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jueves, 19 de mayo de 2011

El Nacimiento - posibles traumas


El niño puede sentir de modo dramático el trauma del nacimiento

A lo largo de estas páginas he tratado de hacerte comprender dos realidades fundamentales:

el feto al final del embarazo —al igual que el recién nacido— es sin duda un ser humano, capaz de realizar una actividad psíquica, motora y sensorial extremadamente intensa, de la que apenas se empiezan a sospechar la importancia y las posibilidades;

— el nacimiento no supone pues el comienzo de la vida, sino tan sólo un paso brutal de un mundo conocido, mullido y protector a otro desconocido, hostil y agresivo;

— este paso brutal puede ser vivido de un modo dramático por el niño, mereciendo entonces el calificativo de trauma del nacimiento. En nuestros días, el carácter psicológicamente traumático de ciertos nacimientos ha sido atestiguado de modo definitivo por pruebas científicas objetivas (las posibilidades que tiene el niño de ser afectado) y por testimonios subjetivos, que veremos más adelante.

Aun en el caso de que el parto en sí no sea forzosamente sentido por el niño como algo traumático (muchos niños parecen dormir cuando sacan la cabeza de la vagina materna), parece que el primer contacto con el mundo exterior (inhalación de aire, manipulaciones del médico) es siempre percibido de modo desagradable; el hecho es que todos los niños gritan desde que salen, y parece ya insostenible la teoría de que se trata de gritos de alegría.

Todas estas nociones que, en el curso de los últimos años, han cambiado de arriba abajo las ideas preconcebidas —o, más exactamente, la falta total de ideas— de la ciencia oficial, desembocan de modo ineludible en un imperativo evidente: es preciso dulcificar las condiciones del nacimiento, es preciso humanizar el nacimiento.

lunes, 9 de mayo de 2011

Parto Normal - Examenes en el bebé


En el curso de un parto normal, es decir en la mayoría de los casos, el grito es inmediato, el índice de Apgar se sitúa entre 9 y 10 en el primer minuto y los cuidados se reducen a unos pocos. Una vez mantenido el niño a una temperatura apropiada, se llevan a cabo, en orden cronológico, los siguientes pasos:

— desobstrucción de la nariz, de la boca y de la garganta con ayuda de una fina sonda de goma con la que se aspiran delicadamente todas las mucosidades que pueden llenar Enlacedichas cavidades. La desobstrucción se aconseja de modo sistemático en el parto clínico;

— examen corporal rápido a fin de asegurarse de la ausencia de malformaciones; se verifican la cavidad bucal y la nariz, el sexo, los dedos de las manos y de los pies, las caderas, el ano;

— seccionamiento de la porción restante del cordón, al nivel del ombligo, tras haber colocado una pinza especial. El ombligo se limpia de inmediato con m e re u roe rom o, después se realiza una cura con compresas y una banda de gasa enrollada alrededor del vientre del niño, a modo de una faja;

— aplicación de una gota de colirio antibiótico en cada ojo. Esta práctica, obligatoria desde hace muchos años, ha hecho remitir por completo la oftalmía del recién nacido;

— pesaje del bebé en una balanza apropiada, teniendo en cuenta el peso de la pinza del cordón umbilical. El peso normal de un recién nacido oscila como término medio de 3.000 a 3.300 gramos;

— medida del niño desde la cabeza a la planta de los pies: 50 centímetros aproximadamente;

— aseo del bebé; se le lava, peina, y viste antes de serle presentado a la madre;

— toma de las huellas de la planta de los pies y fijación del brazalete de indentificación (nombre, apellido y sexo) alrededor del puño.

Una vez satisfecha su primera visita al mundo de los humanos, podrá ser confiado unos minutos a su madre a fin de que se conozcan.

