Vamos a abordar ahora el tema más importante, tanto para ti como para tu hijo: la preparación para ese acto extraordinario que es el nacimiento.
Es curioso comprobar que tan sólo desde hace algunas décadas resulta evidente la noción de que el parto es un acontecimieito lo bastante excepcional en la vida de una mujer como para justificar y requerir que Se prepare para el mismo con todo cuidado.
Debes consagrar los tres últimos meses del embarazo a dicha preparación, la cual te asegurará un alumbramiento sin problemas.
Por supuesto, debes seguir los cursos organizados por la clínica, pero de momento me parece necesario ayudarte a esa preparición dándote el máximo de información posible, a fin de que saques mayores beneficios.
Esa preparación tiene dos objetivos
Ante todo, debo explicarte lo que ocurrirá en el momento del parto, a fin de que no vivas ese instante excepcional pa sivamente, sufriéndolo, sino que, por el contrario, participes con plena conciencia en el acto maravilloso de dar la vida. Participación y cooperación con los que estarán junto a ti para ayudarte, el médico y la comadrona.
Antaño, la futura madre abordaba con terror el fin del embarazo, terror exacerbado a menudo por los relatos horribles que su familia o sus amigas no olvidaban contarle. El viejo anatema «parirás con dolor», herencia discutible de nuestra civilización judeocristiana, era sentido como una prueba inevitable, a la que ninguna mujer podía ni debía sustraerse.
El parto suponía la prueba ineludible para la mujer, al igual que la guerra o el servicio militar lo eran para el hombre, y las mujeres se contaban unas a otras las incidencias de sus alumbramientos, del mismo modo que los hombres comentaban sus campañas.
En la actualidad, el nacimiento debe ser considerado como un acontecimiento ciertamente excepcional, pero en el que la fascinación y la alegría predominan sobre cualquier otro sentimiento.
Es curioso comprobar que tan sólo desde hace algunas décadas resulta evidente la noción de que el parto es un acontecimieito lo bastante excepcional en la vida de una mujer como para justificar y requerir que Se prepare para el mismo con todo cuidado.
Debes consagrar los tres últimos meses del embarazo a dicha preparación, la cual te asegurará un alumbramiento sin problemas.
Por supuesto, debes seguir los cursos organizados por la clínica, pero de momento me parece necesario ayudarte a esa preparición dándote el máximo de información posible, a fin de que saques mayores beneficios.
Esa preparación tiene dos objetivos
Ante todo, debo explicarte lo que ocurrirá en el momento del parto, a fin de que no vivas ese instante excepcional pa sivamente, sufriéndolo, sino que, por el contrario, participes con plena conciencia en el acto maravilloso de dar la vida. Participación y cooperación con los que estarán junto a ti para ayudarte, el médico y la comadrona.
Antaño, la futura madre abordaba con terror el fin del embarazo, terror exacerbado a menudo por los relatos horribles que su familia o sus amigas no olvidaban contarle. El viejo anatema «parirás con dolor», herencia discutible de nuestra civilización judeocristiana, era sentido como una prueba inevitable, a la que ninguna mujer podía ni debía sustraerse.
El parto suponía la prueba ineludible para la mujer, al igual que la guerra o el servicio militar lo eran para el hombre, y las mujeres se contaban unas a otras las incidencias de sus alumbramientos, del mismo modo que los hombres comentaban sus campañas.
En la actualidad, el nacimiento debe ser considerado como un acontecimiento ciertamente excepcional, pero en el que la fascinación y la alegría predominan sobre cualquier otro sentimiento.