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domingo, 24 de abril de 2011

¿Puedo elegir la fecha del parto?

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¿Es posible elegir la fecha del parto?

En principio, no, puesto que todavía no conocemos con exactitud los complejos fenómenos que presiden el comienzo del parto. Sin embargo, cuanto más próxima esté la fecha a la fijada por el médico, con mayor facilidad podrá provocarse el parto por medio de una medicación específica, destinada a provocar las contracciones uterinas (el «gota a gota», del que hablaremos en el capítulo sobre el parto). La inducción del parto es más fácil si no se trata del primer embarazo.

Por consiguiente, en ciertos casos el partero podrá provocar el parto haciendo ingresar a la mujer en la clínica en una fecha determinada (fecha en general poco alejada de la prevista para el alumbramiento), y originando las contracciones por medio de una perfusión medicamentosa. Si se reúnen todas las condiciones y no hay contraindicaciones, esta técnica resulta eficaz y no hace correr ningún riesgo ni a la madre ni al hijo.

Por otra parte, deseo señalar que en un futuro próximo, un nuevo producto del que quizás hayas oído hablar, las prostaglandinas, permitirá sin duda provocar el parto con mucha mayor facilidad. Sin embargo, por el momento, su utilización se encuentra en un nivel experimental, y parece dar lugar a fenómenos secundarios desagradables para la madre (náuseas, vómitos, palpitaciones, etc.).

En resumen, la inducción del parto es pues posible en determinadas condiciones, pero se trata de una técnica que no es empleada de modo sistemático, y sólo el médico podrá apreciar su conveniencia.

sábado, 23 de abril de 2011

Alumbramiento - que hacer si se pasa la fecha


¿Qué hacer si me paso de la fecha prevista para el alumbramiento?

No debes inquietarte. Como ya te he explicado, la fecha fijada por el médico no es sino orientativa.

Lo único que debes hacer es consultar al médico, a fin de que pueda tomar las decisiones que juzgue oportunas.

Rebasar en algunos días la fecha prevista para el parto (lo que los médicos denominan «salir de cuentas») es un fenómeno bastante frecuente y sin gravedad alguna. Por el contrario, si el retraso es superior a ocho días, el médico llevará a cabo una especial vigilancia, pues una prolongación anormal del embarazo es desfavorable para el niño.

Sin embargo, el problema consiste en saber si se ha rebasado realmente el embarazo más allá de los nueve meses, eventualidad muy rara, o bien —lo que resulta mucho más frecuente— si se trata de un error en el cálculo de la fecha del parto (dado el gran número de variaciones posibles en la determinación de la fecha exacta de la ovulación).

Ese riesgo justifica la realización, por parte del médico, de un cierto número de controles, a fin de detectar un comienzo de sufrimiento del niño, único testimonio de un embarazo anormalmente prolongado.

viernes, 22 de abril de 2011

Corte de cordón umbilical


Lo primero que se hace es cortar el cordón umbilical. Mientras la ayudante mantiene al niño cabeza abajo, el partero coloca dos pinzas sobre el cordón y lo secciona por el espacio que media entre ambas. El objeto de las pinzas es impedir que se derrame sangre, ya que el cordón es recorrido por los vasos umbilicales: dos arterias y una gruesa vena.

Una vez seccionado el cordón, una parte queda unida al ombligo del niño y la otra a la placenta, que sigue todavía en el interior del útero.

A continuación, el niño es conducido de inmediato a la mesa de reanimación. Dicha mesa debe contar necesariamente con:

un equipo de oxigenación apropiado para el recién nacido;

un equipo de aspiración, a fin de poder aspirar el líquido y las mucosidades que pueda haber en su garganta y en la parte posterior de la misma;

un equipo completo de reanimación neonatal.

A veces, todos estos equipos se agrupan en una única mesa de reanimación, la cual es utilizada de modo sistemático para el cuidado de todos los recién nacidos.

