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viernes, 15 de julio de 2011

El Parto y el primer baño del bebé - Parte 2


El papel del baño de agua tibia consiste en crear una etapa confortable, tranquilizadora, agradable (puesto que recuerda el líquido amniótico del útero materno), en el curso de ese terrible y angustioso viaje que en pocos minutos conduce al niño, del cálido y dulce refugio del vientre materno, al ruido, la frialdad y la brutalidad del mundo de los humanos.

En su baño, el bebé se relaja, descubre que puede extender con facilidad los miembros, empieza a abrir los ojos... A menudo, he hecho la prueba de hablarle en voz baja y suave; no hay nada tan sorprendente como ver a un bebé de pocos minutos volver la cabeza hacia esa voz y mirar con sus grandes ojos abiertos a aquel que le habla con dulzura.

El respaldo de la cama de obstetricia habrá sido levantado para que la madre, semisentada, pueda ver a su bebé a pocos centímetros de ella. Extendiendo la mano, puede acariciarlo y tender el dedo a su hijo, quien se aferra de inmediato con su puñito cerrado. También el padre se encuentra allí, con el rostro pegado al de su esposa, a fin de ver mejor los primeros retozos de su hijo.

Aunque sólo fuera por eso, por esa comunicación extraordinaria escasos minutos después del nacimiento, Leboyer tenía sobrada razón para escribir su libro. Los padres que han vivido esos instantes inolvidables han declarado, unánimemente, que ese clima psicológico les parecía maravilloso. Las madres que en ocasiones anteriores han dado a luz según los métodos tradicionales conceden, casi sin excepción, su preferencia al método Leboyer.

Aun en el caso de que, en el curso de un parto con el método Leboyer, el niño no deje de gritar, tal como ocurre en el parto tradicional —lo que no resulta excepcional en absoluto—, estoy convencido de que el hecho de que no se haga desaparecer de inmediato al recién nacido entre bastidores, sino que se le deje vivir sus primeros minutos bajo la enternecida mirada de sus padres, marca profundamente a las parejas.

Al cabo de unos diez minutos, habrá que decidirse a arrancar al niño de su baño y a privarnos de su contemplación. Esto me ha resultado siempre difícil, y de buena gana me quedaría durante horas jugando con el niño en su bañera... Sin embargo, es preciso decidirse a sacarlo de ella a fin de confiarlo a la puericultora, quien le hará sufrir lo que yo denomino su «visita» de incorporación.

El arrancar al niño de ese paraíso líquido ocasiona de inmediato gritos desgarradores. Pero es necesario comprender que el paso brutal del interior del útero al mundo exterior se ha realizado así en varias etapas. El choque ha podido ser atenuado, y el niño se habituará progresivamente a su nueva vida. El baño representa un alto bien merecido en el transcurso de ese duro viaje de un universo a otro...

miércoles, 13 de julio de 2011

El Parto y el primer baño del bebé - Parte 1


En ese clima de tranquila serenidad, la madre podrá practicar el método del parto sin dolor en las mejores condiciones posibles, y no como ocurre en las salas de observación tradicionales, ruidosas y a menudo angustiosas.

Cuando el niño llega, el partero le ayudará a franquear con gran dulzura el último obstáculo, es decir el anillo vulvar. Una vez liberado el niño, el médico lo deposita sobre el vientre de la madre, donde suele lanzar uno o dos gritos al cabo de medio inmuto, aproximadamente. El hecho de que el cordón no sea corlado de inmediato, como ocurre en el parto tradicional, permite al niño pasar sin transición brusca de la no respiración (en el vientre de la madre) a la respiración aérea por medio de los pulmones y, por Otra parte, asegura un aporte permanente de sangre y de oxígeno a su cerebro.

Durante su permanencia sobre el vientre de la madre, se evitará que el niño se enfríe cubriéndolo con un tejido tibio, aunque, por supuesto, también le llega el calor de aquélla.

