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Bebés gemelos: Similares pero diferentes

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sábado, 15 de octubre de 2011

Los Genes en el Bebé


¿RUBIO O MOROCHO?

Como ya dijimos un feto es portador de 23 cromosomas procedentes de la madre y de otros 23 procedentes del padre. Estos se organizan formando parejas.

Los genes de cada par de cromosomas pueden ser dominantes o recesivos. Dominante es aquel que se manifiesta siempre (por ejemplo, los ojos y cabellos oscuros). Recesivo es el que pasa inadvertido en presencia del dominante (como los ojos azules y el cabello rubio).

El gen recesivo sólo tiene efecto cuando se une con otro recesivo, es decir un individuo tendrá la característica correspondiente si la hereda de ambos progenitores. Puede que no se manifieste en sus padres, si en ellos va escondida tras un gen dominante.

El color de la piel depende de varios genes, lo que explica la gran variedad de tonalidades que puede adoptar. La estatura responde a más genes aún lo que hace todavía más complejo su estudio.

Sin embargo, aislando factores de tipo ambiental como la alimentación y la salud, los genetistas consideran que la estatura está genéticamente determinada en un 80 por ciento.

jueves, 13 de octubre de 2011

Definición del Sexo en Bebés


LA DEFINICION DEL SEXO

Existen dos tipos de cromosomas sexuales: los X y los Y. Los óvulos sólo son portadores de cromosomas X y los espermatozoides pueden llevar cromosomas de tipo Y o X.

De la unión de un X materno con un X paterno, nacerá una niña. En cambio, si el X materno forma pareja con un Y paterno, nacerá un niño. Es, por lo tanto el espermatozoide quien determina el sexo.

Si consideramos que los X e Y se encuentran en partes iguales en el semen, la probabilidad de que nazca un hijo de uno u otro sexo es, en caso de embarazo del 50 por ciento.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Desarrollo del Lenguaje del Bebé


Sonríele a fin de no inhibir su placer en emitir sonidos, pero no repitas los de esa clase. Y deja poco a poco de recompensarlos, ni siquiera con una sonrisa.

Así lo hacen la inmensa mayoría de las madres —de manera más o menos consciente—, debido a que prácticamente todos los niños del mundo emiten los mismos sonidos durante los primeros seis meses de su vida. Las diferencias en el balbuceo, de acuerdo con las diversas nacionalidades, aparecen hacia finales del noveno mes.

Si empiezas a diferenciar ya en el quinto mes los sonidos emitidos por tu hijo, recompensando algunos y otros no, su repertorio irá incluyendo los primeros con mayor frecuencia, mientras que los segundos desaparecen.

Esto significa que el niño comienza a imitar los sonidos de su lengua materna, siempre, claro está, que haya pronunciado ya espontáneamente algunos similares. Este estadio de modelación precede al de la verdadera imitación, que suele desarrollarse al final del quinto mes.

Veamos ahora cómo enseñar al niño a utilizar sus expresiones vocales como un medio de establecer el contacto social. Durante el quinto mes, empieza a murmurar y a tratar de suscitar deliberadamente reacciones de su entorno. Pronto descubrirá que dichas reacciones son de dos tipos.

Sus murmullos no provocan ninguna reacción en el mundo en general, pero pueden causar un efecto considerable en las personas que le rodean. Esta experiencia es la condición indispensable para que comience a usar sus expresiones vocales como medio de establecer el contacto social. Hasta entonces, había reaccionado pasivamente en sus contactos con la gente.

Por ejemplo, volvía la cabeza en la dirección desde la cual le llamabas. En el sexto mes, en cambio, empezará por regla general a servirse de su voz para establecer un contacto directo contigo. Cuando no le hagas caso, intentará llamar tu atención emitiendo sonidos. Se trata de un estadio importante en el proceso de socialización.

