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Bebés gemelos: Similares pero diferentes

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domingo, 9 de octubre de 2011

Desarrollo del Sueño del bebé


Objetivo: hasta los seis meses dormirá probablemente de dieciséis a diecisiete horas diarias. De diez a once horas corresponden a la noche, las restantes son cuatro períodos de sueño de una y media a dos horas.

Estará despierto cinco veces durante el día, en períodos de una y media a dos horas. Después del tercer mes, los períodos de vigilia diurnos se hacen más largos.

Incluso a esta edad, la vigilia y el sueño experimentan cambios y pueden ser influidos, para bien o para mal, por elementos exteriores. Si mantienes a tu hijo ocupado durante sus períodos de vigilia en la forma que he descrito en este capítulo, permanecerá activo mientras esté despierto y dormirá tranquilo.

Existen grandes diferencias individuales en las necesidades de sueño de los niños. Por consiguiente, los estándares del sueño y de vigilia que incluimos anteriormente suponen sólo términos medios. Muchos niños tienen necesidades superiores o inferiores.

Te aconsejo que observes sin cesar a tu hijo y le acuestes tan pronto como veas los primeros síntomas de cansancio. Si le llevas a dormir en el momento oportuno, es casi seguro que se dormirá enseguida y lo hará tranquilo.

En cambio, si prolongas el período de vigilia más allá de lo conveniente, se dormirá con dificultad, se despertará pronto y estará irritable y nervioso durante el próximo período de vigilia. Si continúas alargando los períodos de vigilia, acabará por acostumbrarse, pero su sistema nervioso se dañará, creándose incluso las condiciones que favorecen la aparición de las neurosis.

viernes, 7 de octubre de 2011

Reconocimiento de objetos en bebés


Volver la cabeza hacia un objeto nombrado en distintas condiciones. En diversos ejercicios, la reacción se produce enseguida si se mantienen las condiciones estables. Pero tan pronto como se altera alguna de ellas, la reacción del pequeño se hace insegura.

Por ejemplo, lo más probable es que no reaccione si la pregunta proviene de su abuela, en lugar de formularla tú. El presente ejercicio está destinado a enseñarle a reaccionar aunque se modifiquen las condiciones. Empieza por sentarte en un punto distinto con respecto al objeto, obligando así al niño a girar la cabeza en otra dirección.

Sostenlo de otra manera, por ejemplo no en brazos, sino sentado en tu regazo. Más tarde, puedes alterar la entonación de tu voz. Por último, pronunciarán la palabra el padre, la abuela u otra persona allegada. Sólo el objeto, en este caso la lámpara, ha de continuar siendo el mismo. Con esto se crea una asociación entre dos fenómenos fundamentales, la palabra y la lámpara.

Los demás detalles perderán poco a poco su significación. Observarás que este ejercicio favorece también la capacidad infantil de abstracción.

Distinguir entre objetos nombrados verbalmen-te. No se debe intentar este ejercicio hasta que el niño domine los ejercicios, cosa que logrará, en general, durante el séptimo mes. Sirve para recompensar y perfeccionar las respuestas aprendidas con los dos ejercicios anteriores.

Coloca sobre la mesa o en cualquier sitio en que estén dentro del campo de visión del niño dos o tres objetos que él conozca bien. Siéntale en tu regazo y pregúntale: «¿Dónde está el osito?» Una vez que haya mirado hacia el juguete, alábale por su respuesta y pregúntale: «¿Dónde está la lámpara?» Alterna las preguntas. Después de uno o dos minutos, cambia los objetos de lugar y pregúntale de nuevo. Elogíale y acaricíale a cada respuesta correcta. Si comete algún error, corrígele cariñosamente, diciendo: «No, eso no es la lámpara. Eso es el osito».

miércoles, 5 de octubre de 2011

El bebé y su entorno


Todas las actividades que he descrito favorecen unas relaciones emocionales más estrechas y más firmes entre el niño y sus padres. Hacia el quinto mes, será capaz de demostrar las diferencias entre las relaciones con sus padres y las que sostiene con otras personas allegadas, por una parte, y con los extraños, por otra.

Preferirá siempre a sus padres a los demás, buscará su protección y su ayuda. Pero es obvio que al niño no le conviene rechazar a las demás personas ni temerlas. Si permites que tu hijo se apegue con exceso a ti, le crearás dificultades en su vida futura.

