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miércoles, 5 de octubre de 2011

El bebé y su entorno


Todas las actividades que he descrito favorecen unas relaciones emocionales más estrechas y más firmes entre el niño y sus padres. Hacia el quinto mes, será capaz de demostrar las diferencias entre las relaciones con sus padres y las que sostiene con otras personas allegadas, por una parte, y con los extraños, por otra.

Preferirá siempre a sus padres a los demás, buscará su protección y su ayuda. Pero es obvio que al niño no le conviene rechazar a las demás personas ni temerlas. Si permites que tu hijo se apegue con exceso a ti, le crearás dificultades en su vida futura.

Acostumbrar al niño al contacto con otras personas. A partir del quinto o sexto mes, empieza a habituar a tu hijo a las visitas de tus amigos, parientes y vecinos y pídeles que juegen con él de dos a tres minutos, que lo tomen en sus brazos, lo paseen por la casa, le hablen, le enseñen juguetes u otros objetos o le hagan realizar algún ejercicio sencillo.

Así se acostumbrará a las personas desconocidas, dejará de tenerles miedo y establecerá contacto con ellas. Naturalmente, has de estar presente en esos momentos, a fin de que establezca primero ese contacto a través de ti.

Los niños que se habitúan a la gente exterior al círculo de su familia inmediata no temerán más tarde a los extraños, ni se negarán a reunirse con extraños y hablarles. Muchos adultos tienen menos éxito del que deberían tener porque se lo impiden sus inhibiciones con respecto a los contactos sociales.

Si empiezas a acostumbrar a tu hijo a la gente a los cinco meses, se socializará con toda facilidad. Es importante para él habituarse no sólo a un contacto pasivo (es decir, que se limite a no protestar ante la simple presencia de una persona desconocida), sino a que el extraño haga algo con él y a reaccionar en este caso sin inhibiciones.