Después de lo cual será depositado en su cuna para proporcionar a la madre un descanso bien merecido.
En suma, hay que reconocer que la actitud clásica priva a la madre de un contacto inmediato con su hijo, y somete a éste a una serie de controles técnicos que evoca los sufridos por un electrodoméstico al final de la cadena de montaje.
Más adelante te mostraré que una actitud más humana es deseable, posible y beneficiosa.

jueves, 5 de mayo de 2011

Sala de Parto - Índice de Apgar


Finalmente, señalaremos que la clínica debe disponer, además de dicha mesa de reanimación, de un determinado número de incubadoras artificiales.

Así pues, el niño se halla depositado sobre la mesa de reanimación unas decenas de segundos después de su nacimiento.
Se procede entonces de inmediato a evaluar su vitalidad según los cinco criterios del test de Apgar (por el nombre del médico que lo inventó):

— el vigor del grito; el niño lanza su primer grito en los segundos siguientes a su nacimiento. Ese grito hace que se desarruguen los alvéolos pulmonares y comiencen los movimientos respiratorios;

— el color de la piel; debe ser rosado, testimonio de una buena oxigenación (esta apreciación es incluso posible en los niños de raza negra, cuya piel es siempre más clara al nacer);

— el ritmo cardiaco; normalmente, alrededor de 120 pulsaciones por minuto, más rápido que en el adulto;

— el ritmo respiratorio;

— el tono muscular; el vigor y la actividad espontánea.

Cada uno de estos cinco criterios se puntúa de 0 a 2, siendo la nota 2 la característica normal.

Un recién nacido normal posee pues el índice: 10/10.

Este índice de Apgar, efectuado entre uno y cinco minutos después de la venida al mundo, es una valoración mundialmente admitida para apreciar de modo objetivo el estado de un niño al nacer. Su transcripción resultará muy útil al pediatra, y a veces incluso para la vida adulta.

lunes, 2 de mayo de 2011

Bebé en mala posición en el Parto


¿En que consiste la presentación de nalgas?

En el 98 % de los casos, el niño presenta la cabeza hacia abajo al salir del útero. En el 2 % restante presenta las nalgas. Esta anomalía se debe, generalmente, a que no se ha producido la rotación del niño en el interior del útero hacia el séptimo mes del embarazo.

En efecto, hasta ese momento el niño se encuentra en posición sentada en el útero; después gira a fin de presentar la cabeza en primer lugar, de cara a la salida (puesto que, siendo la porción más voluminosa, abrirá paso al resto del cuerpo).

Este parto es en general un poco más largo que aquel en que se presenta la cabeza, y es asimismo algo más peligroso para el niño, en base a ciertas complicaciones imprevisibles que pueden surgir (levantamiento de los brazos, detención de la progresión de la cabeza). Hay que tener en cuenta que esta variedad de alumbramiento se efectúa, en cierto modo, «a contrapelo»; de ahí su dificultad.

Eso explica que, cada vez con mayor frecuencia, los parteros utilicen la cesárea para esta presentación, sobre todo cuando se trata de una primeriza o de un bebé de gran tamaño. El riesgo es mucho menor en las mujeres que ya han dado a luz varias veces, o en el caso de un feto pequeño.

domingo, 1 de mayo de 2011

Miedos del Parto - problemas con el cordón umbilical


¿Puede estrangularse el niño con el cordón?

Este accidente es muy poco frecuente. Puede sobrevenir cuando el cordón es muy largo y el feto se mueve mucho; en tal caso, se enrolla el cordón alrededor del cuello. Sin embargo, el partero percibe que el niño sufre, de modo que puede sacarlo rápidamente, sea por cesárea, sea por aplicación de fórceps.

sábado, 30 de abril de 2011

Placenta Previa


¿Qué es la placenta previa?

I'raevia es un término latino que significa «delante del camino». La placenta previa es una placenta que se encuentra insertada, anormalmente, en la parte baja del útero, cerca del cuello, y que en consecuencia constituye un obstáculo para la abertura del mismo; un obstáculo «delante del camino» del feto.

Durante el embarazo, esta placenta situada en una zona anormal tenderá a producir contracciones y a sangrar por efecto de las mismas. Así pues, el riesgo es doble: hemorragia y parto prematuro. Afortunadamente, el tratamiento (reposo, medicamentos que calman el útero) suele ser eficaz.

