Lo primero que se hace es cortar el cordón umbilical. Mientras la ayudante mantiene al niño cabeza abajo, el partero coloca dos pinzas sobre el cordón y lo secciona por el espacio que media entre ambas. El objeto de las pinzas es impedir que se derrame sangre, ya que el cordón es recorrido por los vasos umbilicales: dos arterias y una gruesa vena.
Una vez seccionado el cordón, una parte queda unida al ombligo del niño y la otra a la placenta, que sigue todavía en el interior del útero.
A continuación, el niño es conducido de inmediato a la mesa de reanimación. Dicha mesa debe contar necesariamente con:
— un equipo de oxigenación apropiado para el recién nacido;
— un equipo de aspiración, a fin de poder aspirar el líquido y las mucosidades que pueda haber en su garganta y en la parte posterior de la misma;
— un equipo completo de reanimación neonatal.
A veces, todos estos equipos se agrupan en una única mesa de reanimación, la cual es utilizada de modo sistemático para el cuidado de todos los recién nacidos.
En otros casos, se encuentran una junto a otra la mesa de puericultura normal para los cuidados habituales que se efectúan a todos los bebés y una mesa especial de reanimación utilizada tan sólo en los casos en que se necesite una verdadera reanimación.
Una vez seccionado el cordón, una parte queda unida al ombligo del niño y la otra a la placenta, que sigue todavía en el interior del útero.
A continuación, el niño es conducido de inmediato a la mesa de reanimación. Dicha mesa debe contar necesariamente con:
— un equipo de oxigenación apropiado para el recién nacido;
— un equipo de aspiración, a fin de poder aspirar el líquido y las mucosidades que pueda haber en su garganta y en la parte posterior de la misma;
— un equipo completo de reanimación neonatal.
A veces, todos estos equipos se agrupan en una única mesa de reanimación, la cual es utilizada de modo sistemático para el cuidado de todos los recién nacidos.
En otros casos, se encuentran una junto a otra la mesa de puericultura normal para los cuidados habituales que se efectúan a todos los bebés y una mesa especial de reanimación utilizada tan sólo en los casos en que se necesite una verdadera reanimación.