No debe existir una circunstancia más frustrante para el ser humano, y en modo muy especial para la mujer, que la imposibilidad de concebir un hijo.
Según las estadísticas, aproximadamente entre un diez y un quince por ciento de las parejas presenta incapacidad para tener descendencia y un porcentaje todavía desconocido, aunque posiblemente mayor, logra engendrar menos hijos de los deseados. El proceso de gestación depende de la íntima interrelación entre los elementos celulares de ambos sexos.
Ignorar alguno de estos factores, en un intento de comprender el problema, implica consecuentemente restar importancia a mecanismos que, si bien no están totalmente dilucidados, constituyen las bases biológicas de la fecundación.
Así como en el pasado se consideraba a la mujer responsable del 100 por ciento de las causas que conducían a la esterilidad, hoy se piensa que en un tercio de los casos hay un factor femenino, en otro tercio un factor masculino y en el tercio restante, razones que son atribuibles a ambos miembros de la pareja.
Es fundamental tener en claro que la incapacidad de procrear es una enfermedad que involucra a la pareja, no sólo para poder programar el plan de estudios -que debe incluir tanto al hombre como a la mujer- sino para evitar que aparezcan sentimientos de responsabilidad o culpa solamente en alguno de los dos.
Se define como matrimonio estéril o infértil a aquel que, luego de un año de mantener relaciones sexuales en forma regular y sin utilizar métodos anticonceptivos, no ha logrado el embarazo.
Según las estadísticas, aproximadamente entre un diez y un quince por ciento de las parejas presenta incapacidad para tener descendencia y un porcentaje todavía desconocido, aunque posiblemente mayor, logra engendrar menos hijos de los deseados. El proceso de gestación depende de la íntima interrelación entre los elementos celulares de ambos sexos.
Ignorar alguno de estos factores, en un intento de comprender el problema, implica consecuentemente restar importancia a mecanismos que, si bien no están totalmente dilucidados, constituyen las bases biológicas de la fecundación.
Así como en el pasado se consideraba a la mujer responsable del 100 por ciento de las causas que conducían a la esterilidad, hoy se piensa que en un tercio de los casos hay un factor femenino, en otro tercio un factor masculino y en el tercio restante, razones que son atribuibles a ambos miembros de la pareja.
Es fundamental tener en claro que la incapacidad de procrear es una enfermedad que involucra a la pareja, no sólo para poder programar el plan de estudios -que debe incluir tanto al hombre como a la mujer- sino para evitar que aparezcan sentimientos de responsabilidad o culpa solamente en alguno de los dos.
Se define como matrimonio estéril o infértil a aquel que, luego de un año de mantener relaciones sexuales en forma regular y sin utilizar métodos anticonceptivos, no ha logrado el embarazo.