En el parto, la placenta previa sangrará, entorpecerá la abertura del cuello del útero y podrá constituir un obstáculo en el descenso del niño. En los casos difíciles, el médico no dudará en recurrir a la cesárea, la cual resolverá todos los problemas.

Su diagnóstico es fácil, y se basa en la ecografía, que visualiza la placenta y precisa su ubicación exacta.

jueves, 28 de abril de 2011

Parto occipito-posterior


¿Qué hay que temer si la cabeza del niño no gira normalmente en el curso del parto?

Normalmente, en el momento del nacimiento el niño se presenta con la cabeza hacia abajo, y durante el descenso su nuca se orientará hacia delante (hacia el pubis de la madre); mirará pues hacia el suelo al salir al exterior.

A veces, en lugar de orientarse hacia delante, la nuca se orienta hacia atrás durante el descenso (hacia el hueso sacro de la madre), y el niño sale mirando al techo (si la nuca del bebé, es decir el occipucio, se orienta hacia atrás, la presentación se denomina «occipito-posterior», por oposición a la variedad habitual, que es la «occipito-anterior»).

El parto en occipito-posterior suele ser más largo que el parto habitual. El médico puede verse obligado a utilizar fórceps o ventosa para facilitar la salida del niño.

miércoles, 27 de abril de 2011

La Placenta


¿Qué es la placenta?

La placenta es el lazo de unión entre tu hijo y tú. Por poner un ejemplo, yo diría que la placenta es a! niño lo que las botellas de oxígeno al submarinista; el cordón umbilical representaría el tubo que une al buceador con las botellas. En realidad, la función de la placenta es mucho más compleja, pues no sólo se trata de administrar oxígeno al niño, sino asimismo de proporcionarle todos los elementos nutritivos que necesita.

Desempeña además otros muchos papeles complejos, puesto que a partir del tercer mes del embarazo fabrica notables cantidades de hormonas (foliculina y progesterona), destinadas a asegurar la prosecución del embarazo.

En el momento de su expulsión, la placenta se presenta como una gruesa torta más o menos regular, de unos veinte centímetros de diámetro y con un peso de unos quinientos gramos. Presenta dos caras: una cara lisa y brillante, la cara fetal sobre la que se inserta el cordón umbilical y que estaba en contacto con el líquido amnióiico, y otra rugosa, rojiza, que era la que se hallaba insertada contra la pared del útero. Alrededor de la placenta se insertan las membranas que rodeaban al niño y al líquido amnió-lico, saco contenido a su vez en el útero. El fondo de ese saco es lo que constituye la bolsa de las aguas cuando el cuello comienza a abrirse.

La placenta tiene una constitución mixta; proviene a medias del huevo y del útero. Esas dos mitades, en forma de semicírculo, se hallan muy pegadas la una a la otra, y la placenta se encuentra así lijada en la pared del útero, en general en la parte más alta. Se une al ombligo del feto por medio del cordón umbilical, que flota en el líquido amniótico.

Constituye pues un órgano indispensable para el crecimiento del niño; le sirve al mismo tiempo de pulmones, de hígado, de glándulas secretoras, etc. Durante el embarazo, si el médico te pide análisis para verificar el nivel de hormonas es a fin de asegurarse del buen funcionamiento de la placenta, puesto que, como hemos visto, ésta segrega hormonas.

En el momento del nacimiento, cuando el niño sale al exterior, permanece unido a la placenta (que sigue en el interior del útero) por medio del cordón umbilical. El partero secciona el cordón de inmediato, o tras unos minutos. Quince o veinte minutos después de la salida del niño, la placenta se despegará espontáneamente, y será extraída de la vagina por el médico; es lo que se denomina expulsión.