Acostumbrar al niño al contacto con otras personas. A partir del quinto o sexto mes, empieza a habituar a tu hijo a las visitas de tus amigos, parientes y vecinos y pídeles que juegen con él de dos a tres minutos, que lo tomen en sus brazos, lo paseen por la casa, le hablen, le enseñen juguetes u otros objetos o le hagan realizar algún ejercicio sencillo.

Así se acostumbrará a las personas desconocidas, dejará de tenerles miedo y establecerá contacto con ellas. Naturalmente, has de estar presente en esos momentos, a fin de que establezca primero ese contacto a través de ti.

Los niños que se habitúan a la gente exterior al círculo de su familia inmediata no temerán más tarde a los extraños, ni se negarán a reunirse con extraños y hablarles. Muchos adultos tienen menos éxito del que deberían tener porque se lo impiden sus inhibiciones con respecto a los contactos sociales.

Si empiezas a acostumbrar a tu hijo a la gente a los cinco meses, se socializará con toda facilidad. Es importante para él habituarse no sólo a un contacto pasivo (es decir, que se limite a no protestar ante la simple presencia de una persona desconocida), sino a que el extraño haga algo con él y a reaccionar en este caso sin inhibiciones.

lunes, 3 de octubre de 2011

Comunicación Madre y Bebé


«Conversación». Cuando el niño empiece a murmullar a menudo, podrás «charlar» con él. Persuádele para que emita sonidos, como hiciste en otros ejercicios. Cuando lo haga, imítale y en seguida guarda silencio. Cuando murmulle de nuevo! replícale otra vez. Charla con él de este modo con frecuencia, pero ten cuidado de no cansarle con este juego.

«Hablar a gritos». Una vez que el niño se ha acostumbrado a «hablarte» cuando estás cerca de él, intenta hacer lo mismo (durante el quinto y el sexto mes) desde una distancia mayor. Para que el pequeño te oiga, tendrás que gritar. Así aprenderá a gritar alternativamente contigo.

Los niños cuyas madres responden casi siempre a sus murmullos emitirán sonidos con mayor frecuencia que aquellos cuyas madres tienen menos tiempo disponible para ellos o que los niños criados en instituciones, donde las encargadas de su cuidado no disponen del tiempo suficiente para dedicar demasiado a cada niño en particular.

Del cuarto al sexto mes, el niño aprende a formar varias sílabas. Algunas de ellas son similares a las voces de los animales. Otras parecen pertenecer a diversas lenguas. Alrededor del quinto mes, aprende a gruñir, chillar, refunfuñar, ronronear, dar besos sonoros, sacar la lengua y expulsar el aire para emitir vibraciones, etc. Tararea melodiosamente y articula varias vocales, con combinaciones como «a-o-a-o» y otras por el estilo.

Alrededor del sexto mes, empezará probablemente a formar algunas consonantes. Las más frecuentes son: b, p, m, d, t, v (con el sonido que tiene en otros idiomas, no en español, próximo a la f). Algunos niños empiezan ya a esta edad a combinar las vocales con las consonantes para formar una sílaba. Balbucean.

Como he dicho, en el cuarto mes es conveniente repetir todas las expresiones vocales del niño. A partir del quinto mes, hay que empezar a diferenciar. Has de repetir los sonidos que se parezcan a los de vuestra lengua materna, pero pronunciados correctamente. Recompensa menos los que no pertenezcan a ella (por ejemplo, los gruñidos, los chillidos, los refunfuños, el chasquear los labios, los carraspeos).

domingo, 2 de octubre de 2011

Ejercicio Mental para Bebés


Preparación para el razonamiento abstracto primario: jugar con objetos que se diferencian en una sola característica. Las experiencias han demostrado que el niño de seis meses es capaz de acciones que requieren en los adultos la facultad de trabajar con abstracciones.

El juego siguiente prepara el terreno para el desarrollo de esta facultad. Da en diversas ocasiones a tu hijo varios objetos similares, que se diferencien en un solo aspecto, por ejemplo dos o tres cucharas y dos o tres cucharillas de la misma forma.