En otros casos, se encuentran una junto a otra la mesa de puericultura normal para los cuidados habituales que se efectúan a todos los bebés y una mesa especial de reanimación utilizada tan sólo en los casos en que se necesite una verdadera reanimación.

jueves, 21 de abril de 2011

Mesa de reanimación - cosas que no pueden faltar


En cualquier caso, la mesa de reanimación debe comprender obligatoriamente:

— un sistema de calefacción, a fin de mantener al niño a una temperatura constante y apropiada;

— un sistema de iluminación que permita al personal médico trabajar en buenas condiciones;

— el material necesario para una intubación traqueal y un cateterismo umbilical (hablaremos de estas nociones más adelante);

— un equipo completo de oxigenación con balón, máscara y manómetro (para verificar la presión del oxígeno insuflado);

— un equipo completo de aspiración.

En las clínicas modernas, se suelen utilizar mesas de reanimación especialmente fabricadas para este fin por laboratorios médicos; mesas que son, de hecho, verdaderos pequeños centros de reanimación portátiles, en los que todo está calculado para un uso óptimo, todo está al alcance de la mano y todo está concebido para asegurar el máximo de seguridad para el niño.

miércoles, 20 de abril de 2011

La Expulsión en el Parto


El período de expulsión

Como hemos visto, es la fase activa del parto; por lo tanto, es donde debes mantener el máximo control posible de la situación.

La cabeza del niño encaja en el paso óseo de la pelvis, y después desciende por ésta en dirección a la vagina.

Las contracciones se vuelven más frecuentes e intensas. Un dolor en la zona del sacro anuncia a veces el ajuste y el descenso. Finalmente, vas a sentir la necesidad de empujar; a cada contracción, la cabeza del niño se apoya sobre el perineo y es sentida como un voluminoso cuerpo extraño, que origina ganas de evacuar. Es inútil empujar demasiado pronto; deb'es esperar la decisión del partero. Cuando llega el momento, éste te colocará en la posición adecuada y guiará tus esfuerzos expulsivos.

La posición adecuada
Te colocarán con las nalgas en el borde de la cama, y tus pies en los estribos fijados a los largueros metálicos verticales; así, tus pies se mantienen en el aire, con los muslos en la adecuada posición. Debes asir con las manos esos largueros metálicos, con lo que podrás hacer fuerza para ayudarte en el empuje.

Los esfuerzos expulsivos
Tan sólo deben efectuarse en el momento de las contracciones (fuera de ellas, son ineficaces y fatigan inútilmente).
Por el contrario, es deseable que no se pierda ni un instante durante la contracción; en ese momento, el esfuerzo debe ser tan prolongado, intenso y bien dirigido como sea posible.

Ya he descrito con detalle el esfuerzo expulsivo en el capítulo dedicado al ensayo del parto; así pues, ahora me limitaré a resumirlo:

Desde el comienzo de la contracción: inspiración profunda y bloqueo del diafragma, manteniendo los pulmones llenos.

— Empuje abdominal dirigido hacia abajo, tirando de los largüeros metálicos de la cama. No debes respirar ni hacer-ruidos con la garganta durante el esfuerzo; eso lo haría ineficaz. La barbilla apoyada en el pecho, facilita el bloqueo de la respiración.

— El esfuerzo debe realizarse de una sola vez mientras tengas aire; si te ves obligada a concluirlo cuando aún no ha concluido la contracción, respira rápidamente, hincha los pulmones, bloquea el aire y reemprende el empuje.

— Cuando termine la contracción, debes descansar y relajarte; suelta los barrotes, realiza varias respiraciones profundas y después respira con calma hasta la siguiente contracción.

martes, 19 de abril de 2011

Exámenes del bebé recien nacido


En el alumbramiento clásico, el niño, desde su salida de las vías maternas, es sometido a un determinado número de exámenes y movimientos codificados, destinados a apreciar su estado físico y a paliar de inmediato cualquier anomalía detectada.

