Sí, tu silueta es hermosa durante el segundo trimestre del embarazo. Tu pecho se ha ensanchado, tu pequeño vientre aumenta ligera y graciosamente de volumen y te mantienes muy erguida. En resumen, llevas bien el embarazo. No aproveches para abandonarte por completo, ya que esta forma física óptima no durará mucho tiempo.
Si desde el punto de vista psíquico, hay que saber vivir plenamente durante el embarazo el momento presente, desde el punto de vista físico hay que pensar siempre en el futuro, en el después.
Ten en cuenta que el después te planteará muchos más problemas si no te ocupas de él antes. No te dejes desbordar por completo por tu físico, diciéndote: «Por ahora, quiero vivir tranquila. Ya se verá más tarde. Siempre habrá tiempo, después del parto, de solucionar los problemas».
En primer lugar, después del parto, la mujer está con frecuencia muy ocupada con sus nuevas tareas y un poco desmoralizada (lo que los anglosajones llaman el baby-blues). Si a esto se añaden problemas del tipo: «No quepo en mis vestidos, estoy demasiado gruesa; tengo la tripa como la de una mujer embarazada de seis meses, los pechos caídos, completamente flojos, los muslos blandos...», la depresión es inevitable.
Además, merece la pena cuidarse. Los pequeños ejercicios que te recomendamos practicar durante el embarazo no son duros y, cosa nada despreciable, facilitan el parto y ayudan a recuperar tu silueta muy rápidamente, cosa que causa una gran satisfacción.
Por el contrario, si no has hecho nada durante estos nueve meses, tendrás que reparar los daños después. Y en la mayoría de los casos, la cosa no resulta nada fácil.
Muchas de mis jóvenes amigas necesitaron un año para parecerse de nuevo a las mujeres que eran antes de quedar embarazadas. Cuando así ocurre, más vale no tener embarazos muy próximos. Eso era lo que sucedía aún no hace mucho tiempo. Las mujeres no salían nunca indemnes de esta experiencia. Se sometían con todo su físico, en primer lugar al embarazo, después a su condición de madres.
Se convertían en mujeres sin forma y sin edad. Habían vuelto una página de su vida para siempre.
Si desde el punto de vista psíquico, hay que saber vivir plenamente durante el embarazo el momento presente, desde el punto de vista físico hay que pensar siempre en el futuro, en el después.
Ten en cuenta que el después te planteará muchos más problemas si no te ocupas de él antes. No te dejes desbordar por completo por tu físico, diciéndote: «Por ahora, quiero vivir tranquila. Ya se verá más tarde. Siempre habrá tiempo, después del parto, de solucionar los problemas».
En primer lugar, después del parto, la mujer está con frecuencia muy ocupada con sus nuevas tareas y un poco desmoralizada (lo que los anglosajones llaman el baby-blues). Si a esto se añaden problemas del tipo: «No quepo en mis vestidos, estoy demasiado gruesa; tengo la tripa como la de una mujer embarazada de seis meses, los pechos caídos, completamente flojos, los muslos blandos...», la depresión es inevitable.
Además, merece la pena cuidarse. Los pequeños ejercicios que te recomendamos practicar durante el embarazo no son duros y, cosa nada despreciable, facilitan el parto y ayudan a recuperar tu silueta muy rápidamente, cosa que causa una gran satisfacción.
Por el contrario, si no has hecho nada durante estos nueve meses, tendrás que reparar los daños después. Y en la mayoría de los casos, la cosa no resulta nada fácil.
Muchas de mis jóvenes amigas necesitaron un año para parecerse de nuevo a las mujeres que eran antes de quedar embarazadas. Cuando así ocurre, más vale no tener embarazos muy próximos. Eso era lo que sucedía aún no hace mucho tiempo. Las mujeres no salían nunca indemnes de esta experiencia. Se sometían con todo su físico, en primer lugar al embarazo, después a su condición de madres.
Se convertían en mujeres sin forma y sin edad. Habían vuelto una página de su vida para siempre.
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