Régimen para embarazadas delgadas
Es muy raro ver a una mujer embarazada demasiado delgada, pero sucede a veces.
Si este es tu caso, tendrás que:
Regla general: observar el régimen básico sin saltarte nada de nada. Añade a este régimen en cada comida:
— 5 cucharadas soperas de alimentos feculentos cocidos y salados, a los que pondrás un buen trozo de mantequilla cruda,
— 80 g de queso,
— galletas secas, si te apetecen.
Atención: las galletas suponen un suplemento. No hay que comerlas en lugar de otro alimento que te guste menos. Engordarías, cierto, pero no te alimentarías de modo conveniente.
Ten cuidado en no subalimentarte por coquetería, por no engordar demasiado. La subalimentación es peligrosa para el niño, claro está (peligro de nacimiento prematuro, con un retraso marcado en su crecimiento), pero también para la salud de la madre.
Si no engordas más de 10-12 kilos durante el embarazo, no tendrás ningún problema de peso después del parto, convéncete de eso.
En este momento, tienes una doble responsabilidad, la de tu persona y la de tu hijo. No te prives inútilmente.
Las cantidades de proteínas y de calcio contenidas en estos tres regímenes están perfectamente calculadas. No hagas lo que te venga en gana. Muy pronto sentirías los efectos. Se traducirían, por ejemplo, en un aumento de peso excesivo, que te costaría mucho trabajo dominar.
Y come diciéndote que todo lo que estás tomando es bueno para el niño. Una alimentación sana y equilibrada supone el primer regalo —y no el de menor importancia— que se hace al futuro hijo.
El segundo trimestre del embarazo causa muchos menos problemas determinados directa o indirectamente por la alimentación que el primero.
Es muy raro ver a una mujer embarazada demasiado delgada, pero sucede a veces.
Si este es tu caso, tendrás que:
Regla general: observar el régimen básico sin saltarte nada de nada. Añade a este régimen en cada comida:
— 5 cucharadas soperas de alimentos feculentos cocidos y salados, a los que pondrás un buen trozo de mantequilla cruda,
— 80 g de queso,
— galletas secas, si te apetecen.
Atención: las galletas suponen un suplemento. No hay que comerlas en lugar de otro alimento que te guste menos. Engordarías, cierto, pero no te alimentarías de modo conveniente.
Ten cuidado en no subalimentarte por coquetería, por no engordar demasiado. La subalimentación es peligrosa para el niño, claro está (peligro de nacimiento prematuro, con un retraso marcado en su crecimiento), pero también para la salud de la madre.
Si no engordas más de 10-12 kilos durante el embarazo, no tendrás ningún problema de peso después del parto, convéncete de eso.
En este momento, tienes una doble responsabilidad, la de tu persona y la de tu hijo. No te prives inútilmente.
Las cantidades de proteínas y de calcio contenidas en estos tres regímenes están perfectamente calculadas. No hagas lo que te venga en gana. Muy pronto sentirías los efectos. Se traducirían, por ejemplo, en un aumento de peso excesivo, que te costaría mucho trabajo dominar.
Y come diciéndote que todo lo que estás tomando es bueno para el niño. Una alimentación sana y equilibrada supone el primer regalo —y no el de menor importancia— que se hace al futuro hijo.
El segundo trimestre del embarazo causa muchos menos problemas determinados directa o indirectamente por la alimentación que el primero.
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