La aplicación de esas pruebas sistemáticas ha servido para mejorar la calidad de los cuidados y hacer que disminuyan las posibles consecuencias que un parto difícil tendría en el niño. Sin embargo, como toda actitud nueva, esta conducta científica tiende a caer en ciertos excesos, en los que el parto ya no es considerado como un hecho natural sino como una intervención quirúrgica, y el niño, más que un ser humano, pasa a ser un objeto pasivo que se somete a los últimos inventos de la técnica electrónica.

Un retorno hacia una actitud más humana, menos fría, se abre paso poco a poco en nuestros días; la humanización del nacimiento pasa por una reducción de los factores médicos, lo que no supone ni una negación de los progresos técnicos obtenidos ni una vuelta atrás. Se trata más bien de poner al médico y a la técnica médica en su lugar, que es el de un testigo vigilante y discreto del nacimiento, y no el de protagonista.

Tanto el médico como la técnica deben estar listos para intervenir, pero permaneciendo en la sombra y dejando la escena a los verdaderos protagonistas del nacimiento: el niño, la madre y el padre.

Sin embargo, voy a describir brevemente las pruebas a-las que es sometido el niño en el parto tradicional.

En cuanto sale del vientre materno, se encargan de él la comadrona o la puericultora. A menudo, a la madre le extraña que el médico o la puericultora mantengan a su hijo cabeza abajo sujeto por los pies; esa posición está motivada por el temor de que el niño inhale en sus pulmones las mucosidades y el líquido amniótico que han llenado sus cavidades bucales y nasales durante el parto.

lunes, 18 de abril de 2011

La Primera etapa del Parto


La primera etapa del parto

Corresponde a la desaparición del cuello del útero y después a su abertura, hasta una dilatación media de tres o cuatro centímetros.

Según la costumbre de la clínica, se te dejará en reposo en tu habitación o bien serás colocada en una sala, junto con otras mujeres en tus mismas circunstancias. Por mi parte, estimo que este período, que puede durar varias horas, no debe ser pasivo; la mujer debe tener medios para distraerse (lectura, radio, televisión, punto), y poder conversar con las demás.

No hay por qué ser dogmático al respecto; algunas mujeres preferirán quedar en reposo, otras desearán tener en qué ocuparse. Lo ideal sería que se ofrecieran las dos posibilidades, pero es preciso decir que ni siquiera las clínicas más modernas están perfectamente equipadas a este nivel.

En el momento de las contracciones, debes realizar algunas respiraciones profundas, y tratar de estar perfectamente relajada. Si has aprendido los ejercicios de relajación, es el momento de ponerlos en práctica. Por el contrario, es mejor que te abstengas de hacer la respiración superficial durante esta primera etapa, pues es demasiado fatigosa.

Durante todo este período, la presencia de tu marido será muy útil y deseable. Podrá distraerte y, sobre todo, ayudarte a lograr la relajación. Su presencia te ayudará a sentirte menos sola frente al inminente acontecimiento.

No obstante, su presencia sólo será beneficiosa en el caso de que esté tranquilo y no vaya a transmitirte un nerviosismo y una angustia que afectan a muchos futuros padres en esos momentos. Nada hay más exasperante para el personal médico que un marido, pálido y angustiado, que no cesa de tocar el timbre de la habitación y de acosar a todos, furioso al constatar que el mundo no ha dejado de girar porque «él» vaya a dar a luz.

domingo, 17 de abril de 2011

La Salida del Bebé


La salida

La cabeza del niño ha distendido progresivamente el orificio vulvar. Un último esfuerzo de expulsión la hace avanzar un poco más; sin embargo, es preciso que la cabeza salga muy despacio, milímetro a milímetro, para evitar que el distendido perineo se desgarre. El partero es el que se encarga entonces de todo; no debes estorbarle.

