Al igual que en los-demás mamíferos, en la especie humana el maternaje comporta siempre una gran parte de contacto físico (caricias, besos, presencia física de la madre, etc.), pero asimismo una parte —más importante que para los mamíferos inferiores— de ternura, de afecto, de «presencia» sentimental.
El niño necesita sentir que su madre sigue allí, dispuesta a tranquilizarle o a calmar sus necesidades vitales fundamentales.
Por desgracia, es inútil engañarse, y es preciso hacerse a la idea de que esa necesidad fundamental ya no se corresponde con las posibilidades de la madre en nuestras sociedades modernas.
Esta ya no tiene materialmente la posibilidad de consagrarse por entero a su hijo durante meses como éste desearía. El ritmo y los imperativos de la vida moderna, así como el hecho de que a menudo la madre trabaja, crean un abismo infranqueable entre los requerimientos del hijo y las posibilidades de la madre.
Es preciso pues tratar de conciliar lo inconciliable, es decir las necesidades del niño y las posibilidades de la madre.
Dar el pecho es una condición importante en la relación entre madre e hijo
De todo lo que he expuesto se desprende la importancia de que la madre dé el pecho a su hijo. Se trata del medio más natural y eficaz de estrechar los lazos físicos entre la madre y su bebé.
Además, la leche materna constituye el mejor alimento posible para el recién nacido.
Como explicaré en el capítulo siguiente, debe darse el pecho durante dos meses como mínimo, lo que por otra parte corresponde en diversos países al período legal de reposo posnatal.
Más articulos informativos sobre maternidad e hijos:
amor madre hijo
frase de madre a hijo
poemas de hijo a madre
los hijos
maternidad