- Regularidad: deberías realizar los ejercicios dos veces al día, durante media hora, con preferencia al levantarte y al acostarte. Si te es imposible, hazlos por lo menos una vez, evitando siempre el momento de la digestión (tiene que transcurrir al menos una hora después de la ingestión de alimentos).
- Tranquilidad: elige con preferencia un momento en que sabes que no te van a molestar, ni los niños (si ya los tienes), ni el timbre del teléfono, ni siquiera el hombre de tu vida.
- Descanso: tómate siempre un momento de reposo, de descanso entre cada ejercicio. No pases nunca al ejercicio siguiente antes de que el ritmo de tu respiración vuelva a ser tranquilo y regular.
- Comodidad: ponte cómoda y adopta una ropa confortable. Los pies deben estar descalzos.
- Respiración: se inspira y se espira siempre por la nariz, profunda y lentamente. Se empieza por vaciar el aire de los pulmones y luego, mediante una profunda inspiración, se hincha primero el vientre, después los pulmones y, por último, la parte superior de la caja torácica. Se espira lentamente, tratando de frenar el aliento.
- Relajación: al final de cada sesión, se observa siempre un momento de relajación total. Echada boca arriba, con los brazos y las piernas ligeramente separados, las palmas vueltas hacia arriba, los ojos cerrados, pasa revista mentalmente a todas las partes del cuerpo e intenta hacerte lo más pesada posible, como si quisieras hundirte en el suelo.
- Desperezamiento: después de la relajación, se despereza una con gran fuerza, muy despacio y todos los miembros, como un gato, bostezando o lanzando un suspiro.
- Tranquilidad: elige con preferencia un momento en que sabes que no te van a molestar, ni los niños (si ya los tienes), ni el timbre del teléfono, ni siquiera el hombre de tu vida.
- Descanso: tómate siempre un momento de reposo, de descanso entre cada ejercicio. No pases nunca al ejercicio siguiente antes de que el ritmo de tu respiración vuelva a ser tranquilo y regular.
- Comodidad: ponte cómoda y adopta una ropa confortable. Los pies deben estar descalzos.
- Respiración: se inspira y se espira siempre por la nariz, profunda y lentamente. Se empieza por vaciar el aire de los pulmones y luego, mediante una profunda inspiración, se hincha primero el vientre, después los pulmones y, por último, la parte superior de la caja torácica. Se espira lentamente, tratando de frenar el aliento.
- Relajación: al final de cada sesión, se observa siempre un momento de relajación total. Echada boca arriba, con los brazos y las piernas ligeramente separados, las palmas vueltas hacia arriba, los ojos cerrados, pasa revista mentalmente a todas las partes del cuerpo e intenta hacerte lo más pesada posible, como si quisieras hundirte en el suelo.
- Desperezamiento: después de la relajación, se despereza una con gran fuerza, muy despacio y todos los miembros, como un gato, bostezando o lanzando un suspiro.