El cordón no se corta hasta varios minutos después del nacimiento, una vez que el niño se ha habituado a la respiración aérea.
Sobre el vientre de su madre, cada niño tiene un comportamiento diferente, que varía según su personalidad. De modo general, el niño cesa inmediatamente de gritar o de llorar, limitándose a lanzar pequeños gruñidos de vez en cuando, comienza a mover sus miembros y, a menudo, abre los ojos.

Depositado boca abajo, puede ponérsele en contacto con el seno materno; con frecuencia, el niño comienza entonces a mamar. Es interesante destacar que esta succión del pezón puede desencadenar en la madre una secreción hormonal que favorece la contracción del útero y el desprendimiento de la placenta.

Al cabo de unos minutos, el partero coge delicadamente al niño para darle el baño. En su libro, Leboyer aconsejaba que fuera el padre quien diera el baño a su hijo, pero después ha cambiado de opinión; en efecto, el padre, en general demasiado emocionado, demuestra una gran torpeza, torpeza que el niño percibe de inmediato, restándole confianza.

Es pues preferible que ese famoso baño, objeto de tantas burlas, sea dado por el propio tocólogo.

El instante en que, bajo los ojos maravillados (y con frecuencia bañados en lágrimas de emoción) de sus padres, el niño se relaja, testimonia su confianza y abre los ojos a su nuevo mundo constituye sin duda alguna el gran momento del método Leboyer.

martes, 12 de julio de 2011

Consejos de Belleza en Embarazadas


Como mencionamos arriba, después del primer mes la piel se vuelve más vulnerable a las irritaciones. En este momento, el uso de los productos habituales resultan ya insuficientes o poco tolerados por la piel, porque no alcanzan a nutrir convenientemente o a hidratar lo necesario o porque, de pronto, resultan levemente alergizantes. Es la ocasión justa para sustituirlos por otros más intensos, hipoalergénicos, para pieles más secas y sensibles.

Es bueno subrayar que la gestación no constituye una contraindicación para el uso de productos antiedad , que retardan el envejecimiento de la epidermis o la marcación profunda de las arrugas. Pero eso sí, se deben leer cuidadosamente prospectos y etiquetas para saber si hay alguna advertencia sobre la presencia de alguna molécula nociva, que atente contra la salud del bebé o la futura mamá.

Para estar segura de poder recuperar la línea sin dificultades después, es mejor no acumular kilos durante la gestación.

El aumento de peso progresivo en el curso de los 9 meses, debe acentuarse entre el 7° y el 9Q mes. Diversos estudios llevados a cabo en la Universidad de Módena, revelan que si se engorda demasiado en los primeros meses, cuesta más adelgazarlos después del parto, porque se deben a verdaderos depósitos adiposos, que no corresponden al proceso fisiológico del embarazo.

Sólo el peso que se acumula al término del 4Q mes en adelante es natural y fisiológico y se elimina totalmente después del parto, sin necesidad de someterse a dietas demasiado severas. En este período es importante controlar la calidad de la alimentación, para que tenga el aporte necesario de proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Respecto de la cantidad, no es cierto que se deba "comer por dos" , lo que si es verdad, es que se debe comer "dos veces mejor" .

Sobre la base de las últimas investigaciones realizadas, muchos dermatólogos sostienen que las tinturas llamadas permanentes (las que resisten repetidos lavados manteniéndose inalterables) no provocan, como se creía, malformaciones en el feto.

Pero es mejor renunciar a su uso durante el período de gestación, porque las sustancias que sostienen son absorbidas por el cuero cabelludo (si bien en mínima cantidad) y pueden afectar al chico a través de la placenta.

Si se quiere reavivar el color natural o esconder las primeras canas, se puede recurrir con toda tranquilidad a un champoo matizador o al henna o también a una tintura al agua, sin amoníaco; en la que si bien el color dura menos tiempo, las sustancias que contienen son absolutamente inocuas para la madre y el hijo.

lunes, 11 de julio de 2011

Fertilización Asistida - IDC


¿QUE ES LA FERTILIZACION ASISTIDA?