La expulsión es pues la salida de la placenta y de la porción de cordón umbilical que permanece unido a ésta después de la salida del niño. Va acompañada de una ligera hemorragia, que corresponde al desprendimiento de la placenta y que no rebasa los doscientos centímetros cúbicos.

martes, 26 de abril de 2011

Parto Prematuro


¿Qué se puede hacer para evitar un parto prematuro?

Es difícil responder a esta pregunta. En el estado actual de conocimientos, no conocemos bien los mecanismos íntimos que presiden el comienzo del parto. Entre las causas que se conocen como favorecedoras del parto prematuro, debo citar la fatiga de la madre como una de las principales; no obstante, existen sin duda causas complejas que entran en juego a nivel del útero mismo.

En la actualidad, los médicos disponen de dos armas para luchar contra el parto prematuro: el reposo, fundamental, y los medicamentos que calman el útero, frenando su tendencia a contraerse. Así pues, si antes de la fecha prevista para dar a luz percibes contracciones, las cuales al principio no son dolorosas si bien se traducen por un endurecimiento intermitente de la pared abdominal, advierte de inmediato al médico.

Éste procederá a examinarte y, si juzga que hay un riesgo real de parto prematuro, prescribirá sin duda reposo absoluto y el tratamiento adecuado. Si el riesgo es importante, podrá justificar tu ingreso en la clínica, a fin de ponerte en tratamiento por medio de perfusión intravenosa (así te inyectarán medicamentos destinados a calmar el útero, impidiendo que siga el proceso).

Estos medicamentos son de dos tipos: por una parte altas dosis de progesterona, administrada por vía intramuscular, y por otra, medicamentos que faciliten la circulación en la placenta y el útero, ocasionando una relajación muscular y una disminución y posterior supresión de las contracciones uterinas. En los casos graves, estos medicamentos son suministrados por perfusión venosa.

domingo, 24 de abril de 2011

¿Puedo elegir la fecha del parto?

Enlace
¿Es posible elegir la fecha del parto?

En principio, no, puesto que todavía no conocemos con exactitud los complejos fenómenos que presiden el comienzo del parto. Sin embargo, cuanto más próxima esté la fecha a la fijada por el médico, con mayor facilidad podrá provocarse el parto por medio de una medicación específica, destinada a provocar las contracciones uterinas (el «gota a gota», del que hablaremos en el capítulo sobre el parto). La inducción del parto es más fácil si no se trata del primer embarazo.

Por consiguiente, en ciertos casos el partero podrá provocar el parto haciendo ingresar a la mujer en la clínica en una fecha determinada (fecha en general poco alejada de la prevista para el alumbramiento), y originando las contracciones por medio de una perfusión medicamentosa. Si se reúnen todas las condiciones y no hay contraindicaciones, esta técnica resulta eficaz y no hace correr ningún riesgo ni a la madre ni al hijo.

Por otra parte, deseo señalar que en un futuro próximo, un nuevo producto del que quizás hayas oído hablar, las prostaglandinas, permitirá sin duda provocar el parto con mucha mayor facilidad. Sin embargo, por el momento, su utilización se encuentra en un nivel experimental, y parece dar lugar a fenómenos secundarios desagradables para la madre (náuseas, vómitos, palpitaciones, etc.).

En resumen, la inducción del parto es pues posible en determinadas condiciones, pero se trata de una técnica que no es empleada de modo sistemático, y sólo el médico podrá apreciar su conveniencia.

jueves, 21 de abril de 2011

Mesa de reanimación - cosas que no pueden faltar


En cualquier caso, la mesa de reanimación debe comprender obligatoriamente:

— un sistema de calefacción, a fin de mantener al niño a una temperatura constante y apropiada;

— un sistema de iluminación que permita al personal médico trabajar en buenas condiciones;

— el material necesario para una intubación traqueal y un cateterismo umbilical (hablaremos de estas nociones más adelante);

— un equipo completo de oxigenación con balón, máscara y manómetro (para verificar la presión del oxígeno insuflado);

— un equipo completo de aspiración.

