de un 15 %— como en la punción misma. Se trata de un procedimiento relativamente fácil hacia el final, del embarazo, cuando el niño es percibido con claridad, mas para entonces la ecografía resulta mucho más simple. Sin embargo, en los primeros meses, con un embrión pequeño y con poco líquido, la punción es difícil y peligrosa.

Podría compararse al intento de pinchar —a través de la cascara— la clara de un huevo crudo sin tocar la yema, hallándose dicho huevo en el fondo de un cesto lleno de lana. El deseo de saber el sexo del niño no merece correr tantos riesgos. No obstante, es cierto que la punción amniótica se practica a veces durante los primeros meses del embarazo, pero de modo excepcional, y nunca para saber el sexo. Se trata de los casos graves (cuando se teme que se produzcan malformaciones), en los que el riesgo de la punción queda compensado por el de evitar que evolucione un embarazo anormal.

martes, 15 de marzo de 2011

Malformaciones en el Bebé


¿Qué riesgo hay de tener un hijo con malformaciones?

Esta pregunta traduce la ansiedad permanente de todas las embarazadas de cualquier época y país, así que no me sorprende que la formules... La esperaba.

Ante todo, quiero tranquilizarte, pues los riesgos son ínfimos: un caso por cada mil nacimientos, aproximadamente.
Entre las malformaciones debidas a una anomalía congénita (anomalía de los cromosomas, antes o poco después de la fecundación), la más habitual es el mongolismo, debida a la presencia de un cromosoma supernumerario, y que no sobrevive más que en un embarazo de cada 2.000 antes de los cuarenta años (pasada esa edad, el riesgo aumenta considerablemente).

Entre las malformaciones debidas a una embriopatía, es decir, a un trastorno en las primeras etapas de la formación del feto —en los primeros meses exclusivamente—, las más habituales son las debidas a la rubéola. Pero, además de que un alto número de mujeres en edad de quedar embarazadas se hallan inmunizadas contra esa enfermedad, que la vacunación puede proteger al resto y que el niño no tiene por qué ser atacado por dicha dolencia ni siquiera en las condiciones menos favorables, disponemos de análisis clínicos extremadamente precisos, que permiten al médico negar o afirmar la realidad del riesgo.

En caso afirmativo, es conveniente plantearse la interrupción del embarazo. En definitiva, si bien la manifestación de la rubéola en una mujer encinta, en el curso de los tres primeros meses del embarazo (repito que no hay ningún peligro más allá de esa fecha), puede ser causa de una comprensible inquietud, hay que insistir sin embargo en que el riesgo real es ínfimo.

Respecto a los medicamentos, he de decir que ya no son causa de malformaciones, debido a que en la actualidad se lleva a cabo un control muy severo, a fin de no prescribir a una embarazada ningún medicamento nuevo o poco conocido.

Existen otras causas, pero son tan diversas como raras.

En cuanto a los métodos de detección de malformaciones, los progresos son mucho menos espectaculares de lo que ciertos artículos de revistas han proclamado. El único medio de que disponemos es la punción amniótica (o amniocentesis), ya descrita.

Difícil y peligrosa en los primeros meses del embarazo, único período en que sería de utilidad, permite tan sólo detectar unas pocas malformaciones (esencialmente cromosómicas), y además no puede ser practicada de modo sistemático en cada examen médico preventivo. De hecho, no se utiliza sino en casos muy raros de malformaciones hereditarias. Por otra parte, la ecografía puede revelar ciertas anomalías importantes de tipo morfológico (hidrocefalia, ausencia de cerebro, malformaciones de los miembros, etc.), aunque generalmente en un feto ya grande.