Se entiende por fertilización asistida a todas aquellas técnicas mediante las cuales los médicos tratan de aproximar los gametos masculinos y femeninos con el objetivo de incrementar las chances de embarazo. Existen varios métodos de reproducción inducida o asistida, que genéricamente se pueden clasificar en las dos siguientes grandes ramas.

Métodos de baja complejidad (inseminación artificial).

La mayoría de estas terapias constan de un paso previo y común -la hiperestimulación del ovarlo-, por la cual la mujer recibe un cóctel de hormonasque aumenta su producción ovárica más allá de lo habitual.

El día de la ovulación se le pide al esposo una muestra de semen, que posteriormente se procesa en ei laboratorio para recuperar los espermatozoides móviles. Estos métodos sencillos se dividen, a su vez, de acuerdo con el lugar donde son depositados los espermatozoides.

IDC (Inseminación cervical)
Consiste en colocar el semen, recién eyaculado, directamente en la vagina y en contacto con el moco cervical. Esta técnica se realiza sin anestesia en el consultorio a través de un CUP (dispositivo parecido a una copa) que va adosado al cuello del útero, en cuyo interior se encuentra el semen,'y que la mujer puede retirar cuatro o seis horas después de su colocación.

¿En qué casos se utiliza?
Cuando se manifiesta una esterilidad a causa de un inconveniente en la relación sexual propiamente dicha.

¿Qué probabilidades de éxito tiene? Se calcula que un 40 por ciento después de seis Intentos.

sábado, 9 de julio de 2011

Dificultades para obtener un Embarazo


No debe existir una circunstancia más frustrante para el ser humano, y en modo muy especial para la mujer, que la imposibilidad de concebir un hijo.

Según las estadísticas, aproximadamente entre un diez y un quince por ciento de las parejas presenta incapacidad para tener descendencia y un porcentaje todavía desconocido, aunque posiblemente mayor, logra engendrar menos hijos de los deseados. El proceso de gestación depende de la íntima interrelación entre los elementos celulares de ambos sexos.

Ignorar alguno de estos factores, en un intento de comprender el problema, implica consecuentemente restar importancia a mecanismos que, si bien no están totalmente dilucidados, constituyen las bases biológicas de la fecundación.

Así como en el pasado se consideraba a la mujer responsable del 100 por ciento de las causas que conducían a la esterilidad, hoy se piensa que en un tercio de los casos hay un factor femenino, en otro tercio un factor masculino y en el tercio restante, razones que son atribuibles a ambos miembros de la pareja.

Es fundamental tener en claro que la incapacidad de procrear es una enfermedad que involucra a la pareja, no sólo para poder programar el plan de estudios -que debe incluir tanto al hombre como a la mujer- sino para evitar que aparezcan sentimientos de responsabilidad o culpa solamente en alguno de los dos.

Se define como matrimonio estéril o infértil a aquel que, luego de un año de mantener relaciones sexuales en forma regular y sin utilizar métodos anticonceptivos, no ha logrado el embarazo.

jueves, 7 de julio de 2011

Alimentación y Belleza en el Embarazo


Como se puede apreciar, cuando una mujer está embarazada algún defecto estético tiende a aparecer; pero con todo lo expuesto en esta nota, no hay ninguno que no se pueda prevenir o atenuar. Y aunque algunas futuras madres no experimenten esa sensación, es verdad que se las ve más lindas que nunca.

De cómo ella viva esta circunstancia, dependerá en mucho lo que sienta desde el punto de vista emocional y psicológico. Si la próxima llegada del hijo representa para ella un evento feliz, se verá rejuvenecida en su aspecto general.

Si ese nacimiento le provoca inquietud y conflictos, todas las molestias físicas y estéticas aumentan. Cuando empiece a ver que su panza crece y sus pechos se vuelven más grandes y que se le hinchan los pies, puede alegrarse o sentirse descolocada ante los cambios inevitables que se están produciendo en su cuerpo.

En todos los casos será imprescindible que tenga en cuenta que no serán suficientes las cremas o tratamientos dermoestéticos, si no alcanza ella durante ese período, de todos modos maravilloso, una armonía interior que es la que embellece auténticamente.