En las clínicas modernas, se suelen utilizar mesas de reanimación especialmente fabricadas para este fin por laboratorios médicos; mesas que son, de hecho, verdaderos pequeños centros de reanimación portátiles, en los que todo está calculado para un uso óptimo, todo está al alcance de la mano y todo está concebido para asegurar el máximo de seguridad para el niño.

sábado, 16 de abril de 2011

Final de la Dilatación - Parte 2


El fin del período de dilatación

Esta posición en cucullas, semisentada, con el busto inclinado hacia atrás, es exactamente la que ha servido para diseñar las sillas de partos que se han usado durante siglos en algunos países civilizados. En nuestros días, dicha posición natural es aún corriente en muchos pueblos tradicionales.

La revista Parents publicó un reportaje, ilustrado con magníficas fotografías, sobre el «parto al modo antiguo» de una joven occidental en un pequeño pueblo del sur de Marruecos. He aquí la descripción de la posición utilizada: «Me colocan en la posición adecuada: en cuclillas y con la espalda apoyada en las rodillas de una mujer que rodea con sus brazos mi distendido abdomen. Otra mujer situada enfrente nos retiene a las dos asiendo mis brazos, que mantengo estirados».

Voy a decirte, pues, cómo creo que conviene conjugar ambas tendencias, la tradicional y la actual:

durante la primera fase del parto, en la que domina la dilatación del cuello, parece beneficioso andar de un lado a otro. De vez en cuando puede tomarse un descanso, sentándose o acostándose (lo que permitirá los exámenes de control);

durante la segunda fase del parto, dominada por el descenso del niño y las cada vez más dolorosas contracciones, la más adecuada parece ser la posición en cuclillas. El apoyo tradicional de las rodillas de la comadrona será reemplazado por el sostén proporcionado por un larguero de la cama, al que la parturienta podrá agarrarse. (Dicho larguero desempeña el papel de la cuerda o el poste fijado a tierra delante de la mujer en numerosas culturas tradicionales);

durante la tercera fase del parto, es decir el parto propiamente dicho, la salida del niño, la posición moderna occidental sobre la cama de obstetricia me parece mejor, sobre todo si es semisentada y no acostada por completo.

Por otra parte, una silla de parto bien diseñada es superior a nuestras actuales camas obstétricas.

En posición semisentada, la mujer percibe y controla mejor su esfuerzo de empuje. Además, dicha posición deja totalmente libre el perineo, permitiendo la vigilancia y eventual intervención del partero. De todos modos, no se debe ser dogmático, y tampoco imponer una determinada posición a una mujer; quien desee permanecer acostada durante todo el proceso del parto, debe estar en libertad de hacerlo.

viernes, 15 de abril de 2011

El Parto - Expulsión de la Placenta


La expulsión de la placenta

Tras la salida del niño, la placenta permanece en el útero, adherida a la pared del mismo. Entonces, hay que proceder a cortar el cordón umbilical, que continúa uniendo al niño —ya salido del vientre de la madre— con la placenta, que sigue en el interior.

La placenta se despega por sí misma de la pared uterina, por lo general de quince a treinta minutos después de la salida del niño.

El desprendimiento de la placenta —debido a la reaparición de las contracciones uterinas— se manifiesta por la emisión de un poco de sangre en la vulva. El médico procede entonces a la expulsión de la placenta, que consiste en hacerla salir al exterior (esto podría producirse espontáneamente, pero requeriría varias horas); a tal fin, el partero abraza con una mano el fondo del útero y lo comprime para hacer salir la placenta, tal como se hace para expulsar el hueso de una fruta.

La placenta, seguida de las membranas fetales, denominadas amnios y corion, se recoge en una bandeja para proceder a su examen, a fin de asegurarse de que la expulsión haya sido completa.

jueves, 14 de abril de 2011

Final de la Dilatación - Parte 1


El fin del período de dilatación

Viene marcado por las contracciones, que se hacen más frecuentes (cada tres o cuatro minutos), más prolongadas (de cuarenta y cinco segundos a un minuto) y más intensas.

Generalmente, es en esta etapa cuando serás transportada a la sala de partos.