El niño advertirá la diferencia y su atención recaerá sobre las grandes. Dale unos cuantos recipientes pequeños de plástico, que tengan la misma forma y tamaño, pero que sean de distinto color.

Se sentirá atraído por la diferencia de colores. Utiliza otros objetos para hacerle fijarse en la diferencia entre largo y corto, grueso y delgado y en otras características. Despertando así su atención, crearás las bases del enfrentamiento con lo abstracto.

La capacidad del niño de seis meses para abstraer y generalizar se halla íntimamente vinculada con el desarrollo del lenguaje.

sábado, 1 de octubre de 2011

Contacto social del Bebé


Ya he mencionado que el desarrollo del gorjeo y, más tarde, del murmullo depende de hasta qué punto se estimule a los niños a ser activos. Una condición mas consiste en la satisfacción de sus necesidades biológicas básicas.

Cuando el niño está descansado, bien alimentado y en buena salud, y cuando puede observar y oír algo interesante, moverá alegremente todo su cuerpo, incluidas las cuerdas vocales, y se complacerá en murmurar. El ejercicio siguiente estimulará el murmullo de tu hijo.


Estimulación del murmullo por simple contacto social. Cuando el niño esté de buen humor, alimentado y descansado, siéntate frente a él, inclínate en su dirección, sonríele, toca suavemente su barbilla, mejillas y cuello y murmúrale con voz cariñosa. La voz.femenina resulta más efectiva, al ser más aguda que la de los hombres.

Hacia finales del segundo mes, es probable que emita ya algún murmullo ocasional. Hacia el cuarto, serás capaz de arrancarle algún sonido de este tipo prácticamente cada vez que lo intentes. Alterna cinco segundos de murmullo con cinco segundos de silencio. En la mayoría de los casos, el niño murmurará a su vez durante el período de silencio. Recompénsale sonriéndole y acariciándole.

Para lograr que el niño murmure con frecuencia y aprenda por sí mismo a formar sílabas, lo mejor es que reacciones en la medida de lo posible frente a su murmullo espontáneo. Permite que te vea, sonríele e imita sus sonidos.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Enseñar al bebé a distinguir objetos


Enseñar al niño a distinguir entre los materiales

Presionar juguetes de goma. Dale a tu hijo algunos juguetes de goma sonoros. Descubrirá pronto que, al apretarlos, emiten diversos sonidos. Los juguetes de goma blandos son preferibles a los duros, puesto que, al presionarlos, cambiarán también de forma.

Jugar con un tubo de goma. Si el niño toma un tubo de goma de unos sesenta centímetros de longitud, creará al moverlo diversas curvas, más o menos cerradas. Esos cambios de forma suscitarán su interés.

Jugar con una tela. Si le das al niño un pañal, una toalla o una pieza de ropa, empezará a arrugarlos, a extenderlos y a buscar otros medios de entretenerse con ellos.

Jugar con una bolsa de plástico. Mete varios objetos en una bolsa de plástico transparente (por ejemplo, avellanas y dados) y ciérrala. El niño apretará la bolsa, cogerá los diversos objetos que hay en su interior y los cambiará de posición. Los cambios en la forma de la bolsa, los movimientos de los objetos que hay en su interior y el ruido del plástico le excitarán y provocarán una intensa manipulación.

Arrugar y romper papel. Si le das al niño una hoja de papel limpio, pronto empezará a arrugarlo y a romperlo, lo que le mantendrá entretenido durante bastante tiempo.

Nota: El niño puede entregarse a algunos de estos juegos sin que estés presente, aunque, naturalmente, has de tener cuidado de no darle ningún objeto que pueda tragar, aspirar o estrangularse con él.

martes, 27 de septiembre de 2011

Lenguaje y Relaciones Sociales en Bebés


El desarrollo del lenguaje, de las relaciones sociales y de las emociones durante el segundo trimestre (y asimismo más tarde) están tan íntimamente entremezclados que no se pueden cultivar por separado.

En el sexto mes, tu hijo aprenderá probablemente a pronunciar todas las vocales, algunas consonantes e incluso algunas sílabas sencillas. También aprenderá a buscar con la vista algunos objetos cuando tú los nombres.

Empieza a crear una relación muy estrecha con las personas próximas a él y a diferenciar, a través de su comportamiento, entre ellas y el resto de la gente. Comenzará a establecer una relación activa con su entorno social.

