Objetivo: hasta los seis meses dormirá probablemente de dieciséis a diecisiete horas diarias. De diez a once horas corresponden a la noche, las restantes son cuatro períodos de sueño de una y media a dos horas.
Estará despierto cinco veces durante el día, en períodos de una y media a dos horas. Después del tercer mes, los períodos de vigilia diurnos se hacen más largos.
Incluso a esta edad, la vigilia y el sueño experimentan cambios y pueden ser influidos, para bien o para mal, por elementos exteriores. Si mantienes a tu hijo ocupado durante sus períodos de vigilia en la forma que he descrito en este capítulo, permanecerá activo mientras esté despierto y dormirá tranquilo.
Existen grandes diferencias individuales en las necesidades de sueño de los niños. Por consiguiente, los estándares del sueño y de vigilia que incluimos anteriormente suponen sólo términos medios. Muchos niños tienen necesidades superiores o inferiores.
Te aconsejo que observes sin cesar a tu hijo y le acuestes tan pronto como veas los primeros síntomas de cansancio. Si le llevas a dormir en el momento oportuno, es casi seguro que se dormirá enseguida y lo hará tranquilo.
En cambio, si prolongas el período de vigilia más allá de lo conveniente, se dormirá con dificultad, se despertará pronto y estará irritable y nervioso durante el próximo período de vigilia. Si continúas alargando los períodos de vigilia, acabará por acostumbrarse, pero su sistema nervioso se dañará, creándose incluso las condiciones que favorecen la aparición de las neurosis.
Estará despierto cinco veces durante el día, en períodos de una y media a dos horas. Después del tercer mes, los períodos de vigilia diurnos se hacen más largos.
Incluso a esta edad, la vigilia y el sueño experimentan cambios y pueden ser influidos, para bien o para mal, por elementos exteriores. Si mantienes a tu hijo ocupado durante sus períodos de vigilia en la forma que he descrito en este capítulo, permanecerá activo mientras esté despierto y dormirá tranquilo.
Existen grandes diferencias individuales en las necesidades de sueño de los niños. Por consiguiente, los estándares del sueño y de vigilia que incluimos anteriormente suponen sólo términos medios. Muchos niños tienen necesidades superiores o inferiores.
Te aconsejo que observes sin cesar a tu hijo y le acuestes tan pronto como veas los primeros síntomas de cansancio. Si le llevas a dormir en el momento oportuno, es casi seguro que se dormirá enseguida y lo hará tranquilo.
En cambio, si prolongas el período de vigilia más allá de lo conveniente, se dormirá con dificultad, se despertará pronto y estará irritable y nervioso durante el próximo período de vigilia. Si continúas alargando los períodos de vigilia, acabará por acostumbrarse, pero su sistema nervioso se dañará, creándose incluso las condiciones que favorecen la aparición de las neurosis.