Preparación física
Los objetivos de la preparación física son mantener en buenas condiciones físicas a la mujer encinta y darle a conocer técnicas musculares y respiratorias que le serán útiles en el parto.
Dicha preparación comprende un determinado número de ejercicios, que dividiré en cuatro categorías de modo algo arbitrario:
1. Ejercicios de relajación.
2. Ejercicios respiratorios.
3. Ejercicios de flexibilidad.
4. Ejercicios musculares.
Veremos cómo ciertos ejercicios ganan con la práctica, no sólo antes del parto, sino también en el período que sigue a éste.
Al principio, es casi indispensable que hagas la gimnasia bajo el control de tu monitora de preparación para el parto.
Pero quede claro que las sesiones de gimnasia dirigida no bastan; su ritmo no podría rebasar una o dos veces por semana, mientras que una buena preparación debe comprender un entrenamiento físico cotidiano. Debes pues repetir en tu casa, cada día, en una o dos sesiones no demasiado largas, los ejercicios que hayas aprendido en el curso. Evidentemente, estas sesiones diarias no deben fatigarte, lo que sería contrario al objetivo buscado; una duración de un cuarto de hora a veinte minutos se considera suficiente.
Es el momento de que tu marido te ayude, colaborando así en tu preparación para el nacimiento de vuestro hijo. Lo habéis concebido juntos, es obra de los dos, por lo que debéis preparar juntos su venida al mundo. Tu marido no debe limitarse a pagar las facturas de la canastilla y la cuna, sino que también él debe preparar la llegada del recién nacido, no sólo arreglando la habitación del bebé o eligiendo su primer tren eléctrico, sino sobre todo comprendiendo lo que ocurre y va a ocurrir dentro de ti, y ayudándote moral y físicamente a prepararte para ello.
Insisto, ese hijo lo habéis hecho entre los dos, y con todo vuestro amor debéis preparar los dos su venida al mundo.
Los objetivos de la preparación física son mantener en buenas condiciones físicas a la mujer encinta y darle a conocer técnicas musculares y respiratorias que le serán útiles en el parto.
Dicha preparación comprende un determinado número de ejercicios, que dividiré en cuatro categorías de modo algo arbitrario:
1. Ejercicios de relajación.
2. Ejercicios respiratorios.
3. Ejercicios de flexibilidad.
4. Ejercicios musculares.
Veremos cómo ciertos ejercicios ganan con la práctica, no sólo antes del parto, sino también en el período que sigue a éste.
Al principio, es casi indispensable que hagas la gimnasia bajo el control de tu monitora de preparación para el parto.
Pero quede claro que las sesiones de gimnasia dirigida no bastan; su ritmo no podría rebasar una o dos veces por semana, mientras que una buena preparación debe comprender un entrenamiento físico cotidiano. Debes pues repetir en tu casa, cada día, en una o dos sesiones no demasiado largas, los ejercicios que hayas aprendido en el curso. Evidentemente, estas sesiones diarias no deben fatigarte, lo que sería contrario al objetivo buscado; una duración de un cuarto de hora a veinte minutos se considera suficiente.
Es el momento de que tu marido te ayude, colaborando así en tu preparación para el nacimiento de vuestro hijo. Lo habéis concebido juntos, es obra de los dos, por lo que debéis preparar juntos su venida al mundo. Tu marido no debe limitarse a pagar las facturas de la canastilla y la cuna, sino que también él debe preparar la llegada del recién nacido, no sólo arreglando la habitación del bebé o eligiendo su primer tren eléctrico, sino sobre todo comprendiendo lo que ocurre y va a ocurrir dentro de ti, y ayudándote moral y físicamente a prepararte para ello.
Insisto, ese hijo lo habéis hecho entre los dos, y con todo vuestro amor debéis preparar los dos su venida al mundo.