El catedrático español J. Arroyo y sus colaboradores han llevado a cabo un estudio sobre la influencia que tiene la posición de la parturienta sobre la calidad de las contracciones y la facilitación del parto. Un primer grupo de mujeres adoptó alternativamente la posición acostada o sentada durante el parto. Un segundo grupo, la posición acostada o de pie.

El segundo grupo mostró con claridad una disminución del dolor y un aumento de eficacia de las contracciones, con un significativo acortamiento de la duración del parto.

Dicho estudio científico parece pues confirmar el efecto benéfico de la posición en pie sobre el desarrollo subjetivo y objetivo del parto.

Quizá sea útil recordar a este respecto que la posición horizontal no es sino una idea muy reciente de los médicos occidentales, y que durante milenios las mujeres han dado a luz de pie, poniéndose de cuclillas durante la contracción.

La obra de G. J. Witkowski Accouchements chez tous les peuples (El alumbramiento en los diversos pueblos) que, pese a su antigüedad, es sin duda la más completa sobre el tema, así como las más recientes de M. Dumont o H. Speert, muestran la gran similitud de las posiciones naturales en todos los países y a lo largo de milenios.

En la gran mayoría de los casos, la posición espontáneamente adoptada por la parturienta es la siguiente: la mujer se coloca en cuclillas o arrodillada con el busto echado hacia atrás. Para mantener la posición, se sujeta por las rodillas y el pecho a una ayuda situada detrás de ella, o bien se engancha a una cuerda o un poste colocado delante.

miércoles, 13 de abril de 2011

Signos de comienzo del Parto


Has aprendido a reconocerlos; así pues, no deben sorprenderte ni inquietarte. Puede tratarse de diversos fenómenos:

Las contracciones uterinas. Poco intensas al principio, a modo de pequeños pellizcos, más marcadas después; en esta segunda etapa, cuando son más fuertes, sentirás que el útero —es decir la pared de tu vientre— se vuelve duro en toda su superficie.
Las contracciones son al principio muy irregulares, espaciadas de una media hora a una hora, y después se producen con mayor frecuencia y a intervalos más regulares. Debes anotar con cuidado la hora en que comienzan, y controlar su frecuencia y su duración.

La pérdida del tapón mucoso. Dicho tapón está formado por secreciones coaguladas que ocupan el cuello del útero. Cuando éste va a empezar a abrirse, el tapón mucoso será expulsado, a menudo acompañado de algunos hilillos de sangre. Esta expulsión traduce pues el comienzo del parto. A veces, puede preceder a la percepción de las contracciones dolorosas, pero sin embargo revela la existencia de contracciones indoloras, si bien lo bastante eficaces para lograr que el cuello del útero empiece a abrirse.

Rotura de la bolsa de las aguas. Se trata de la salida brusca y abundante de un líquido fluido y claro como el agua. Este fenómeno traduce simplemente la apertura de la bolsa de las aguas y la salida del líquido amniótico que baña el feto. Después del primer derrame abundante, las pérdidas persisten, si bien con menor abundancia.
Cuando constates estos síntomas, debes saber que es el momento de acudir a la clínica:

inmediatamente, si has roto aguas;

cuando las contracciones son regulares, si es que aún no has perdido aguas (contracciones cada quince minutos si el domicilio está cerca de la clínica).

Asimismo, debes saber que no debes ingerir nada a partir del momento en que creas haber comenzado la primera fase del parto,
ni siquiera agua.

En efecto, una imprevista complicación puede hacer necesario el
uso de la anestesia durante el parto.

martes, 12 de abril de 2011

El Parto


El Parto propiamente dicho

Al término de su descenso a través de la pelvis, la cabeza tropieza con la base perineal, lo que origina las ganas de empujar.

La expulsión constituye la fase activa del parto; activa por lo que respecta a la mujer, que «empujará» a cada nueva contracción, y activa por lo que respecta a la comadrona o el partero, quien guiará y controlará la salida del niño, para evitar cualquier desgarro perineovaginal.

