No comer menos de las cantidades indicadas.
No sirve de nada pasar hambre, ya que no se aguantará mucho tiempo. El régimen básico proporciona de 1000 a 1500 calorías diarias, según las cantidades y los alimentos elegidos. No bajes de esta ración diaria, pues te abrumaría muy pronto el cansancio y te obligaría a abandonar. La cuestión está en comer regularmente, sin saltarse ninguna comida y sin reducir las cantidades para adelgazar con mayor rapidez.
La naturaleza es muy astuta. Cuando se disminuye la ración diaria de calorías, las células grasas modifican su comportamiento, y nuestro organismo llega en un solo mes a reducir sus necesidades a la mitad. Entra automáticamente en estado de hibernación, es decir, para ejercer la misma actividad, el cuerpo consume mucho menos carburante y quema, en consecuencia, menos calorías.
Vemos con frecuencia a nuestro alrededor mujeres que se pasan la vida engordando y adelgazando, sin conseguir nunca estabilizar su peso.
La mayor parte de las veces se debe al hecho de que pasan del régimen más estricto —casi de hambre aguda—, seguido durante unas semanas (el tiempo de perder los kilos suplementarios), al abandono alimenticio más absoluto. De repente, ingieren todavía más grasas, más azúcar, salan más sus comidas y toman alimentos más ricos en calorías que antes.
El organismo, que no había necesitado más que un mes para frenar y reducir su consumo de calorías, tardará seis para aumentarlo de nuevo y volver al mismo nivel que antes de emprender el régimen. Es traidor.
Por lo tanto, no te molestes en reducir las cantidades indicadas en el régimen. No lo soportarías mucho tiempo y, al detenerte, recuperarías todavía más kilos de los que habías perdido.
No sirve de nada pasar hambre, ya que no se aguantará mucho tiempo. El régimen básico proporciona de 1000 a 1500 calorías diarias, según las cantidades y los alimentos elegidos. No bajes de esta ración diaria, pues te abrumaría muy pronto el cansancio y te obligaría a abandonar. La cuestión está en comer regularmente, sin saltarse ninguna comida y sin reducir las cantidades para adelgazar con mayor rapidez.
La naturaleza es muy astuta. Cuando se disminuye la ración diaria de calorías, las células grasas modifican su comportamiento, y nuestro organismo llega en un solo mes a reducir sus necesidades a la mitad. Entra automáticamente en estado de hibernación, es decir, para ejercer la misma actividad, el cuerpo consume mucho menos carburante y quema, en consecuencia, menos calorías.
Vemos con frecuencia a nuestro alrededor mujeres que se pasan la vida engordando y adelgazando, sin conseguir nunca estabilizar su peso.
La mayor parte de las veces se debe al hecho de que pasan del régimen más estricto —casi de hambre aguda—, seguido durante unas semanas (el tiempo de perder los kilos suplementarios), al abandono alimenticio más absoluto. De repente, ingieren todavía más grasas, más azúcar, salan más sus comidas y toman alimentos más ricos en calorías que antes.
El organismo, que no había necesitado más que un mes para frenar y reducir su consumo de calorías, tardará seis para aumentarlo de nuevo y volver al mismo nivel que antes de emprender el régimen. Es traidor.
Por lo tanto, no te molestes en reducir las cantidades indicadas en el régimen. No lo soportarías mucho tiempo y, al detenerte, recuperarías todavía más kilos de los que habías perdido.