Suspensión con las piernas apoyadas en el estómago de un adulto. Siéntate, si te es posible en la cama, y sienta al niño en tu regazo, dándote frente y apoyando los pies en tu estómago.
Tiéndele los índices. Cuando los agarre, tira de sus manos suavemente. Presionará entonces las piernas contra tu estómago y se impulsará hacia arriba. Se mantendrá con las nalgas hacia fuera o se pondrá de pie, con el vientre hacia fuera. Oblígale a sentarse de nuevo y vuelve a tirar de él.
Suspensión combinada. Cuando tu hijo sepa mantener su presa con la fuerza suficiente para sostenerse sin peligro, sujetándose a tus dedos cuando le atraes hacia ti desde la posición sentada a la posición de pie, intenta la suspensión combinada. Apoya el niño de espaldas en una almohada blanda y tiéndele dos dedos de una mano.
Cuando los agarre, sujétale por las piernas con la otra mano y álzale alrededor de diez centímetros por encima de la almohada, de manera que la cabeza y el tronco queden horizontales. Probablemente el niño será capaz de sostener con sus propias manos la mitad del peso de su cuerpo. El resto del peso recaerá en la mano con la que sujetas sus piernas.
Durante el quinto mes, emplea sólo este ejercicio como un test, comprobando por medio de él, una o dos veces por semana, los progresos que ha hecho. Si en el sexto mes consigue realizarlo sin esfuerzo, aplícalo con mayor frecuencia. Más adelante, complica el ejercicio sustituyendo tus dedos por una anilla o varilla. Para mayor seguridad, haz que su padre ponga una mano detrás de la cabeza del bebé.
Observación de lo que le rodea por encima de un obstáculo. Tu hijo utilizará más los brazos si esto le permite observar algo por encima de una barrera, por ejemplo el borde del cochecillo o del baño. No le tengas echado siempre boca arriba en el coche. Baja la capota, ponle boca abajo y coloca un colchoncillo debajo de él para que pueda sujetarse al borde y observar lo que pasa a su alrededor a medida que avanzáis.
Tiéndele los índices. Cuando los agarre, tira de sus manos suavemente. Presionará entonces las piernas contra tu estómago y se impulsará hacia arriba. Se mantendrá con las nalgas hacia fuera o se pondrá de pie, con el vientre hacia fuera. Oblígale a sentarse de nuevo y vuelve a tirar de él.
Suspensión combinada. Cuando tu hijo sepa mantener su presa con la fuerza suficiente para sostenerse sin peligro, sujetándose a tus dedos cuando le atraes hacia ti desde la posición sentada a la posición de pie, intenta la suspensión combinada. Apoya el niño de espaldas en una almohada blanda y tiéndele dos dedos de una mano.
Cuando los agarre, sujétale por las piernas con la otra mano y álzale alrededor de diez centímetros por encima de la almohada, de manera que la cabeza y el tronco queden horizontales. Probablemente el niño será capaz de sostener con sus propias manos la mitad del peso de su cuerpo. El resto del peso recaerá en la mano con la que sujetas sus piernas.
Durante el quinto mes, emplea sólo este ejercicio como un test, comprobando por medio de él, una o dos veces por semana, los progresos que ha hecho. Si en el sexto mes consigue realizarlo sin esfuerzo, aplícalo con mayor frecuencia. Más adelante, complica el ejercicio sustituyendo tus dedos por una anilla o varilla. Para mayor seguridad, haz que su padre ponga una mano detrás de la cabeza del bebé.
Observación de lo que le rodea por encima de un obstáculo. Tu hijo utilizará más los brazos si esto le permite observar algo por encima de una barrera, por ejemplo el borde del cochecillo o del baño. No le tengas echado siempre boca arriba en el coche. Baja la capota, ponle boca abajo y coloca un colchoncillo debajo de él para que pueda sujetarse al borde y observar lo que pasa a su alrededor a medida que avanzáis.