Se aconseja para la buena alimentación de la madre y el bebé lo siguiente:

Privilegiar una alimentación equilibrada, sana, natural pero también sabrosa y no excesivamente reducida en calorías
Usar sal de cocina y condimentos con moderación

Evitar los caldos en cubos o concentrados y con conservantes Moderar el consumo de dulces Suspender el alcohol, moderar el café, eliminar el cigarrillo

Controlar con regularidad el peso Proteínas: Son indispensables para la construcción de los tejidos. Consumir diariamente leche y yogur (no más de 500 gramos) y al menos en una comida carne roja, o pollo, o pescado y alternativamente legumbres o cereales.

Grasas: Son necesarias en cantidad moderada para la absorción de las vitaminas liposolu-bles: A,.D, E, K. Deben preferirse las de origen vegetal a las de origen animal.

Carbohidratos: Están contenidos en los cereales, las legumbres, el azúcar en la verdura y en la fruta y representan junto con las grasas la fuente de la energía.

Vitaminas y minerales: Son particularmente ricas en ellas las hortalizas, las legumbres, las verduras y las frutas

martes, 5 de julio de 2011

El Parto en la actualidad


Los parteros «tradicionales» han criticado el baño diciendo que no servía para nada introducir al recién nacido en agua tibia, diez minutos o diez horas, puesto que, de todos modos, tarde o temprano tendría que abandonar ese medio líquido. Más adelante veremos que, una vez más, se cae en el error de confundir medio y objetivo: el baño no constituye un fin en sí mismo, sino un medio. Si hay que operar a un paciente, se le anestesiará. La anestesia no constituye un fin en sí mismo, sino el medio de evitar al paciente los dolores posoperatorios. Pero, gracias a la anestesia, el paso de «todavía no operado» a «ya operado» se realizará con el mínimo de sufrimiento posible. Más adelante explicaré que viene a ser este papel el que desempeña el baño en el método Leboyer.

Bien es verdad que el niño acabará por ser arrancado del clima de ternura que lo acoge durante los primeros minutos de su vida, para ser confrontado con la desagradable realidad de lo que he denominado su «visita de incorporación». Esta constatación plantea dos problemas: ¿es posible atenuar la transición a la realidad brutal de la vida del recién nacido?; ¿es deseable atenuar el rigor de dicha i ransición?

Sin duda alguna, será posible modificar el comportamiento del equipo médico (enfermera, puericultora, comadrona, pediatra) líente al recién nacido en las horas y días siguientes a su venida al mundo. Pero será preciso cambiar, no sólo las costumbres, los ges-los automáticos, sino en especial las mentalidades, el estado de animo, el modo de considerar al recién nacido en tanto que ser viviente en todos los aspectos, las relaciones entre los adultos y el recién nacido...'

Todo esto no se llevará a cabo en un solo día, y deberá además enfrentarse a tantas reticencias como conoció el PSD en,el curso de los últimos diez años y el método Leboyer en la actualidad. Desgraciadamente, cualquier cambio de actitud mental se enfrenta, en la mayoría de los médicos, a un muro de oposición e inmovilismo.

Por otra parte, resulta verosímil pensar que las jóvenes generaciones médicas se mostrarán más abiertas ante las nuevas actitudes mentales que sus mayores; al menos cabe esperarlo así. En cualquier caso, pienso que no hay que pretender cambiarlo todo de un brochazo, y que es preciso dirigir nuestros esfuerzos hacia el logro de un nuevo clima psicoafectivo en el mismo momento del nacimiento. Este nuevo estado de ánimo comienza a ser comprendido por un cierto número de tocólogos, número que sin duda irá aumentando progresivamente, aunque sólo sea bajo la presión de la opinión pública. La siguiente etapa consistirá en convencer a los pediatras para que adopten una actitud nueva respecto a los lactantes.

Muchos médicos y psicólogos tradicionales han interpretado mal el resultado de ciertas experiencias. En efecto, se ha demostrado que el estrés o las agresiones podían ocasionar cierta superioridad en el desarrollo psíquico de un grupo de ratas, en relación con un grupo criado en un entorno tranquilo y protegido. Sin embargo, no hay que olvidar que un resultado idéntico o incluso mejor puede ser obtenido mediante estimulaciones sensoriales no traumáticas.

