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Bebés gemelos: Similares pero diferentes

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miércoles, 28 de diciembre de 2011

La Silueta del tercer trimestre


Esta vez, ya no puedes ocultarlo. No cabe duda de que estás encinta. Ahí está tu silueta para demostrarlo. En este estado del embarazo, la modificación no se reduce a un cambio de volumen del vientre, sino que se extiende a toda la apariencia física.

El tamaño de los senos se ha estabilizado desde el comienzo del segundo trimestre y, si pones mucho cuidado en no aumentar demasiado de peso, no hay ninguna razón para que la cara, la espalda, los brazos, los muslos y las piernas cambien de tamaño o de volumen. Todo lo más, advertirás una ligera pérdida de musculatura, que será menos importante si has practicado regularmente la natación y/o la gimnasia suave.

Al iniciarse el tercer trimestre, el fondo del útero se encuentra muy por encima del nivel del ombligo y, en el noveno mes, alcanza la punta del esternón. Ciertos órganos empiezan a manifestar síntomas de compresión. El espacio ocupado por la vejiga se reduce, lo que provoca frecuentes ganas de orinar.

La parte inferior de los intestinos tiende a llenarse de manera insuficiente y se observa con frecuencia un estreñimiento debido a la presión sufrida. La capacidad de expansión de los pulmones de la futura madre disminuye, por lo que puede sentirse oprimida, tener palpitaciones. También el estómago está comprimido. En esta fase del embarazo, se alcanza el máximo de volumen aparente.

Durante estos últimos meses, el útero se prepara ya para la expulsión. Toma la forma de una pera vuelta hacia abajo. Se desarrolla pues, en la parte superior del vientre femenino, al cual da perfiles diferentes, ya sea con el vientre apuntando hacia adelante, ya sea redondeado desde una cadera a la otra. Según la tradición popular, la forma del vientre varía de acuerdo con el sexo del niño que va a nacer: chico si la tripa apunta hacia adelante, chica en el caso contrario. Puedo asegurarte que no hay la menor verdad en eso.

En realidad, el perfil de una mujer al final del embarazo varía con el peso del niño, el volumen del líquido amniótico y el estado de su pared abdominal.

Durante el tercer trimestre, no es raro sentir contracciones. Las fibras musculares del útero se endurecen como lo harán en el momento del parto, con la sola diferencia de que las contracciones son en este momento espaciadas, irregulares y casi siempre indoloras.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

La Silueta del Segundo Trimestre


Sí, tu silueta es hermosa durante el segundo trimestre del embarazo. Tu pecho se ha ensanchado, tu pequeño vientre aumenta ligera y graciosamente de volumen y te mantienes muy erguida. En resumen, llevas bien el embarazo. No aproveches para abandonarte por completo, ya que esta forma física óptima no durará mucho tiempo.

Si desde el punto de vista psíquico, hay que saber vivir plenamente durante el embarazo el momento presente, desde el punto de vista físico hay que pensar siempre en el futuro, en el después.

Ten en cuenta que el después te planteará muchos más problemas si no te ocupas de él antes. No te dejes desbordar por completo por tu físico, diciéndote: «Por ahora, quiero vivir tranquila. Ya se verá más tarde. Siempre habrá tiempo, después del parto, de solucionar los problemas».

En primer lugar, después del parto, la mujer está con frecuencia muy ocupada con sus nuevas tareas y un poco desmoralizada (lo que los anglosajones llaman el baby-blues). Si a esto se añaden problemas del tipo: «No quepo en mis vestidos, estoy demasiado gruesa; tengo la tripa como la de una mujer embarazada de seis meses, los pechos caídos, completamente flojos, los muslos blandos...», la depresión es inevitable.

Además, merece la pena cuidarse. Los pequeños ejercicios que te recomendamos practicar durante el embarazo no son duros y, cosa nada despreciable, facilitan el parto y ayudan a recuperar tu silueta muy rápidamente, cosa que causa una gran satisfacción.

Por el contrario, si no has hecho nada durante estos nueve meses, tendrás que reparar los daños después. Y en la mayoría de los casos, la cosa no resulta nada fácil.

Muchas de mis jóvenes amigas necesitaron un año para parecerse de nuevo a las mujeres que eran antes de quedar embarazadas. Cuando así ocurre, más vale no tener embarazos muy próximos. Eso era lo que sucedía aún no hace mucho tiempo. Las mujeres no salían nunca indemnes de esta experiencia. Se sometían con todo su físico, en primer lugar al embarazo, después a su condición de madres.

Se convertían en mujeres sin forma y sin edad. Habían vuelto una página de su vida para siempre.