Sin embargo, no es exclusivo de los seres humanos, ya que muchos animales atraen voluntariamente la atención hacia ellos. El murmullo emitido para llamar tu atención tiene el mismo propósito que el llanto primario, pero se distingue de él por el hecho de ser deliberado, no reflejo, y porque va dirigido a una persona específica, no a cualquiera.

martes, 11 de octubre de 2011

Un bebé feliz


El humor general de una persona está determinado no sólo por factores hereditarios, sino también por factores del medio ambiente. Quizá estos últimos sean los más importantes. Los seres humanos se muestran más receptivos a este respecto durante la primera época de su vida.

Por consiguiente, la alegría de vivir, la necesidad de ser activo y el optimismo dependen en gran medida del medio ambiente educativo al comienzo de la vida. Resumiré una vez más los medios para que el niño se sienta feliz y satisfecho.

Un buen humor exige la satisfacción de las necesidades biológicas y psicológicas del bebé. Entre ellas, hay que insistir sobre la necesidad de actividad.

Ha de disponer de espacio, tiempo y medios para jugar o para ocuparse en pequeñas tareas, de manera que pueda hacer u observar algo por sí mismo. Un niño inactivo no cuenta con nada que le haga feliz y, por lo tanto, se sentirá solitario. Y existen todavía más probabilidades de que ría felizmente cuando juegue contigo o con otras personas allegadas.

domingo, 9 de octubre de 2011

Desarrollo del Sueño del bebé


Objetivo: hasta los seis meses dormirá probablemente de dieciséis a diecisiete horas diarias. De diez a once horas corresponden a la noche, las restantes son cuatro períodos de sueño de una y media a dos horas.

Estará despierto cinco veces durante el día, en períodos de una y media a dos horas. Después del tercer mes, los períodos de vigilia diurnos se hacen más largos.

Incluso a esta edad, la vigilia y el sueño experimentan cambios y pueden ser influidos, para bien o para mal, por elementos exteriores. Si mantienes a tu hijo ocupado durante sus períodos de vigilia en la forma que he descrito en este capítulo, permanecerá activo mientras esté despierto y dormirá tranquilo.

Existen grandes diferencias individuales en las necesidades de sueño de los niños. Por consiguiente, los estándares del sueño y de vigilia que incluimos anteriormente suponen sólo términos medios. Muchos niños tienen necesidades superiores o inferiores.

Te aconsejo que observes sin cesar a tu hijo y le acuestes tan pronto como veas los primeros síntomas de cansancio. Si le llevas a dormir en el momento oportuno, es casi seguro que se dormirá enseguida y lo hará tranquilo.

En cambio, si prolongas el período de vigilia más allá de lo conveniente, se dormirá con dificultad, se despertará pronto y estará irritable y nervioso durante el próximo período de vigilia. Si continúas alargando los períodos de vigilia, acabará por acostumbrarse, pero su sistema nervioso se dañará, creándose incluso las condiciones que favorecen la aparición de las neurosis.

viernes, 7 de octubre de 2011

Reconocimiento de objetos en bebés


Volver la cabeza hacia un objeto nombrado en distintas condiciones. En diversos ejercicios, la reacción se produce enseguida si se mantienen las condiciones estables. Pero tan pronto como se altera alguna de ellas, la reacción del pequeño se hace insegura.

Por ejemplo, lo más probable es que no reaccione si la pregunta proviene de su abuela, en lugar de formularla tú. El presente ejercicio está destinado a enseñarle a reaccionar aunque se modifiquen las condiciones. Empieza por sentarte en un punto distinto con respecto al objeto, obligando así al niño a girar la cabeza en otra dirección.

Sostenlo de otra manera, por ejemplo no en brazos, sino sentado en tu regazo. Más tarde, puedes alterar la entonación de tu voz. Por último, pronunciarán la palabra el padre, la abuela u otra persona allegada. Sólo el objeto, en este caso la lámpara, ha de continuar siendo el mismo. Con esto se crea una asociación entre dos fenómenos fundamentales, la palabra y la lámpara.