— En un determinado momento, el partero te pedirá que no empujes más.

— Entonces, cuando la necesidad de empujar es más violenta, debes interrumpir el esfuerzo expulsivo, abrir la boca y realizar la respiración jadeante tan rápida y superficialmente como sea posible.

— Una vez ha salido la cabeza, puede darse el caso de que el partero te pida un pequeño esfuerzo de expulsión más, para ayudar a que salgan los hombros; el resto del cuerpo sale con facilidad.

sábado, 16 de abril de 2011

Final de la Dilatación - Parte 2


El fin del período de dilatación

Esta posición en cucullas, semisentada, con el busto inclinado hacia atrás, es exactamente la que ha servido para diseñar las sillas de partos que se han usado durante siglos en algunos países civilizados. En nuestros días, dicha posición natural es aún corriente en muchos pueblos tradicionales.

La revista Parents publicó un reportaje, ilustrado con magníficas fotografías, sobre el «parto al modo antiguo» de una joven occidental en un pequeño pueblo del sur de Marruecos. He aquí la descripción de la posición utilizada: «Me colocan en la posición adecuada: en cuclillas y con la espalda apoyada en las rodillas de una mujer que rodea con sus brazos mi distendido abdomen. Otra mujer situada enfrente nos retiene a las dos asiendo mis brazos, que mantengo estirados».

Voy a decirte, pues, cómo creo que conviene conjugar ambas tendencias, la tradicional y la actual:

durante la primera fase del parto, en la que domina la dilatación del cuello, parece beneficioso andar de un lado a otro. De vez en cuando puede tomarse un descanso, sentándose o acostándose (lo que permitirá los exámenes de control);

durante la segunda fase del parto, dominada por el descenso del niño y las cada vez más dolorosas contracciones, la más adecuada parece ser la posición en cuclillas. El apoyo tradicional de las rodillas de la comadrona será reemplazado por el sostén proporcionado por un larguero de la cama, al que la parturienta podrá agarrarse. (Dicho larguero desempeña el papel de la cuerda o el poste fijado a tierra delante de la mujer en numerosas culturas tradicionales);

durante la tercera fase del parto, es decir el parto propiamente dicho, la salida del niño, la posición moderna occidental sobre la cama de obstetricia me parece mejor, sobre todo si es semisentada y no acostada por completo.

Por otra parte, una silla de parto bien diseñada es superior a nuestras actuales camas obstétricas.

En posición semisentada, la mujer percibe y controla mejor su esfuerzo de empuje. Además, dicha posición deja totalmente libre el perineo, permitiendo la vigilancia y eventual intervención del partero. De todos modos, no se debe ser dogmático, y tampoco imponer una determinada posición a una mujer; quien desee permanecer acostada durante todo el proceso del parto, debe estar en libertad de hacerlo.

viernes, 15 de abril de 2011

El Parto - Expulsión de la Placenta


La expulsión de la placenta

Tras la salida del niño, la placenta permanece en el útero, adherida a la pared del mismo. Entonces, hay que proceder a cortar el cordón umbilical, que continúa uniendo al niño —ya salido del vientre de la madre— con la placenta, que sigue en el interior.

La placenta se despega por sí misma de la pared uterina, por lo general de quince a treinta minutos después de la salida del niño.

El desprendimiento de la placenta —debido a la reaparición de las contracciones uterinas— se manifiesta por la emisión de un poco de sangre en la vulva. El médico procede entonces a la expulsión de la placenta, que consiste en hacerla salir al exterior (esto podría producirse espontáneamente, pero requeriría varias horas); a tal fin, el partero abraza con una mano el fondo del útero y lo comprime para hacer salir la placenta, tal como se hace para expulsar el hueso de una fruta.

La placenta, seguida de las membranas fetales, denominadas amnios y corion, se recoge en una bandeja para proceder a su examen, a fin de asegurarse de que la expulsión haya sido completa.