Llorará en raras ocasiones y, cuando esté en contacto con sus allegados, reirá con frecuencia en voz alta.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Desarrollo del Pensamiento en Bebés


Desarrollo del pensamiento

Objetivo: en el quinto y el sexto mes, el niño empieza a reaccionar a las relaciones entre causa y efecto, por lo que se puede empezar a prepararle lentamente para el pensamiento abstracto, es decir, para reaccionar de distinta manera a ciertas características de los objetos, dependiendo, por ejemplo, de si son grandes o pequeños, redondos o cuadrados.

Reaccionar a la relación entre el acto y su efecto. Durante el quinto y el sexto mes, te aconsejo que comiences a crear situaciones en que la actividad del niño dé lugar a un resultado inmediato. Utiliza para ello juguetes sonoros. Al principio, el niño apretará accidentalmente el juguete, y éste emitirá su sonido propio. Después de varios éxitos por casualidad, acabará por sentirse atraído por la conexión entre su propio acto y la reacción del objeto. Empezará a apretar el juguete con el propósito de hacerlo sonar.

Cuando el niño de cinco a seis meses juega con el trapecio que he descrito, observarás que empieza a experimentar, variando a propósito sus movimientos. Sin duda moverá el trapecio suavemente, luego con fuerza, y observará la diferencia en los resultados. Los juguetes que facilitan una variedad de actividades y dan lugar a resultados observables tienen un valor educativo superior al de aquellos que sólo permiten una actividad, que da siempre el mismo resultado.

Si cuelgas sobre el bebé la bolsa de plástico que describimos antes y en la que metiste diversos objetos, la manipulará durante mucho tiempo, porque puede agarrarla de varias maneras, apretarla y frotarla, hacer cambiar de lugar los objetos que encierra, etc. Esto conduce a una extraordinaria variedad de resultados, ya que la bolsa suena al agitarla y cambia de forma. En cambio, se cansará pronto de jugar con una pelota suspendida sobre él, puesto que son pocas las cosas que puede hacer con ella.

A los niños les gustan los juegos que les permiten descubrir por su cuenta las causas de los resultados que obtienen. Tales juegos son también los más apropiados para mantenerles activos y para poner en marcha los procesos fundamentales. Es importante para el niño que su acto cree un resultado inmediato, ya que así se hará obvia la relación entre causa y efecto. Sólo hacia el final del primer año será capaz de apreciar la relación entre acción y reacción cuando esta última llega un poco retrasada.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Aprendizaje del bebé con objetos


Enseñar al niño a actuar con un objeto sobre otro objeto

Golpear un objeto pequeño contra otro mayor. Cuando el niño se ha acostumbrado ya a la mesa y a dar palmadas sobre ella, dale un cubo o cualquier otro juguete. Lo asirá y empezará a golpear la mesa con él. Cuanto mayor sea el ruido que haga, más fuertes serán sus golpes. A partir de ese momento, tendrás que enseñarle que le está permitido golpear la mesa de la cocina, pero no la del cuarto de estar.

Golpear un objeto en un lugar preciso. En el ejercicio anterior, el niño golpeaba toda la superficie de la mesa a su alcance, sin ningún propósito determinado. Enséñale a hacerlo en el punto que desea. Dale un cubo pequeño y coloca otro de mayor tamaño frente a él. Quítale el cubo pequeño y golpea con él el cubo grande. Pronto intentará imitarte.

Ayúdale sujetando su mano y obligándole a golpear un cubo con otro. Esto le enseñará a dirigir los golpes en una dirección determinada. Ve reemplazando el cubo pequeño por otros objetos y el grande por una caja. El niño golpeará los primeros contra la segunda.

Cambiar de lugar los objetos a través de la mesa. Enseña al niño a mover los objetos que hay sobre la mesa. Te imitará y hará deslizarse los objetos sobre ella. Toma su mano y haz que ejecute movimientos de deslizamiento.

Pasivo al principio, pronto comprenderá de qué se trata y los empujará él mismo. Prueba con un cucharón, por ejemplo. Este ejercicio sirve de preparación para otro, que consiste en enseñarle a mover un cubo con otro objeto, como el cucharón, es decir, a utilizar éste como un instrumento.