Confundir estrés con estimulación constituye una aberración mental. Si bien en la actualidad está indiscutiblemente probado que las estimulaciones intelectuales y sensoriales en el curso de las primeras semanas y los primeros meses de vida son indispensables para un mejor desarrollo, resulta evidente que esas estimulaciones pueden ser de muy diversos tipos; vale más una estimulación violenta que ninguna estimulación en absoluto, pero me parece obvio que una estimulación inteligente y no traumática será siempre superior a otra brutal y agresiva.

Ante un televisor que se apaga bruscamente, existen tres actitudes posibles: no hacer nada, darle un buen puñetazo o llevarlo al taller de reparaciones. La primera solución no resolverá nada; la segunda puede resultar más eficaz que la primera, pero es sin duda la tercera solución, la solución del razonamiento y la inteligencia, la que me parece más lógica.

Ello no ha impedido al célebre profesor V... declarar con soberbia ante doscientas personas, con ocasión del Congreso Ginecológico de Lyon, en 1976, que: «... la intensa luz del dispositivo de alumbrado sin sombra en los ojos del niño que acaba de nacer es muy beneficiosa para el desarrollo de su visión, puesto que hoy día sabemos que la estimulación sensorial es necesaria para el desarrollo del órgano sensorial en sí mismo».

Esta pasmosa frase, destinada a echar por tierra mi alegato en defensa del nacimiento sin violencia, desencadenó los aplausos de todos los asistentes... Una muestra de hasta dónde puede llegar la estupidez cuando viene guiada por el conservadurismo, los prejuicios, la ignorancia o la admiración beatífica y pasiva de los ídolos sagrados...

domingo, 3 de julio de 2011

La Fecundación


El aparato genital femenino está constituido por los ovarios, que generan las células germinales (ovocitos); las trompas de Falopío, donde sé produce la fecundación; el útero, donde se implanta el embrión para su crecimiento; y la vagina, el sitio donde se lleva a cabo la cópula.

El ciclo femenino empieza con la menstruación, que es la caída del endometrio (cubierta interna del útero), y posteriormente comienzan a crecer los folículos en el ovario, en el interior de los cuales hay un ovocito madurando. Cuando éste alcanza el desarrollo, alrededor del día 14 del ciclo, tiene lugar la ovulación, es decir la salida del ovocito del ovario, que en los siguientes catorce días fabricará hormonas para preparar el endometrio por si se llega al embarazo.

En el caso de que no lo hubiera, la producción hormonal baja y el endometrio, por falta de mantenimiento, vuelve a caer, produciendo consecuentemente una nueva menstruación. Vale aclarar que el ovocito está cubierto por una estructura no celular que se llama membrana pelúcida y por un grupo de células denominadas "del cumulus".

En una relación sexual el semen es depositado en el fondo de la vagina. Aquí los espermatozoides se separan del plasma seminal y migran hasta el cuello uterino si tuviese las condiciones adecuadas, ya que eso sólo ocurre en los días próximos a la ovulación. Luego los espermatozoides ascienden por el tracto genital femenino hasta encontrarse, en el tercio externo de la trompa de Falopio, con los ovocitos.

La mayoría de los espermatozoides libera enzimas que permiten disociar las células del cumulus, que luego se unirán a la membrana pelúcida, y uno la penetrará para tomar contacto con el ovocito y activarlo. De ese espermatozoide se constituye el llamado pronúcleo masculino, que tiene 23 cromosomas, mientras que el ovocito aportará el pronúcleo femenino, que posee la misma cantidad. La unión de ambos cromosomas permite la formación de una célula de 46 cromosomas, característica de la especie humana. Luego ese embrión crece en número de células por sucesivas divisiones, viaja por el aparato genital femenino y tres o cuatro días después de la fecundación ingresa al útero, donde se implanta en el endometrio al séptimo día posterior a la fecundación.