Debo señalar, sin embargo, que ciertos parteros, partidarios de la vuelta al parto natural y convencidos de la necesidad de una reducción de los factores médicos en el nacimiento, evitan sistemáticamente intervenir en la salida de la cabeza del niño, dejando que ésta se produzca de manera espontánea.

Si bien esta actitud es a veces aceptable en el caso de las multíparas, de perineo flexible, el riesgo de desgarro me parece importante en las primerizas, o en el caso de un perineo rígido o cicatrizal. No olvidemos que en el pasado los desgarros perineales eran frecuentes, y a veces graves, y que si hoy raramente se producen se debe sobre todo a la práctica de la episiotomía.

Pese a que esté de acuerdo en que es necesario reducir los factores médicos en el embarazo y el parto, en los que se cometen fla-grantes excesos cientificistas, creo sin embargo que no hay que caer en el extremo opuesto. Por lo tanto, me declaro partidario de que el partero controle la salida de la cabeza del niño, en especial en el caso de las primerizas.

Esa salida controlada es pues la que voy a describirte a continuación.

A medida que se realizan los esfuerzos expulsivos, la cabeza, en su descenso, distenderá progresivamente la vulva. Es debido a esla distensión —que podría originar un desgarro si fuese demasiado exagerada o demasiado brutal— por lo que el partero debe guiar y controlar la cabeza en su salida de la vulva. Para controlarla, tratará de «asirla» a través del perineo, que se ha hecho más tino.

Una vez que la mano derecha del partero (con el índice doblado en forma de gancho) ha logrado «enganchar» la nariz o la respiración superficial (corta y rápida), y se relajará por completo.

Una vez ha salido la cabeza, el partero procede a sacar el resto del cuerpo. La cabeza se lleva con suavidad hacia abajo, a fin de proceder a la extracción del hombro y el brazo. Una tracción hacia arriba permite a continuación sacar el otro hombro y el otro brazo. El resto del cuerpo sale sin ninguna dificultad.

En lo que al niño se refiere, la actitud del partero difiere según éste aplique el método clásico de alumbramiento o, por el contra rio, sea partidario del nacimiento sin violencia.

En los capítulos siguientes te explicaré en qué consisten ambos métodos.

domingo, 10 de abril de 2011

Parto Normal


Desarrollo del parto normal
A nivel esquemático, el parto evoluciona en dos períodos: Primero: un largo período de preparación.

Dicho período ocupa varias horas, y en el curso del mismo se desarrollan simultáneamente dos fenómenos fundamentales, por efecto de las contracciones uterinas:

— La apertura del cuello del útero, el cual se dilata de modo progresivo hasta permitir el paso de la cabeza del niño; se trata de la dilatación cervical (dilatación del cuello del útero).

— El descenso del niño a través del desfiladero óseo de la pelvis a fin de salir de la vagina, y de ahí al exterior.
Para simplificar las cosas, estudiaremos ambos fenómenos uno tras otro, pero hay que comprender que en realidad se desarrollan al mismo tiempo; el útero se abre a medida que el niño desciende.

Segundo: un corto período de expulsión
Se trata del parto propiamente dicho, que suele durar de 10 a 20minutos.

La expulsión, o parto propiamente dicho, tiene lugar cuando el Útero se halla por completo abierto (es decir, el cuello dilatado al máximo: dilatación completa), y cuando el niño (o al menos su cabeza, porción primera y más voluminosa) ha franqueado del todo el desfiladero óseo de la pelvis materna y llega a la vagina.

En el curso de la expulsión, el papel de la mujer se hace muy activo, ya que aparecen las ganas de empujar (esfuerzos expulsivos); y lo mismo ocurre con el partero, el cual debe intensificar su vigilancia y estar preparado para intervenir, a fin de facilitar la salida del niño.

La preparación
Tres fenómenos dominan este largo período y van a ser objeto de una atenta vigilancia:
— las contracciones uterinas;
— la dilatación;
— el descenso del niño.

