En la actualidad, los establecimientos especializados disponen de una gran variedad de prendas para la futura madre, que resultan favorecedoras y bien adaptadas a todos tus problemas.
Las prendas deben ser confortables, prácticas, amplias, lo bastante cálidas o ligeras, según la estación. No deben constreñir el vientre, la parte alta de los muslos o la pantorrilla (cuidado con las varices).
Así pues, no utilices medias con ligas elásticas o bragas demasiado ceñidas a la cintura; usa leotardos (hay modelos especiales para mujeres encinta, muy bien estudiados).
Por supuesto, debes adaptar la ropa a la evolución del embarazo, y evitar las prendas «próximas al cuerpo» a partir del quinto mes. En ese momento, rechaza los suéteres ajustados, fajas, pantalones y las faldas ceñidas a la cintura, que subrayan y exageran tu vientre.
La faja de embarazo
Como la mayoría de los médicos, soy contrario al uso de la faja, vestigio de un pasado lejano en el que la mujer sufría su embarazo de modo pasivo. El mantenimiento del útero debe quedar asegurado por los músculos de la pared abdominal, que fortalecerás con 10 minutos de gimnasia por la mañana y otros 10 por la noche (ejercicios para los músculos abdominales).
La faja de embarazo no hace sino debilitar esos músculos; siguiendo el ejemplo clásico, tiene el mismo efecto sobre el vientre que el enyesado sobre la pierna: la atrofia de los músculos.
Así pues, nada de faja; debe ser reemplazada por la gimnasia cotidiana. No obstante, en ciertos casos la faja puede ser útil: cuando la pared abdominal esté demasiado distendida a causa de varios embarazos, la faja impedirá que el útero se descuelgue hacia delante; si el peso del útero es considerable, por contener gemelos o demasiado líquido amniótico, la faja será un buen auxiliar de la pared abdominal; asimismo, cuando una espalda demasiado arqueada —arqueamiento exagerado por el embarazo— proyecta el vientre demasiado hacia delante, tendiendo a exagerar la curva de la espalda, la faja restablece un mejor equilibrio mecánico entre el peso del útero y el arqueamiento de la columna vertebral.
Sin embargo, en todos estos casos hay que seguir el consejo del médico.
El sujetador de embarazo
Es indispensable. Hallarás numerosos modelos, adaptados a tu constitución, en las tiendas especializadas.
El calzado
Debe asegurar un apoyo estable, y evitar que la columna vertebral se combe en exceso. Usa los zapatos que tengas por costumbre, si bien no son recomendables los de tacones altos y finos, inestables y causantes de dolores inútiles, ni las suelas planas, que fatigan la bóveda plantar.
Las prendas deben ser confortables, prácticas, amplias, lo bastante cálidas o ligeras, según la estación. No deben constreñir el vientre, la parte alta de los muslos o la pantorrilla (cuidado con las varices).
Así pues, no utilices medias con ligas elásticas o bragas demasiado ceñidas a la cintura; usa leotardos (hay modelos especiales para mujeres encinta, muy bien estudiados).
Por supuesto, debes adaptar la ropa a la evolución del embarazo, y evitar las prendas «próximas al cuerpo» a partir del quinto mes. En ese momento, rechaza los suéteres ajustados, fajas, pantalones y las faldas ceñidas a la cintura, que subrayan y exageran tu vientre.
La faja de embarazo
Como la mayoría de los médicos, soy contrario al uso de la faja, vestigio de un pasado lejano en el que la mujer sufría su embarazo de modo pasivo. El mantenimiento del útero debe quedar asegurado por los músculos de la pared abdominal, que fortalecerás con 10 minutos de gimnasia por la mañana y otros 10 por la noche (ejercicios para los músculos abdominales).
La faja de embarazo no hace sino debilitar esos músculos; siguiendo el ejemplo clásico, tiene el mismo efecto sobre el vientre que el enyesado sobre la pierna: la atrofia de los músculos.
Así pues, nada de faja; debe ser reemplazada por la gimnasia cotidiana. No obstante, en ciertos casos la faja puede ser útil: cuando la pared abdominal esté demasiado distendida a causa de varios embarazos, la faja impedirá que el útero se descuelgue hacia delante; si el peso del útero es considerable, por contener gemelos o demasiado líquido amniótico, la faja será un buen auxiliar de la pared abdominal; asimismo, cuando una espalda demasiado arqueada —arqueamiento exagerado por el embarazo— proyecta el vientre demasiado hacia delante, tendiendo a exagerar la curva de la espalda, la faja restablece un mejor equilibrio mecánico entre el peso del útero y el arqueamiento de la columna vertebral.
Sin embargo, en todos estos casos hay que seguir el consejo del médico.
El sujetador de embarazo
Es indispensable. Hallarás numerosos modelos, adaptados a tu constitución, en las tiendas especializadas.
El calzado
Debe asegurar un apoyo estable, y evitar que la columna vertebral se combe en exceso. Usa los zapatos que tengas por costumbre, si bien no son recomendables los de tacones altos y finos, inestables y causantes de dolores inútiles, ni las suelas planas, que fatigan la bóveda plantar.