Sin embargo, como dijimos en un principio, existe un gran número de parejas que no pueden materializar el embarazo por diferentes factores. Estos son las más importantes: -Factor espermático: la calidad y la cantidad de semen puede ser deficiente en cantidad, movilidad y forma de los espermatozoides. -Factor ovulatorio: hay fallas en la ovulación por diferentes motivos.

-Factor útero-tubo-peritoneal:
tanto el útero y las trompas de Falopio, como la cavidad pelviana, deben preservar sus condiciones anatómicas y funcionales para permitir el embarazo.

-Factor espermomigración-fertilización: Las fallas en este punto pueden deberse a un mal estado del espermatozoide (factor masculino) o a fallas en el moco cervical (factor femenino). Habitualmente se efectúa el test postcoital, que consiste en el análisis del moco cervical en fecha ovulatoria -luego de varias horas de una relación sexual- para buscar número y calidad de espermatozoides.

-Factor psicológico: los órganos reproductivos reciben influencias del sistema nervioso central. En este caso, una vez que se haya descartado cualquier otra causa, el tratamiento debería ser mo-nitoreado por un psicólogo.

-Factor genético: los matrimonios con esterilidad deberían realizarse estudios cromosómicos para descartar esta posibilidad. Si bien no hay una terapéutica que pueda revertir sus características genéticas, es muy útil para el pronóstico y el enfoque del tratamiento. Cuando no se consiguió diagnosticar la causa, la problemática es catalogada como ESCA (Esterilidad Sin Causa Aparente). En estos casos, así como cuando fracasaron los tratamientos convencionales, se debe recurrir de manera indefectible a las técnicas de fertilización asistida para poder lograr el embarazo.

sábado, 2 de julio de 2011

Método Leboyer - ¿peligroso para el niño?


El método Leboyer ¿puede ser peligroso para el niño?

No todas las críticas surgidas en el cuerpo médico contra las teorías de Leboyer eran producto del conformismo y la rutina; algunas se debían a la loable preocupación de no comprometer el bagaje científico de la obstetricia moderna, así como los gestos codificados que constituyen la base de la práctica obstétrica.

Es así como han creído poder predecir que el hecho de depositar al niño sobre el vientre de la madre, o de bañarlo, aumentaría el riesgo de infección. Ya ha surgido la gran palabra: infección, microbios. Debido a que la victoria sobre la infección es la única gran victoria obtenida por la medicina desde hace un siglo (las demás se deben a los progresos de la higiene, la nutrición y la técnica anestésica), y a que los antibióticos se cuentan entre los pocos medicamentos verdaderamente eficaces (lo que explica el abuso de su utilización, haya motivo o no), los médicos ven la infección por todas partes. Olvidan que, si bien los microbios se encuentran en efecto por todas partes, en las manos, en la boca, «microbio» no significa forzosamente infección; para ello es preciso que exista cierta fragilidad o debilidad del sujeto, así como otras condiciones especiales.

Volviendo al tema del recién nacido y el parto, ¿no resultan ridículos esos parteros «con casco, botas, máscara y guantes», si se piensa en los millones de microbios que pululan en la vagina y en la región perineo-anal de la madre, que es precisamente por donde sale el niño? Además, éste será depositado minutos más tarde en su cuna, que no es estéril. Entonces, ¿cómo es posible temer, seriamente, que la madre que acaricia a su hijo, depositado sobre su vientre, corre el riesgo de infectarlo?

Lo que defiende y protege al niño, mucho mejor que cualquier antibiótico, son las armas inmunizadoras transmitidas por la sangre y la leche maternas (de ahí la importancia de dar el pecho), por el líquido amniótico y por esa sustancia cremosa, el vernix caseosa, que recubre al recién nacido. Esa sustancia, que protege y nutre la piel del bebé, es muy grasa y no hay peligro de que desaparezca con el baño pues, obviamente, no se trata de fregar al niño.

Me parece evidente que tales temores sólo pueden aparecer en la mente de los médicos que no conocen bien el método Leboyer ni sus límites y que, en cualquier caso, no han probado dicho método.