Las contracciones uterinas
En la mayoría de los casos, su aparición marca el comienzo del Parto.

Son intermitentes, y cada una está separada de la siguiente por una tase de reposo más o menos larga. Son asimismo involuntarias, por lo que no se las puede provocar o suprimir a voluntad. Son sentidas como más o menos dolorosas.
Según se va desarrollando la fase preparatoria del parto, aumentan progresivamente de intensidad, de duración y de frecuencia; al principio se presentan cada media hora, por ejemplo, y se van acercando, hasta que al final se producen cada uno o dos minutos.

Esas contracciones tienen una doble acción: sobre el cuello ute-mio, que deberán abrir, y sobre el niño, que van a empujar al exterior.

sábado, 9 de abril de 2011

Momento de Parto - cosas que deben de suceder


Para que el niño salga de su caja deben abrirse pues dos barreras:

El saco amniótico: ruptura de la bolsa de las aguas.

El útero en su parte inferior (a nivel de la vagina), lo que se denomina cuello del útero. Dicho cuello se dilatará progresivamente para alcanzar una abertura máxima de 10 cm de diámetro, suficiente para dejar salir al niño de su caja hacia la vagina, y de ahí al exterior.

Una vez abiertas las barreras, no hay que olvidar que la parte baja de la caja uterina se halla situada en la pelvis ósea. El niño deberá pues, a través de las paredes adelgazadas del segmento inferior del útero, franquear los dos pasos de esa pelvis ósea, adaptando !a orientación de su cabeza a los diámetros mayores (diámetros oblicuos) de esos pasos óseos. Ese camino constituye el descenso del niño.

Resulta obvio que el niño sólo puede descender si las dos puertas de la caja se han abierto pero, inversamente, no basta con que se abran para que salga, sino que es necesario que descienda por el embudo óseo de la pelvis materna.

El útero como motor. El niño no desciende por su propio esfuerzo; es empujado pasivamente fuera del útero por la energía muscular de ese poderoso músculo.

Dicha energía muscular se ejerce de modo intermitente y rítmico; son las contracciones uterinas las que expulsan al niño fuera del útero, del mismo modo que se puede expulsar un hueso apretando el fruto que lo contiene.

viernes, 8 de abril de 2011

El útero en el Parto


Constituye a la vez la caja en la que se halla encerrado el niño, y en la que se desarrolla, y el motor que proporcionará la potencia expulsiva necesaria para el parto.

El útero como caja. El niño está encerrado en un saco lleno de líquido, el líquido amniótico («las aguas»). Ese saco se halla contenido en el útero, que es un gran músculo hueco. El útero, a su vez, está situado en el vientre, en medio de los intestinos y detrás de la vejiga.

Su parte baja se prolonga en la vagina y se halla rodeada por el embudo óseo de la pelvis materna.

jueves, 7 de abril de 2011

Mujeres Embarazadas - Ejercicios Preparto


Movimientos de pedaleo

— Tendida sobre la espalda, o mejor en posición semisentada, apoyándote en los codos, a fin de apoyar los ríñones en el suelo.

- Elevar los talones por encima del plano del suelo y ejecutar
con los pies movimientos de pedaleo; deben ser lentos, y los pies
deben quedar tan cerca del suelo como sea posible, sin tocarlo.


Movimiento de enroscamiento

- Tenderse de espaldas.

- Doblar los muslos y las rodillas, de modo que éstas queden tancerca como sea posible del tórax (deben mantenerse juntas).

- En esa posición, elevar la cabeza y los hombros, como si se fuera a tocar las rodillas con el mentón.
Relajar la cabeza lentamente. Reposar los pies también con lentitud.


Movimiento de cruzamiento

— Tendida de espaldas, manos tras la nuca, codos contra el suelo. Rodillas dobladas juntas, plantas de los pies apoyadas en el suelo.

— Inspiración abdominal profunda.

— Espiración profunda tocando la rodilla izquierda con el codo derecho.

— Realizar el mismo ejercicio, tocando la rodilla derecha con el codo izquierdo.