Tienen como objetivo: mejorar la capacidad torácica y la ventilación pulmonar, facilitando así la oxigenación de la sangre; enseñarte a controlar la respiración, a fin de respetar ciertos ritmos durante el parto, y coordinar la respiración y el esfuerzo muscular, en previsión del momento de la expulsión.
1.
La posiciónLo ideal es la posición acostada que hemos descrito con anterioridad. Sin embargo, nada impide realizar a continuación ejercicios en posición sentada.
2.
Tomar conciencia de la respiraciónTendida de espaldas, coloca una mano sobre el vientre y la otra sobre la parte superior del tórax.
Sigue las indicaciones de la monitora, y diferencia entre:
— respiración abdominal, que se lleva a cabo por medio de los movimientos del diafragma; el vientre se hincha en cada inspiración;
— respiración torácica, por medio de los movimientos de los rostados; el tórax se eleva en cada inspiración;
— respiración completa, que asocia ambos mecanismos.
3.
Los ejercicios propiamente dichosLa mayoría se realizan utilizando la respiración torácica. Respiración regular controlada: 15 respiraciones por minuto.
— Lenta inspiración por la nariz.
— Retención del aire (5 o 10 segundos al principio).
— Espirar lentamente por la boca.
— Nueva pausa. Y vuelta a empezar.
Respiración bloqueada (apnea voluntaria). Tras realizar varios movimientos respiratorios normales, hacer una inspiración profunda, mantener bloqueado el tórax en posición de inspiración el mayor tiempo posible, vaciar los pulmones y reemprender la
respiración normal.
Evidentemente, el período de apnea voluntaria debe ser reducido al principio, aumentando progresivamente hasta 30 segundos, 0 incluso más si el entrenamiento se efectúa a conciencia.
Respiración superficial. Este ejercicio sólo puede llevarse a cabo cuando se domina el mecanismo de la respiración torácica.
Tras realizar varios movimientos respiratorios normales (en respiración torácica), acelerar de modo progresivo el ritmo respiratorio, con la boca abierta, y efectuar pequeños movimientos respiratorios localizados en la parte superior del tórax (hasta 25 o 30 por minuto).
Respiración jadeante. Con la boca muy abierta (eventualmente, sacando la lengua), acelerar aún más el ritmo de la respiración superficial, hasta unas 40 respiraciones por minuto.