Los demás detalles perderán poco a poco su significación. Observarás que este ejercicio favorece también la capacidad infantil de abstracción.

Distinguir entre objetos nombrados verbalmen-te. No se debe intentar este ejercicio hasta que el niño domine los ejercicios, cosa que logrará, en general, durante el séptimo mes. Sirve para recompensar y perfeccionar las respuestas aprendidas con los dos ejercicios anteriores.

Coloca sobre la mesa o en cualquier sitio en que estén dentro del campo de visión del niño dos o tres objetos que él conozca bien. Siéntale en tu regazo y pregúntale: «¿Dónde está el osito?» Una vez que haya mirado hacia el juguete, alábale por su respuesta y pregúntale: «¿Dónde está la lámpara?» Alterna las preguntas. Después de uno o dos minutos, cambia los objetos de lugar y pregúntale de nuevo. Elogíale y acaricíale a cada respuesta correcta. Si comete algún error, corrígele cariñosamente, diciendo: «No, eso no es la lámpara. Eso es el osito».

miércoles, 5 de octubre de 2011

El bebé y su entorno


Todas las actividades que he descrito favorecen unas relaciones emocionales más estrechas y más firmes entre el niño y sus padres. Hacia el quinto mes, será capaz de demostrar las diferencias entre las relaciones con sus padres y las que sostiene con otras personas allegadas, por una parte, y con los extraños, por otra.

Preferirá siempre a sus padres a los demás, buscará su protección y su ayuda. Pero es obvio que al niño no le conviene rechazar a las demás personas ni temerlas. Si permites que tu hijo se apegue con exceso a ti, le crearás dificultades en su vida futura.

Acostumbrar al niño al contacto con otras personas. A partir del quinto o sexto mes, empieza a habituar a tu hijo a las visitas de tus amigos, parientes y vecinos y pídeles que juegen con él de dos a tres minutos, que lo tomen en sus brazos, lo paseen por la casa, le hablen, le enseñen juguetes u otros objetos o le hagan realizar algún ejercicio sencillo.

Así se acostumbrará a las personas desconocidas, dejará de tenerles miedo y establecerá contacto con ellas. Naturalmente, has de estar presente en esos momentos, a fin de que establezca primero ese contacto a través de ti.

Los niños que se habitúan a la gente exterior al círculo de su familia inmediata no temerán más tarde a los extraños, ni se negarán a reunirse con extraños y hablarles. Muchos adultos tienen menos éxito del que deberían tener porque se lo impiden sus inhibiciones con respecto a los contactos sociales.

Si empiezas a acostumbrar a tu hijo a la gente a los cinco meses, se socializará con toda facilidad. Es importante para él habituarse no sólo a un contacto pasivo (es decir, que se limite a no protestar ante la simple presencia de una persona desconocida), sino a que el extraño haga algo con él y a reaccionar en este caso sin inhibiciones.

lunes, 3 de octubre de 2011

Comunicación Madre y Bebé


«Conversación». Cuando el niño empiece a murmullar a menudo, podrás «charlar» con él. Persuádele para que emita sonidos, como hiciste en otros ejercicios. Cuando lo haga, imítale y en seguida guarda silencio. Cuando murmulle de nuevo! replícale otra vez. Charla con él de este modo con frecuencia, pero ten cuidado de no cansarle con este juego.

«Hablar a gritos». Una vez que el niño se ha acostumbrado a «hablarte» cuando estás cerca de él, intenta hacer lo mismo (durante el quinto y el sexto mes) desde una distancia mayor. Para que el pequeño te oiga, tendrás que gritar. Así aprenderá a gritar alternativamente contigo.

Los niños cuyas madres responden casi siempre a sus murmullos emitirán sonidos con mayor frecuencia que aquellos cuyas madres tienen menos tiempo disponible para ellos o que los niños criados en instituciones, donde las encargadas de su cuidado no disponen del tiempo suficiente para dedicar demasiado a cada niño en particular.

