Finalmente, señalaremos que la clínica debe disponer, además de dicha mesa de reanimación, de un determinado número de incubadoras artificiales.
Así pues, el niño se halla depositado sobre la mesa de reanimación unas decenas de segundos después de su nacimiento.
Se procede entonces de inmediato a evaluar su vitalidad según los cinco criterios del test de Apgar (por el nombre del médico que lo inventó):
— el vigor del grito; el niño lanza su primer grito en los segundos siguientes a su nacimiento. Ese grito hace que se desarruguen los alvéolos pulmonares y comiencen los movimientos respiratorios;
— el color de la piel; debe ser rosado, testimonio de una buena oxigenación (esta apreciación es incluso posible en los niños de raza negra, cuya piel es siempre más clara al nacer);
— el ritmo cardiaco; normalmente, alrededor de 120 pulsaciones por minuto, más rápido que en el adulto;
— el ritmo respiratorio;
— el tono muscular; el vigor y la actividad espontánea.
Cada uno de estos cinco criterios se puntúa de 0 a 2, siendo la nota 2 la característica normal.
Un recién nacido normal posee pues el índice: 10/10.
Este índice de Apgar, efectuado entre uno y cinco minutos después de la venida al mundo, es una valoración mundialmente admitida para apreciar de modo objetivo el estado de un niño al nacer. Su transcripción resultará muy útil al pediatra, y a veces incluso para la vida adulta.
Así pues, el niño se halla depositado sobre la mesa de reanimación unas decenas de segundos después de su nacimiento.
Se procede entonces de inmediato a evaluar su vitalidad según los cinco criterios del test de Apgar (por el nombre del médico que lo inventó):
— el vigor del grito; el niño lanza su primer grito en los segundos siguientes a su nacimiento. Ese grito hace que se desarruguen los alvéolos pulmonares y comiencen los movimientos respiratorios;
— el color de la piel; debe ser rosado, testimonio de una buena oxigenación (esta apreciación es incluso posible en los niños de raza negra, cuya piel es siempre más clara al nacer);
— el ritmo cardiaco; normalmente, alrededor de 120 pulsaciones por minuto, más rápido que en el adulto;
— el ritmo respiratorio;
— el tono muscular; el vigor y la actividad espontánea.
Cada uno de estos cinco criterios se puntúa de 0 a 2, siendo la nota 2 la característica normal.
Un recién nacido normal posee pues el índice: 10/10.
Este índice de Apgar, efectuado entre uno y cinco minutos después de la venida al mundo, es una valoración mundialmente admitida para apreciar de modo objetivo el estado de un niño al nacer. Su transcripción resultará muy útil al pediatra, y a veces incluso para la vida adulta.
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