Por mi parte, me apliqué a la tarea de tranquilizar a mis colegas efectuando las primeras comunicaciones científicas sobre el método Leboyer (en la Société de Gynécologie, en París, en abril de 1976, y en el Congreso de la Federación de Sociedades de Ginecología, en Lyon, en mayo de 1976) y publicando el primer artículo científico sobre dicho tema (Revue Frangaise de Gynécologie, abril de 1976).

Habiendo sido el más encarnizado adversario de Leboyer cuando apareció su libro, me pareció normal, a renglón seguido, convertirme en su defensor más eficaz en el mundo médico (el éxito logrado por su libro demuestra, sin embargo, que no necesita ayuda alguna). Al menos, mi toma de posición ha tenido cierto efecto, pues creo ser considerado como un garante de la obstetricia moderna, ya que soy autor de los principales manuales sobre esta I iencia para el uso de médicos, comadronas y enfermeras.

Sin entrar en detalles (carentes de interés para el gran público) sobre mis comunicaciones y artículos científicos, diría que las observaciones médicas que realicé sobre más de un centenar de partos según el método Leboyer permiten asegurar que dicho método no |)icsenta ningún peligro para el niño, con la única condición, subrayada por Leboyer, de que se aplique solamente en el parto normal, con un recién nacido normal. Idénticas aseveraciones tranquilizado-las aporta el doctor Odent, de la maternidad de Pithiviers, con varios miles de partos Leboyer en su haber. En su clínica modelo, donde todo se halla dominado por la preocupación de humanizar el nacimiento, las cifras de mortalidad perinatal pasaron del veintinueve por mil en 1962 al diez por mil en 1976, netamente inferior a la tasa media en Francia, que es actualmente del veinte por mil.

Creo que sólo me resta reproducir a continuación las conclusiones de mi artículo aparecido en la Revue Francaise de Gynécologie: «Este método cambia profundamente el clima psicológico del parto y, por lo tanto, marca una etapa importante en la historia de la obstetricia, tan importante como la que supuso la introducción del parto sin dolor, el cual, a su vez, en un principio no había suscitado sino desinterés, escepticismo o críticas sistemáticas.

»Este método no presenta ningún peligro para el niño, siempre que sólo se aplique en el parto eutócico.-1 Su aplicación cambia el comportamiento del recién nacido de un modo sorprendente; estrecha los lazos entre madre e hijo y permite al padre compartir el gozo del nacimiento; por último, crea un nuevo clima afectivo y tranquilizador al que no se está acostumbrado en una sala de partos, que cada vez se vuelca más a la frialdad inhumana de la electrónica».

viernes, 1 de julio de 2011

Celulitis en el Embarazo


En el transcurso del embarazo puede producirse un acentuamiento de la celulitis; sobre todo en las mujeres propensas a ella o en las que ya significa un auténtico problema. El grado de intensificación depende del cambio del estado hormonal, que hace más lento el drenaje linfático y favorece la retención hídrica.

Lo más efectivo y seguro es seguir una dieta hiposódica (pobre en sal), para evitar que se manifiesten con más virulencia estas indeseadas adiposidades.

Tomar mucho líquido, por lo menos dos litros de agua diarios y no descuidar una sobria actividad física, son otros consejos a tener en cuenta. El movimiento beneficia la circulación sanguínea y ayuda a eliminar todo resto de líquido. Una gimnasia también es útil para prevenir la hinchazón y la pesadez de las piernas y no permitir la aparición o acentuación de microvárices.

Lo ideal es caminar 30 minutos todos los días, a paso vivo y metódicamente. No se aconseja durante estos 9 meses una actividad física fuerte para no correr riesgos de golpes o agotamientos. En este período conviene desechar rotundamente la práctica de la equitación, la bicicleta o el esquí.

Se recomienda la natación por ser un ejercicio completo y relajante, que se puede practicar hasta el noveno mes de embarazo sin ningún problema, porque en el agua desaparece la percepción del peso de la panza. Puede ser beneficioso, también, hacer ejercicios de yoga.