Del cuarto al sexto mes, el niño aprende a formar varias sílabas. Algunas de ellas son similares a las voces de los animales. Otras parecen pertenecer a diversas lenguas. Alrededor del quinto mes, aprende a gruñir, chillar, refunfuñar, ronronear, dar besos sonoros, sacar la lengua y expulsar el aire para emitir vibraciones, etc. Tararea melodiosamente y articula varias vocales, con combinaciones como «a-o-a-o» y otras por el estilo.

Alrededor del sexto mes, empezará probablemente a formar algunas consonantes. Las más frecuentes son: b, p, m, d, t, v (con el sonido que tiene en otros idiomas, no en español, próximo a la f). Algunos niños empiezan ya a esta edad a combinar las vocales con las consonantes para formar una sílaba. Balbucean.

Como he dicho, en el cuarto mes es conveniente repetir todas las expresiones vocales del niño. A partir del quinto mes, hay que empezar a diferenciar. Has de repetir los sonidos que se parezcan a los de vuestra lengua materna, pero pronunciados correctamente. Recompensa menos los que no pertenezcan a ella (por ejemplo, los gruñidos, los chillidos, los refunfuños, el chasquear los labios, los carraspeos).

domingo, 2 de octubre de 2011

Ejercicio Mental para Bebés


Preparación para el razonamiento abstracto primario: jugar con objetos que se diferencian en una sola característica. Las experiencias han demostrado que el niño de seis meses es capaz de acciones que requieren en los adultos la facultad de trabajar con abstracciones.

El juego siguiente prepara el terreno para el desarrollo de esta facultad. Da en diversas ocasiones a tu hijo varios objetos similares, que se diferencien en un solo aspecto, por ejemplo dos o tres cucharas y dos o tres cucharillas de la misma forma.

El niño advertirá la diferencia y su atención recaerá sobre las grandes. Dale unos cuantos recipientes pequeños de plástico, que tengan la misma forma y tamaño, pero que sean de distinto color.

Se sentirá atraído por la diferencia de colores. Utiliza otros objetos para hacerle fijarse en la diferencia entre largo y corto, grueso y delgado y en otras características. Despertando así su atención, crearás las bases del enfrentamiento con lo abstracto.

La capacidad del niño de seis meses para abstraer y generalizar se halla íntimamente vinculada con el desarrollo del lenguaje.

sábado, 1 de octubre de 2011

Contacto social del Bebé


Ya he mencionado que el desarrollo del gorjeo y, más tarde, del murmullo depende de hasta qué punto se estimule a los niños a ser activos. Una condición mas consiste en la satisfacción de sus necesidades biológicas básicas.

Cuando el niño está descansado, bien alimentado y en buena salud, y cuando puede observar y oír algo interesante, moverá alegremente todo su cuerpo, incluidas las cuerdas vocales, y se complacerá en murmurar. El ejercicio siguiente estimulará el murmullo de tu hijo.


Estimulación del murmullo por simple contacto social. Cuando el niño esté de buen humor, alimentado y descansado, siéntate frente a él, inclínate en su dirección, sonríele, toca suavemente su barbilla, mejillas y cuello y murmúrale con voz cariñosa. La voz.femenina resulta más efectiva, al ser más aguda que la de los hombres.

Hacia finales del segundo mes, es probable que emita ya algún murmullo ocasional. Hacia el cuarto, serás capaz de arrancarle algún sonido de este tipo prácticamente cada vez que lo intentes. Alterna cinco segundos de murmullo con cinco segundos de silencio. En la mayoría de los casos, el niño murmurará a su vez durante el período de silencio. Recompénsale sonriéndole y acariciándole.

Para lograr que el niño murmure con frecuencia y aprenda por sí mismo a formar sílabas, lo mejor es que reacciones en la medida de lo posible frente a su murmullo espontáneo. Permite que te vea, sonríele e imita sus sonidos.