La lactancia natural
Veamos lo que piensa el profesor Henri Lestraclet, jefe de servicio en el hospital Hérold de París, considerado como uno de los mejores especialistas del mundo en nutrición del recién nacido:
«Cuando consideramos lo que ocurre en los mamíferos, así como en las tribus humanas primitivas, constatamos en primer lugar que el plazo entre el parto y la lactancia es siempre muy breve (unas decenas de minutos), y a continuación que la madre proporciona al recién nacido el alimento que ha elaborado antes que la leche: el calostro.
El dar el pecho de inmediato, además de ser psicológica y emocionalmente satisfactorio para la madre, presenta la gran ventaja de facilitar la subida de la leche. Las mujeres y los médicos de antaño sabían por instinto lo que desmuestran las experiencias más recientes: la rapidez con que la madre da el pecho, así como la frecuencia y duración de la mamada, influyen directamente sobre la cantidad de leche secretada.»
Me limitaré a añadir que la succión del pezón que realiza el recién nacido provoca la secreción de una hormona (la oxitocina) cuyo papel es aumentar el tono muscular del útero, con el fin de prevenir una posible hemorragia. Por el mismo mecanismo, ofrecer el pecho al recién nacido en los minutos que siguen al nacimiento favorece al parecer el desprendimiento de la placenta, es decir una expulsión fácil y sin problemas.
Y he aquí la opinión del doctor Spock, el más célebre pediatra del mundo:
«La sustitución de la mamada por el biberón priva al niño de un intenso contacto, y frustra al mismo tiempo a la madre en la necesaria unión sensual con su hijo.»
Veamos lo que piensa el profesor Henri Lestraclet, jefe de servicio en el hospital Hérold de París, considerado como uno de los mejores especialistas del mundo en nutrición del recién nacido:
«Cuando consideramos lo que ocurre en los mamíferos, así como en las tribus humanas primitivas, constatamos en primer lugar que el plazo entre el parto y la lactancia es siempre muy breve (unas decenas de minutos), y a continuación que la madre proporciona al recién nacido el alimento que ha elaborado antes que la leche: el calostro.
El dar el pecho de inmediato, además de ser psicológica y emocionalmente satisfactorio para la madre, presenta la gran ventaja de facilitar la subida de la leche. Las mujeres y los médicos de antaño sabían por instinto lo que desmuestran las experiencias más recientes: la rapidez con que la madre da el pecho, así como la frecuencia y duración de la mamada, influyen directamente sobre la cantidad de leche secretada.»
Me limitaré a añadir que la succión del pezón que realiza el recién nacido provoca la secreción de una hormona (la oxitocina) cuyo papel es aumentar el tono muscular del útero, con el fin de prevenir una posible hemorragia. Por el mismo mecanismo, ofrecer el pecho al recién nacido en los minutos que siguen al nacimiento favorece al parecer el desprendimiento de la placenta, es decir una expulsión fácil y sin problemas.
Y he aquí la opinión del doctor Spock, el más célebre pediatra del mundo:
«La sustitución de la mamada por el biberón priva al niño de un intenso contacto, y frustra al mismo tiempo a la madre en la necesaria unión sensual con su hijo.»
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